"Están hambrientos. La gente está sufriendo mucho", se aflige el prelado Monseñor Antoine Audo: "Alepo se enfrenta ahora al 'bombardeo' de la pobreza"

Niña siria en un campo de desplazados
Niña siria en un campo de desplazados

El obispo católico caldeo de Alepo, Antoine Audo, afirma que once años de guerra y sanciones económicas han empobrecido la ciudad siria

"Los ricos abandonaron el país o se convirtieron en clase media, la clase media se convirtió en pobre y los pobres en indigentes", apunta

"En la actualidad, el 80% de los habitantes de la ciudad viven por debajo del umbral de la pobreza. En Alepo, el salario medio equivale actualmente a 50 dólares al mes. La gente está hambrienta"

En medio del sufrimiento, la presencia cristiana en Siria sigue disminuyendo, debido a la emigración. "En Alepo éramos 150.000. Ahora sólo somos 30.000", señala

 

Alepo, asediada y destruida en la guerra de Siria, está ahora en calma, pero 11 años de guerra y las sanciones económicas que la acompañan han dejado la ciudad empobrecida.

"No tenemos violencia directa, grupos armados o bombardeos sobre la ciudad o en sus alrededores desde finales de 2017", dijo el obispo católico caldeo de Alepo, Antoine Audo, durante una visita al Líbano. "Ahora el problema es el bombardeo de la pobreza".

"Debido al embargo de Siria, tenemos muchas dificultades. No hay trabajo. No tenemos combustible"

"Debido al embargo de Siria, tenemos muchas dificultades. No hay trabajo. No tenemos combustible", dijo.

En la actualidad, el 80% de los habitantes de la ciudad viven por debajo del umbral de la pobreza, dijo el obispo Audo.

"Los ricos abandonaron el país o se convirtieron en clase media, la clase media se convirtió en pobre y los pobres en indigentes"

"Los ricos abandonaron el país o se convirtieron en clase media, la clase media se convirtió en pobre y los pobres en indigentes", dijo el obispo Audo. "Es una situación muy, muy difícil".

Señaló que "todos" los acomodados, especialmente los cristianos, que poseían fábricas, industrias y eran fuertes en el comercio -y por tanto eran grandes empleadores- han abandonado Siria.

Monseñor Antoine Audo

Cómo compar, cómo pagar

En Alepo, el salario medio equivale actualmente a 50 dólares al mes.

"Todos los días me encuentro con personas que comparten conmigo sus dificultades: cómo comprar comida, cómo pagar las matrículas, cómo pagar la atención médica", dijo el obispo.

"Todas las mañanas salgo a caminar. Hablo con la gente. Comen pan (de pita) sin nada. Sólo pan", explicó.

Algunos son capaces de añadir tomates picados en su pan y un chorrito de aceite, "si tienen aceite", dijo. La carne y el queso se consideran ahora lujos, fuera de su alcance.

"Están hambrientos"

"Están hambrientos", dijo el obispo Audo. "La gente está sufriendo mucho".

Debido a la escasez de combustible, el gobierno sólo suministra electricidad seis horas al día. Los que pueden permitirse complementar con un generador privado pueden aumentar la energía eléctrica durante otras seis horas, "pero es muy caro", dijo el obispo Audo.

Hambre y pobreza

En medio del sufrimiento, la presencia cristiana en Siria sigue disminuyendo, debido a la emigración. Cuando los jóvenes se gradúan en la universidad, abandonan Siria porque no ven ningún futuro en el país, dijo el obispo.

El obispo Audo, originario de Alepo, dijo que, antes de la guerra, había aproximadamente 1,5 millones de cristianos en Siria; ahora, estima que su número es de 500.000. "En Alepo éramos 150.000. Ahora sólo somos 30.000".

El obispo reconoció que la Iglesia no puede obligar a la gente a quedarse, pero "como obispos y sacerdotes, hacemos todo lo que podemos para ayudar a los cristianos a quedarse." Esa ayuda incluye proporcionar apoyo médico, educación y cestas de alimentos, así como asistir a los ancianos.

"Ayuda a la Iglesia Necesitada, Cáritas y el Servicio Jesuita a Refugiados están haciendo mucho"

"Ayuda a la Iglesia Necesitada, Cáritas y el Servicio Jesuita a Refugiados están haciendo mucho", dijo. Monseñor Audo fue presidente de Cáritas Siria hasta 2017.

Este verano, para aliviar el sufrimiento de los cristianos, los líderes de la iglesia organizaron campamentos de una semana para grupos de jóvenes y familias de la parroquia en la aldea de montaña de Btar. Cuando concluyan los campamentos, habrán asistido 3.000 personas, con transporte y alojamiento proporcionados por Ayuda a la Iglesia Necesitada, una agencia pontificia. Desde Alepo, es un viaje de cinco horas en autobús, y desde las zonas cercanas a Qamishli, en el noreste, un viaje de medio día.

Estas actividades son importantes para levantar la moral de los cristianos y proporcionarles alimento espiritual, dijo el obispo.

La presencia de los cristianos en Siria y Oriente Medio es muy importante para la iglesia universal, dijo el obispo Audo, y añadió que la gente se "sorprende de que los cristianos de Occidente no se preocupen por este asunto".

"Muchos musulmanes nos dicen: 'No os vayáis, porque sin la presencia de los cristianos en Siria, Siria no es nada'", dijo el obispo.

"Mi esperanza es que, aunque seamos pocos como cristianos, tenemos que perseverar, ser activos y dar sentido a nuestra fe y dar testimonio. No tenemos que temer y no tenemos que escapar. Debemos tener una visión y una convicción, que tenemos por nuestra fe, por nuestra historia", dijo.

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