Erelgune 

Si bien los alumnos tienen puesta su mirada en el final de curso, en el mundo de la educación otros agentes fijan ya sus ojos en el curso 21/22. Entre ellos, y en la Comunidad Autónoma Vasca, el foro Erelgune y la Asociación Familiar Bagara, que, por enésima vez, denuncian el acoso al que se está sometiendo a muchas familias para la erradicación de la asignatura de religión de la escuela pública. 

Desde hace unos años se ha acuñado un nuevo término, “centros cero horas” para identificar a aquellos centros que han reducido a la nada la oferta educativa de la asignatura de religión.

En una nota interna a la que he tenido acceso se informa de los datos facilitados a las Delegaciones de Enseñanza de los respectivos obispados:

 La situación de los centros cero horas en la CAV/EAE es la siguiente:

111 centros de Primaria y 42 centros de Secundaria (153 centros en total) figuran como centros en los que las  necesidades de asignatura de Religión para el curso 2021/2022 son cero horas.

El total de centros públicos es el siguiente: 335 centros de Primaria y 143 institutos de Secundaria. Eso quiere decir que el 29% de los centros públicos de Primaria y el 30% de Secundaria son centros cero horas

Por territorios los datos son:

Araba:           27 de Primaria y 2 de Secundaria. El total de centros públicos es 59 de Primaria y 19 de Secundaria

Bizkaia:         26 de Primaria y 16 de Secundaria. El total de centros públicos es 168 de Primaria y 71 de Secundaria.

Gipuzkoa:     58 de Primaria y 24 de Secundaria. El total de centros públicos es 108 de Primaria y 53 de Secundaria

A estos centros habría que sumar aquellos cuya oferta es tan reducida que corren riesgo inminente de ser centros cero horas para el próximo curso. 

La denuncia reitera la práctica de presiones que se llevan a cabo desde diversos ámbitos (AMPAs, equipos directivos, …) con el fin de que las familias desistan de matricular a sus hijos e hijas en la asignatura de Religión.

Al parecer las instituciones públicas se escudan en el fenómeno de la secularización de la sociedad para no intervenir cuando lo que se denuncia es la vulneración de derechos fundamentales. 

Non solum sed etiam

Un año más. y ya son muchos, una parte de la sociedad denuncia el acoso que se está llevando a cabo con la asignatura de religión, no solo en la CAV, sino en todo el Estado. 

A estas alturas es difícil que nadie, medianamente inteligente y sincero, no reconozca que desde la Iglesia existe un reconocimiento de que la clase de religión no debe de ser una catequesis, que hubo un tiempo en el que esta asignatura se imponía por decreto y en comunión con el gobierno franquista en aras de una defensa nacional y de una España católica que ya no existe. Desde la Conferencia Episcopal se han trasladado a los sucesivos gobiernos del Estado propuestas para dar una clase de religión más acorde con nuestro Estado de Derecho actual y la realidad social. 

Lo que se defiende es que la ignorancia no es la alternativa a la clase de religión. La dimensión espiritual del ser humano y su variopinta  expresión en las religiones a lo largo de la historia es un hecho que no debe ocultarse en la educación de las futuras generaciones. Y no debe ocultarse porque es privarlos de su derecho a saber; y no debe ocultarse porque, junto a los errores y tropelías que en la historia se registran y de las que son responsables las Iglesias, o más exactamente miembros de esas iglesias; también la religión ha aportado al ser humano valores, valores que han sido incorporados en Constituciones, en Declaraciones Universales, en legislaciones diversas, porque eran buenos principios, buenos valores. 

Cierto que la huella de las religiones en la historia de la Humanidad se podría incluir en materias como Historia, Arte, Filosofía, y de hecho tangencialmente se hace. Pero esa huella tiene una identidad propia y tan significativa que merece un espacio propio.  Si por englobar fuese casi todas las materias podrían englobarse en una única y enciclopédica asignatura de Historia Universal, pero cada una ha de tener su espacio y es lógico que sea así. 

El problema que estamos viviendo es que una parte de la sociedad  está cayendo en el mismo error en el que cayeron los defensores de la España Católica y ahora pretenden imponer la España Laica. Los extremos se tocan, y tan error fue antes como ahora. Un Estado aconfesional lo que debe garantizar es precisamente la libertad de enseñanza primero, y cortar de raíz todas las presiones que se ejerzan; y en segundo lugar, asesorado por gente inteligente, ofertar lo mejor a los alumnos de su sistema educativo, público y privado. Y lo mejor no es la ignorancia sino un conocimiento de todo lo que al ser humano le ha llevado a ser como es, ayer, hoy y mañana, y entre esos factores que han ido modelando al homo sapiens está la dimensión espiritual y religiosa, que se merece una asignatura propia y en condiciones. 

Que haya que actualizar el diseño curricular, que haya que revisar la formación del profesorado, … eso se puede estudiar. Pero dejar que esto se esté resolviendo desde vendettas nacidas de fobias personales es una vergüenza.