Tras dos años de batalla legal en Gran Bretaña La enfermera Mary Onuoha gana el juicio tras su despido por llevar una cruz
La justicia británica determinó que la mujer fue forzada a renunciar a su puesto de trabajo en Hospital Universitario de Croydon tras 19 años de trabajo y que fue víctima de 'discriminación y acoso' por expresar su fe llevando un símbolo religioso
La empleada nigeriana se vio obligada a abandonar su puesto tras enfermar de estrés
La defensa mostró su satisfacción por el veredicto que fortalece el principio legal de que los empleadores no pueden discriminar a los empleados por “manifestaciones razonables” de fe en el lugar de trabajo
"Cada vez que miro la cruz pienso en Jesús, su amor, cuánto me amó y la necesidad de que yo también lo ame", dijo la enfermera. "Es parte de mí y de mi fe, y nunca causé daño a nadie"
La defensa mostró su satisfacción por el veredicto que fortalece el principio legal de que los empleadores no pueden discriminar a los empleados por “manifestaciones razonables” de fe en el lugar de trabajo
"Cada vez que miro la cruz pienso en Jesús, su amor, cuánto me amó y la necesidad de que yo también lo ame", dijo la enfermera. "Es parte de mí y de mi fe, y nunca causé daño a nadie"
| RD/Agencias
El área legal de Christian Concern, que se encargó de llevar al tribunal el caso de Onuoha contra el hospital, mostró su satisfacción por el veredicto que fortalece el principio legal de que los empleadores no pueden discriminar a los empleados por “manifestaciones razonables” de fe en el lugar de trabajo.
En una audiencia realizada en octubre de 2021, el fideicomiso argumentó que el collar con la cruz había presentado un riesgo de infección, pero el tribunal concluyó que ese riesgo era “muy bajo”.
Onuoha nació en Nigeria y se mudó al Reino Unido en 1988. La enfermera, de 61 años, comentaba en una entrevista concedida el 9 de enero al periódico Daily Mail, que la cruz fue un obsequio de su bautismo que la “acompaña desde hace más de 40 años”.
“Cada vez que miro la cruz pienso en Jesús, su amor, cuánto me amó y la necesidad de que yo también lo ame”, dijo. “Es parte de mí y de mi fe, y nunca causé daño a nadie”, agregó, y recordó que lo que vivió “siempre fue un ataque a mi fe”.
Además, aseguró que su fe católica es lo más importante para ella como persona. “Soy una mujer fuerte, pero me trataron como a una criminal”, dijo. “Me encanta mi trabajo, pero no estoy dispuesta a comprometer mi fe”, concluyó la enfermera.