En Doha y Washington se multiplican los esfuerzos por la paz en el país africano Monseñor Muteba: "La paz en RD Congo deben realizarla los propios congoleños"
Mientras en Doha y Washington se multiplican los esfuerzos por la paz en el país africano, el presidente de la Conferencia Episcopal lanza una advertencia: "Se puede ir a Washington, a Doha, a París, pero creo las verdaderas cuestiones se juegan sobre el terreno"
Desde 1996 hasta hoy, han causado entre 4 y 6 millones de muertos, haciendo del conflicto en la República Democrática del Congo uno de los más sangrientos desde la Segunda Guerra Mundial
Nonseñor Muteba ha invitado al presidente de la República a promover las acciones previstas en la hoja de ruta de los responsables de las confesiones religiosas
Nonseñor Muteba ha invitado al presidente de la República a promover las acciones previstas en la hoja de ruta de los responsables de las confesiones religiosas
| Jean-Paul Kamba y Guglielmo Gallone
Una hoja de ruta compartida con otras confesiones
Por eso, cuenta monseñor Muteba en una entrevista con los medios vaticanos, junto con los pastores de la Iglesia de Cristo, la Cenco ha llevado a cabo una serie de consultas y encuentros que han conducido a la elaboración de una hoja de ruta compartida. “Recorremos diversas ciudades para encontrarnos con nuestros compatriotas que se hallan en el exilio y no pueden regresar a su país, nos reunimos con socios, dialogamos también con quienes están en el poder”, relata el arzobispo. Aclara que se trata de un proceso que no puede clasificarse como una iniciativa política, sino que responde a un deber pastoral y sinodal según el cual “la Iglesia siempre se compromete a buscar el diálogo con todos, sin exclusiones”.
Los esfuerzos por la paz en la RD del Congo
Y lo hace especialmente ahora, mientras las iniciativas internacionales por la paz se aceleran en un país marcado por una serie de guerras y rebeliones que, desde 1996 hasta hoy, han causado —según las estimaciones de agencias humanitarias y de la ONU— entre 4 y 6 millones de muertos, haciendo del conflicto en la República Democrática del Congo uno de los más sangrientos desde la Segunda Guerra Mundial.
Precisamente en estas horas, el presidente Félix Tshisekedi ha llegado a Doha, donde esta semana deberían reanudarse las conversaciones de paz con el grupo armado M23, activo en las provincias de Kivu del Norte y Kivu del Sur y responsable de nuevos desplazamientos que han llevado el número total de desplazados internos a más de 7 millones de personas, uno de los más altos del mundo. Tshisekedi explicó que el proceso negociador prevé dos mesas, una en Doha y otra en Washington, y que, una vez concluidas ambas, Estados Unidos convocará “al presidente ruandés y a mí” para un encuentro final con el presidente estadounidense, Donald Trump, con el objetivo de firmar los acuerdos.
"Pero los verdaderos desafíos se juegan sobre el terreno"
Aunque anima las iniciativas diplomáticas en curso, el arzobispo de Lubumbashi recuerda que las verdaderas cuestiones para el advenimiento de la paz en el Congo se juegan sobre el terreno: “Son los propios congoleños quienes deben sentarse alrededor de una mesa, con sinceridad y verdad, para construir una paz duradera”. Y precisamente en ese sentido, añade monseñor Muteba, “da la impresión de que esta paz tarda en llegar. Lo que lamento más que nada es la pérdida de tiempo y de vidas humanas, vidas que podríamos haber evitado perder si se nos hubiera escuchado. Es cierto, se puede ir a Washington, a Doha, a París, pero creo que las verdaderas cuestiones se juegan sobre el terreno”.
A pesar de que sobre el terreno cuesta encontrar nuevos horizontes, monseñor Muteba rechaza de entrada el desaliento: “La esperanza forma parte de nuestro ser cristianos. Aún no es demasiado tarde para tomar una buena decisión y hacer realidad esta paz. Y no queremos una paz efímera, sino una paz verdaderamente duradera, que no signifique solo ausencia de guerra, sino cohesión nacional, complementariedad en los esfuerzos necesarios para construir una sociedad donde se respeten los valores humanos y donde el desarrollo se convierta en realidad”.
Sinodalidad: formación y responsabilidad para una Iglesia transparente
En este sentido, monseñor Muteba también ha invitado al presidente de la República a promover las acciones previstas en la hoja de ruta de los responsables de las confesiones religiosas. Además, exhorta a mirar dentro de la Iglesia congoleña y, por tanto, al modo en que ella transmite su mensaje de paz. Los desafíos son muchos y, ante todo, especifica, “está el de la formación. Es muy importante, porque la Iglesia no es una institución cualquiera. Hay que conocer la Iglesia, su historia, sus leyes. De lo contrario, frente a la apertura que ofrece la sinodalidad, sin conocer cómo funciona la Iglesia, se corre el riesgo de presenciar formas de anarquía, algo que hoy no podemos permitirnos”.
El arzobispo congoleño insiste también en la transparencia y la responsabilidad como valores evangélicos, porque “el sínodo nos dice que la transparencia y la rendición de cuentas no son opcionales: son deberes pastorales. Esto no debe percibirse como una carga, sino como un modo de reforzar la confianza de quienes nos apoyan y de continuar la obra de Dios. Espero que nuestros agentes pastorales integren esta nueva cultura, para poder recoger sus frutos”.
Así podrá nacer la paz no solo en las capitales, donde se firman los acuerdos, sino en los lugares donde la paz debe vivirse: en las parroquias, en las comunidades, en la vida cotidiana, donde se aprende a ser responsables unos de otros.
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