Propuestas de Arte religioso para un Jueves Santo El Cristo de Rivera muestra su serenidad en el museo de Arte Sacro de Vitoria

El Cristo de Rivera muestra su serenidad en el museo de Arte Sacro de Vitoria
El Cristo de Rivera muestra su serenidad en el museo de Arte Sacro de Vitoria VLG

Emilia Pardo Bazán: “El momento supremo que el lienzo retrata está expresado con tan patética intensidad que es preciso reconocer que nadie llegó a tanto y yo, sin autoridad, suscribo a la opinión de los que ponen al Cristo de Rivera por encima del de Velázquez, que se admira en el Museo del Prado de Madrid"

No cabe duda que la Semana Santa ha quedado reflejada a lo largo de los siglos en las diversas manifestaciones artísticas. En la escultura y la pintura de manera particular. Esas obras han sido objeto de admiración, devoción y veneración, desde el plano espiritual y también desde la sencilla consideración como una obra de arte. 

Un patrimonio inagotable para su disfrute que hoy se puede seguir admirando en templos y museos. 

La Diócesis de Vitoria y el pueblo alavés en general por las obras propiedad de la Diputación Foral de Álava, pueden presumir de un rico patrimonio de arte religioso. Aprovechando la Semana Santa quiero iniciar un recorrido y una propuesta para conocer el patrimonio religioso de nuestra tierra, que bien puede ser un atractivo para visitarla. 

Y desde la girola de la Catedral de María Inmaculada, Catedral Nueva de Vitoria, convertida en Museo de Arte Sacro en 1999, vamos a presentar una obra que mereció su referencia ni más ni menos que por la Condesa de Pardo Bazán en el artículo que dedicó a nuestra ciudad en el diario La Libertad y que fue publicado el 19 de enero de 1921, pocos meses antes de su fallecimiento. Según Dña Emilia Pardo Bazán las obras de Rivera, propiedad de la Diputación Foral de Álava, bien podrían justificar una visita a nuestra ciudad. 

 El ‘Cristo Crucificado’ de José de Ribera (Xátiva, 1591-Nápoles, 1652) es una pintura sobre tela de grandes dimensiones (291,5 x 194 centímetros), elaborada con la técnica al óleo. Es una pintura barroca realizada en 1643 por un autor considerado el máximo exponente de la escuela tenebrista del barroco español.

Esta obra formaba parte del legado que dejó en 1694 Pedro de Oreitia y Vergara, ministro de Carlos II, al Convento de Santo Domingo de Vitoria, donde se expuso hasta 1833, cuando se instaló en el Salón de Sesiones de la Diputación Foral de Álava. En 1957 se traslada al Museo de Bellas Artes de la Provincia y en 1999 se deposita en el Museo Diocesano de Arte Sacro que es donde ahora la podemos ver y conocer mejor de la mano de Fran  Fonseca, técnico del Museo de Arte Sacro de la Diócesis de Vitoria.

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