Antonio Mata es un padre de familia numerosa (7 hijos, dos de ellos en el cielo) que después de varios años de matrimonio le descubrió a su mujer una de sus ocultas habilidades, la música. Pero la cosa no acabó con la compra de un teclado en su cuarentena, (su mujer lo relacionó con la crisis de los 40), le dio por componer, y hacerlo para Dios. Lo que vive lo hace canción. De profesión arquitecto, y a la hora de elegir, elige el románico, Aunque reconoce que los nuevos materiales ayudan a crear ambiente. La arquitectura religiosa, y según el espacio concreto, tiene que evocar un Jesús Camino, Verdad y Vida. 

“Ya no me puedo callar” es su primer álbum, pero, aún hay más. Antonio cree que “esta situación nos va a poner en juego moralmente”. Su positivismo es manifiesto: “el día después siempre tiene que ser mejor”. Y lo que considera más importante es “recuperar el contacto físico entre las personas”.