“¿Hasta cuándo Dios mío?”, se pregunta la FSSPX al analizar 'Desiderio desideravi' Los lefebvrianos arremeten contra la reforma litúrgica del papa Francisco

Diez días han tardado los miembros de la Fraternidad San Pío X en responder a la carta apostólicaDesiderio desideravi, sobre la formación litúrgica del pueblo de Dios, publicada, y no por casualidad, el 29 de junio de 2022, fiesta de los Santos Pedro y Pablo.

Una carta de una veintena de páginas en la que el Pontífice señala que "no podemos volver a esa forma ritualque los Padres Conciliares, cum Petro y sub Petro, sintieron la necesidad de reformar, aprobando, bajo la guía del Espíritu y según su conciencia de pastores, los principios de los que nació la reforma".

Disgusto entre los tradicionalistas

Con ella, el Papa aplica la reforma litúrgica que ya apuntara en Traditions Custodes: fin de la misa en latín, de espaldas al pueblo, algo que no ha gustado a los tradicionalistas seguidores del cismático cardenal Lefebvre, como se deduce fácilmente de su nota.

Según la Federación de Sacerdotes San Pío X (FSSPX), el texto del Papa da “algunos consejos sobre el arte de celebrar, que requiere una formación renovada y profunda sobre la liturgia para dar todo su brillo al rito reformado. Y el Papa pide a todos los responsables que ayuden a esta formación ‘del santo pueblo de Dios"’ para que puedan aprovechar la fuente principal de la espiritualidad cristiana’”.

"Incesantes desviaciones" 

“No es la primera vez que sacan agua del mismo pozo -sigue la nota-: la cuestión de la formación litúrgica ha ocupado el centro del movimiento litúrgico durante décadas. ¿Con qué resultado? Una creciente desertización de las ‘asambleas dominicales’ y un desconocimiento cada vez más profundo de la esencia misma de la liturgia. Por no hablar de las incesantes desviaciones”.

A la luz de un análisis así, los lefebvrianios consideran que la carta apostólica Desiderio desideravi “suena como un reconocimiento de fracaso que debe parecer tanto más amargo cuanto que la Misa Tradicional ocupa cada vez más espacio y se ha convertido en algo ineludible, algo que exaspera al Papa reinante, como lanzó en la homilía de la Misa del 29 de junio: ‘que no caigamos en la tentación de ‘mirar hacia atrás’, que se está poniendo de moda hoy en la Iglesia’”.

De asombro en asombro 

La FSSPX va de asombro en asombro en su análisis, y otro de ellos, aunque no debería ser tal, “es el apego a los principios equívocos del Concilio, especialmente en lo que se refiere a la participación activa” de los fieles que tiene el papa Francisco, que, en sus ideal, deberían estar siempre subordinados al sacerdote.

La culpa de todo ello la tendría, en su opinión, la sinodalidad que abandera el Papa argentino, nada del gusto de esta fraternidad ultraconservadora, que se jacta de tener 700 sacerdotes.

La sinodalidad, contra el "poder sagrado" del sacerdote

“La nueva eclesiología, sobre todo en la forma más avanzada que promueve Francisco, la sinodalidad, quiere dispersar el poder sagrado del sacerdocio -y con ello se entiende el poder de la Iglesia- y distribuirlo entre clérigos y fieles. Y por poder sagrado se entiende tanto el poder de las órdenes como el poder de la jurisdicción”, señalan con evidente disgusto ante lo que entienden como un recorte de poderes.

De ahí su apostilla final: “Ahora bien, es por derecho divino que sólo quien ha recibido una participación en el sacerdocio de Cristo mediante el sacramento del Orden puede ejercer una u otra potestad. Por eso, tanto la sinodalidad como el rito reformado sólo pueden conducir al fracaso. Usquequo Domine? ‘¿Hasta cuándo, Señor?’”.

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