Comienza en Roma el Sínodo de la Iglesia greco-católica ucraniana Sviatoslav Schevchuk: "Somos una piedra en el zapato"

Sviatoslav Shevchuk, Jefe de la Iglesia greco-católica ucraniana
Sviatoslav Shevchuk, Jefe de la Iglesia greco-católica ucraniana

Con la Divina Liturgia presidida por Su Beatitud Shevchuk, comenzó la asamblea de los obispos ucranianos el domingo 3 de septiembre con el tema: "La pastoral de las víctimas de la guerra"

El saludo del Papa corrió a cargo del cardenal designado, Claudio Gugerotti, Prefecto del Dicasterio para las Iglesias Orientales

(Vatican News).- Se trata de un Sínodo de la esperanza, y el segundo en tiempos de guerra, el que celebran los obispos de la Iglesia greco-católica ucraniana, que se inauguró el domingo 3 de septiembre en Santa Sofía de Roma y concluirá el próximo 13 de septiembre, dedicado este año a la "Pastoral de las víctimas de la guerra". Participan cuarenta y cinco de los cincuenta y cinco obispos de Ucrania, Europa Central y Occidental, América del Norte y del Sur y Australia.

El Sínodo de la esperanza

La apertura de los trabajos fue la Divina Liturgia presidida por Su Beatitud Sviatoslav Shevchuk, Jefe de la Iglesia greco-católica ucraniana, que habló del Sínodo de la esperanza por tres razones: porque – como dice una nota de la Iglesia greco-católica ucraniana – las actividades sinodales son un tiempo de manifestación del Espíritu Santo y de oración a Dios por los obispos.

"Cada vez que la Iglesia o la nación han experimentado momentos difíciles en su historia (diríamos hoy, momentos de crisis), la Iglesia ha convocado Sínodos e incluso Concilios Ecuménicos. Porque tal reunión de los apóstoles de nuestros días, nuestros obispos, es un momento especial del descenso del Espíritu Santo sobre la Iglesia y el pueblo. Reunidos en este Sínodo, nosotros, los obispos, nos ponemos en oración ante el rostro de Dios, y pedimos a nuestro Señor: 'Dios, revélanos tu voluntad y danos valor, valentía para cumplirla incondicionalmente confiando en Ti'”.

El primado afirmó, con pesar, que muchas personas en el mundo de hoy, si Ucrania, su pueblo, su Estado y la Iglesia ucraniana no existieran, vivirían más felices y en paz. Y destacó al respecto que la Iglesia greco-católica ucraniana es una "piedra en el zapato para aquellos que quisieran ocuparse de sus asuntos terrenales, a pesar del llamado de Dios al Reino del cielo."

Otro signo de esperanza es que los obispos podrán hacer oír su voz en Roma, ante el Papa Francisco y ante el mundo entero, al que Shevchuk pide que se escuche la verdadera historia de Ucrania. Por último, el tercer signo de esperanza reside en la "oportunidad" para los obispos ucranianos de conocer personalmente al Santo Padre y "recibir de él un gesto de esperanza", ya que es "un gran maestro de la escucha y de los gestos" y está "dispuesto" a escuchar y a "dar un gesto de esperanza".

Gugerotti y el saludo del Papa

Llevó los saludos del Papa Francisco y de los padres sinodales el cardenal designado Claudio Gugerotti, quien subrayó que el afecto y el interés del Santo Padre por Ucrania permanecen constantes e inalterables a lo largo del tiempo. La Iglesia de Roma y Francisco, aseguró el Prefecto del Dicasterio para las Iglesias Orientales, están "agradecidos a la Iglesia greco-católica ucraniana por toda la ayuda y el sacrificio que ha demostrado por el pueblo ucraniano".

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