La futura primera ministra llega al poder a los cien años del ascenso de Mussolini El ascenso de Meloni en Italia: la ultraderecha que no quiere al Papa

Meloni, junto a Berlusconi y Salvini
Meloni, junto a Berlusconi y Salvini

El nombre del partido de Meloni, 'Fratelli', evoca para los creyentes la última encíclica del Papa, 'Fratelli Tutti'. Sin embargo, sólo el nombre -y la, aparente, confesión de fe- unen a Bergoglio y Melloni, que a buen seguro compartirán, en breve, audiencia y presencia en los grandes acontecimientos litúrgicos en el Vaticano

¿Cómo coexistirán la futura primera ministra italiana con un Papa extranjero, defensor de los inmigrantes, que aboga por cambios radicales en la liturgia y que dialoga con musulmanes, ateos y homosexuales? Es una de las grandes incógnitas del presente

"Sí a la familia natural, no a los lobbys LGBT; sí a la identidad sexual; no a la identidad de género; sí a la cultura de la vida; no al abismo de la muerte; sí a la universalidad de la cruz, no a la violencia islamista; sí a las fronteras seguras, no a la inmigración masiva". La gran triunfadora de las elecciones italianas, Giorgia Meloni, dejo el pasado mes de junio en Málaga (en un acto de Vox. Ya se sabe, los extremos se juntan) las claves para entender el que será el primer gobierno de la derecha extrema en Italia desde que, hace justo un siglo, llegara al poder Benito Mussolini.

Meloni gobernará gracias a una coalición de partidos dirigidos por Silvio Berlusconi (por todos conocido) y Matteo Salvini (el hombre que intentó que ningún barco de salvamento con migrantes a bordo, y que se declara admirador de Putin o el cardenal Sarah), y con un curioso nombre, 'Fratelli', que para los creyentes evoca necesariamente a la última encíclica del Papa, 'Fratelli Tutti'. Sin embargo, sólo el nombre -y la, aparente, confesión de fe- unen a Bergoglio y Meloni, que a buen seguro compartirán, en breve, audiencia y presencia en los grandes acontecimientos litúrgicos en el Vaticano.

Invasión de la cruz y obsesión por el sexo

Porque el de Meloni es un programa racista, que muestra una visión del cristianismo basada únicamente en las 'verdades innegociables' de Juan Pablo II -todo lo referente al sexo y la familia tradicional- y en la defensa de la Cruz y la Fe en una supuesta 'invasión' del mundo musulmán, aliado con los lobbies LGTBI, odio al extranjero incluido. Mientras, el mensaje del Papa, como bien plasmó en sus últimos discursos en Asís y Matera, donde invitó a construir "un futuro donde los migrantes, refugiados, desplazados y víctimas de la trata puedan vivir en paz y con dignidad". En la misa, además, lanzó una andanada contra los guardianes de las esencias

En la capital del poverello, Bergoglio, además, reivindicó los valores de 'Fratelli Tutti', 'Laudato Si' y 'Evangelii Gaudium', poniendo en el centro "el grito de la Tierra y el de los pobres" y pidiendo "poner en discusión el modelo de desarrollo" de una "economía que mata", al reunirse en Asís con jóvenes de todo el mundo a los que convocó a construir un proceso de cambio "con los pobres como protagonistas".

Abascal, la pasada semana, en el CEU
Abascal, la pasada semana, en el CEU

¿Cómo coexistirán la futura primera ministra italiana con un Papa extranjero, defensor de los inmigrantes, que aboga por cambios radicales en la liturgia y que dialoga con musulmanes, ateos y homosexuales? Es una de las grandes incógnitas del presente, con una mirada inexcusable a nuestra realidad.

Pues los 'Fratelli' de España son los seguidores de VOX, cuyo líder, Santiago Abascal, se pasea en loor de multitudes por el CEU, llamando a los católicos a ser intolerantes y no tener tantas “tragaderas” con sus principios, y augurando una 'revolución cultural' que, sin duda, se asemejará a las diatribas que, en un mitin de sus hermanos de la ultraderecha española, perpetró Giorgia Meloni. Un siglo después, justo cien años después, de la llegada al poder de Mussolini.

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