Karl-Heinz Wiesemann pide que se diferencien en palabra y signo de una boda por la Iglesia Un obispo alemán alienta las bendiciones a parejas homosexuales: "Nadie debe temer sanciones"

Karl-Heinz Wiesemann, obispo de Speyer
Karl-Heinz Wiesemann, obispo de Speyer BS

“Las oraciones de bendición de muchas parejas revelan un profundo anhelo”. Es la afirmación del obispo Karl-Heinz Wiesemann, titular de la diócesis alemana de Speyer, quien, en una carta pastoral se pronuncia a favor de “celebraciones de bendición para las personas que se aman”, instando a los sacerdotes, diáconos, responsables pastorales y comunitarios que se acerquen a los creyentes que les hacen esa demanda "con gran sensibilidad pastoral".

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“Tanto con respecto a los creyentes cuyos matrimonios se han roto y que se han vuelto a casar, como especialmente con respecto a las personas orientadas hacia el mismo sexo, es urgentemente hora -especialmente en el contexto de una larga historia de profundo dolor- de que alguien diferente encuentre una actitud pastoral inspirada en el Evangelio”, escribe Wiesemann en su carta.

El obispo de Speyer, que hizo campaña por una reevaluación de la homosexualidad en la enseñanza eclesiástica en el Camino Sinodal alemán y también votó a favor de la posibilidad de ceremonias de bendición para las parejas del mismo sexo, apoya la decisión de la última asamblea del Camino Sinodal, en marzo pasado, donde el 93% de los representantes decidió hacer posible “celebraciones de bendición para las personas que se aman”, según informa la propia diócesis.

Atención pastoral atenta y conmovida

En este sentido, se señala que desde ese Obispado se intenta desde hace tiempo ofrecer “una atención pastoral atenta, tocada y conmovida por la bondad humana de Dios, a las parejas que, por diversas razones, no pueden o no quieren recibir el sacramento del matrimonio”.

El obispo, en su larga experiencia pastoral, como señala en su carta a los diocesanos, se siente conmovido por “la gran necesidad y el profundo anhelo de muchas personas, no pocas veces profundamente creyentes, de la bendición de Dios y el aliento benévolo de la Iglesia para su vida”, subrayando que "nadie que celebre tales ceremonias de bendición debe temer sanciones". Más bien, le preocupa “que demos a estos creyentes un signo claro de la cercanía de Dios en la comunidad de la Iglesia”.

En todo caso, y recalcando que sus respeto porque un pastor “no pueda conciliar una bendición con su conciencia y su comprensión de la fe”, indica que tales bendiciones deben diferir en palabra y signo de una boda por la Iglesia, ya que esta no es la celebración de un sacramento.

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