Ordenar sacerdotes casados, "un camino posible y sin duda deseable", según Pascal Wintzer Arzobispo de Poitiers: "El celibato priva a la Iglesia de excelentes sacerdotes y pastores"

Pascal Wintzer, con Francisco
Pascal Wintzer, con Francisco

El pastor francés, defendiendo su opción celibataria, considera sin embargo que ordenar hoy día sacerdotes casados "es un camino posible y sin duda deseable"

"No cuestiona al clero célibe y no debe llevar a los sacerdotes de hoy a 'casarse', ya que cada uno está llamado a la fidelidad a las elecciones realizadas", señala el arzobispo

"He conocido a varios jóvenes que querían ser sacerdotes, pero no se veían en una vida sin esposa e hijos. Estoy convencido de que habrían sido excelentes sacerdotes, pero malos célibes. La regla del celibato priva a la Iglesia católica de algunos excelentes sacerdotes y excelentes pastores".

Es la reflexión que vertebra la nueva carta pastoral del arzobispo de Poitiers (Francia) titulada "Elige y decide", en donde Pascal Wintzer, miembro del Consejo Permanente de la Conferencia Episcopal gala, aborda el ejercicio del ministerio sacerdotal en la actualidad y desde dos perspectivas: "célibe por elección" y "autoritario por obligación".

"No cuestiona al clero célibe"

"Ya me he expresado sobre la posibilidad de que la Iglesia latina ordene sacerdotes también a hombres casados -señala en su carta el arzobispo-. La posibilidad no sería, en sí misma, una solución a la escasez de sacerdotes, cuyo número se juzga bajo en Europa, ni una garantía contra posibles desviaciones, especialmente sexuales. Sin embargo, he escrito las razones por las que considero que ese camino es posible y sin duda deseable. No cuestiona al clero célibe y no debe llevar a los sacerdotes de hoy a 'casarse', ya que cada uno está llamado a la fidelidad a las elecciones realizadas".

Pascal Wintzer
Pascal Wintzer

Pero el arzobispo galo, además de mostrarse plenamente abierto al celibato opcional, defiende, sin embargo, su opción consciente por el celibato. "Hace muchos años no quise considerar la posibilidad de ordenar a hombres casados, porque veía en ello un argumento que se entendería como la negación de todo sentido al celibato", añade el pastor, quien se muestra plenamente "consciente, al igual que muchos sacerdotes, de que nuestra elección del celibato es a menudo incomprendida, incluso burlada, o incluso sospechosa de no ser respetada, en privado".

Sin embargo, añade que, "sin engañarme a mí mismo sobre las caídas y los fracasos, sin hablar por los demás, quiero decir todo sobre el significado del celibato que intento vivir. Incluso si hubiera sacerdotes casados, seguiría teniendo sentido para mí... ¿Cómo no encontrar sentido a lo que se vive?". "Vivido en la libertad de una opción auténticamente humana y humanizadora, el celibato del sacerdote... podrá expresarse como capaz de dar sentido al ministerio y como camino de seguimiento de Cristo".

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