La economista recibe un premio en el Vaticano por su libro 'Aquino y el mercado' Mary L. Hirschfeld: "La riqueza es buena, pero es un bien instrumental"

La economista Mary L. Hirschfeld
La economista Mary L. Hirschfeld

El Cardenal Marx, presidente del jurado, le entrega el galardón de la Fundación Centesimus Annus - Pro Pontifice

La académica piensa que muchos de los problemas del mundo moderno "tienen una de sus raíces en el hecho de que las personas tienen una relación patológica con el dinero", explica el purpurado alemán

En el Palacio de la Cancillería tuvo lugar la ceremonia de Presentación del ganador del Premio Internacional "Economía y Sociedad" 2019. El Cardenal Marx, presidente del jurado, presentó a la galardonada de esta cuarta edición, Dra. Mary Hirschfeld.

Cardenal Marx: "Incluso en los llamados países ricos, mucha gente no es feliz"

El Cardenal Marx durante la ceremonia de presentación del ganador afirmó: “Entre los más de 45 trabajos presentados de 12 países y 3 continentes, tengo el placer especial de anunciar que esta vez el jurado ha elegido un texto en inglés como ganador del prestigioso Premio Internacional: Mary Lee Hirschfeld, “Aquino y el mercado. Hacia una economía humana”, publicado por Cambridge, Harvard University Press 2018.

Para el Cardenal, el “libro constituye un verdadero diálogo entre Teología y Economía” en el que “la visión de Santo Tomás de Aquino ayuda a comprender que la Doctrina Social de la Iglesia no comienza realmente con León XIII, sino que se nutre de raíces que se remontan mucho más atrás en la tradición cristiana”.

"Relación patológica con el dinero"

El Cardenal Marx consideró que el punto de partida del libro es: “la observación de que hoy, incluso en los llamados países ricos, mucha gente no es feliz; muchos viven con miedo o desesperación y no se regocijan realmente en su vida. Hirschfeld piensa que muchos de estos problemas difusos tienen una de sus raíces en el hecho de que las personas tienen una relación patológica con el dinero. A menudo aceptamos de manera acrítica el poder que el dinero tiene sobre nosotros mismos y sobre nuestra sociedad. Nos arriesgamos a considerar el dinero no como una herramienta para nuestros fines, sino que dejamos que el dinero gobierne nuestra vida”.

Hirschfeld recomienda el estudio de Santo Tomás de Aquino como punto de partida favorable para el diálogo entre Teología y Economía. “En ese diálogo, la importancia dada al tema de la felicidad dentro de la doctrina de la moral de Tomás, ofrece un punto de partida común tanto para la Teología como para la Economía, desde el cual sin embargo la Teología es capaz de corregir una cierta unilateralidad en la posición económica. La felicidad consiste en una relación real con el infinito, por lo que no puede ser alcanzada a través de una acumulación indiscriminada de bienes finitos”.

El dinero, "abstracción cuantitativa que no respeta las distinciones cualitativas"

Marx puso en evidencia cuáles son las intuiciones centrales de una antropología tomista para Hirschfeld: subrayó que “la vida del hombre tiene un significado preciso. El sentido de la vida humana no puede consistir en buscar una serie infinita de fines diferentes; el hombre necesita tener un fin último claramente definido y capaz de conferir unidad a su vida”.  Constató que la posición económica clásica “hace imposible una verdadera unidad de vida”.

Insistió: “Para Tomás, la idea de que la vida tiene un sentido objetivo se basa en su convicción de que fue creada por Dios, y no es fruto del caos. En la época actual esta concepción ya no es universalmente compartida, es decir, sigue siendo la visión que propone la fe cristiana”. Hirschfeld argumenta que “La tendencia del economista a optimizar a menudo trae consigo una uniformidad que destruye la belleza de la diversidad. "En el campo de la economía, lo hace más notablemente invitándonos a ver los bienes principalmente en términos de sus precios más que en términos de lo que realmente son en sí mismos" (116).

El riesgo de mirar solo los precios

El Card. Marx en su discurso afirmó: “La tendencia de la economía a valorar cada producto sólo por su precio "objetivo", corre el riesgo, sin embargo, de sustituir el mirar a las personas y al producto concreto. El principal riesgo del uso del dinero en la vida económica consiste, por tanto, en el hecho de que se trata de una abstracción cuantitativa que no respeta las distinciones cualitativas”. Y citando el texto continuó: Hirschfeld escribe: "En lugar de pensar principalmente en términos de bienes y servicios reales que se producen, las actividades humanas reales involucradas en la producción y la extensa red de relaciones humanas que la economía comprende, empezamos a pensar en términos de las medidas monetarias de las actividades económicas como si tuvieran una realidad independiente" (155).

El Cardenal finalizó su mensaje afirmando: “Creo que la lectura de este libro puede ayudarnos a nosotros, que vivimos en una sociedad donde el dinero parece gobernar todas las cosas, a plantear ciertas preguntas sobre el sentido de nuestra vida y nuestra propia relación con los bienes de este mundo. Encontrar la respuesta justa a estas preguntas es una de las condiciones para una vida verdaderamente humana. Por lo tanto, felicito a Mary Hirschfeld por su esfuerzo espiritual e intelectual”.

Mary L. Hirschfeld: Una economía humana

En su discurso, la profesora Mary Hirschfeld planteó cuál fue el punto de partida de su experiencia personal plasmada en su obra: “Aprendí a ver por primera vez la maravilla del bien de la gente en mi vida. Aprendí a ver por primera vez la importancia de la comunidad. Aprendí a ver por primera vez la bondad de convertirme en una mejor versión de mí mismo cultivando las virtudes, algo que no podría haber hecho sin la gracia de Dios. Este, creo, es el regalo del converso”.

“La concepción de Aquino, afirmó la autora, de los incentivos y su comprensión de la propiedad privada terminan siendo radicalmente diferentes de las de los economistas, precisamente porque Aquino está pensando en la felicidad en la forma en que lo he discutido anteriormente, como algo que se encuentra en los bienes superiores de Dios, la familia, la comunidad y la virtud.  En un mundo así, la riqueza es buena, pero es un bien instrumental. Esa fue la raíz de la visión de una economía humana que expuse en mi libro”.

Y continuó: “Mi libro está destinado a ambos mundos - está destinado a mostrar al mundo secular que sus hábitos de pensamiento sobre la relación entre la riqueza y la felicidad no es la única manera posible de pensar en ello. Y pretende alertar a la Iglesia de las dificultades de compartir su sabiduría con un mundo que no comparte su lenguaje”.

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