Pastoral Familiar con vocación de futuro La Diócesis de Vitoria lanza un proyecto para parejas  con el ánimo de evitar rupturas

La Diócesis de Vitoria lanza un proyecto para parejas  con el ánimo de evitar rupturas
La Diócesis de Vitoria lanza un proyecto para parejas  con el ánimo de evitar rupturas VLG

Dotar de eficaces herramientas desde el noviazgo y en cualquier etapa del  matrimonio será uno de los pilares de este proyecto que arrancará tras el puente  del Pilar con expertos en relaciones de pareja

El Departamento de Familia de la Diócesis de  Vitoria sigue intentando llegar a todas las parejas, casadas o no casadas, con el fin de  madurar la relación. Con el diálogo, el respeto, la confianza o la sinceridad como  protagonistas, la próxima semana arranca un proyecto pensado para todas ellas.  

Lourdes Ochoa, miembro del equipo de Familia, recuerda que "son muchas las parejas  que se separan, siendo España el octavo país del mundo en número de divorcios”, y  advierte que “de cada diez matrimonios, siete acaban en ruptura”. Según datos oficiales,  en el primer trimestre del año, solo en Euskadi se han producido 1.036 demandas de  disolución matrimonial. 

Según Ochoa, este proyecto teórico-práctico busca “madurar la relación de la pareja,  afrontar juntos los desafíos de futuro y entender que los problemas pueden tener  solución con diálogo, respeto, confianza y fidelidad”. Otro de los principales retos es  “presentar a las parejas un camino donde la fe juegue un papel importante y donde  también se sientan acompañados en su camino como novios o como matrimonio”.  Lourdes Ochoa añade que “es vital que desde la raíz se empiece a tejer una idea de  durabilidad ante los retos de la vida, en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y  la enfermedad, todos los días tal y como prometemos el día de nuestra boda”. 

Este proyecto que empieza la próxima semana –y acabará en junio de 2022– está  dirigido a parejas de cualquier edad que vivan una relación de pareja y que quieran  fortalecerla para evitar futuras rupturas por falta de herramientas eficaces. La primera  sesión será el viernes 15 de octubre en el Aula San Pablo, en Vicente Goicoechea 5, a las  19:30h, donde se explicará la dinámica a seguir y en el que se fijará el calendario y los  horarios de común acuerdo entre los participantes.  

Para inscribirse bastaría con escribir a pastoralfamiliar@diocesisvitoria.org o llamar en  horario de mañana al 945 14 81 71. 

Non solum sed etiam

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Un dato que no se aporta en la información es que la inmensa mayoría de las rupturas se deben a una falta de madurez de los miembros de la pareja. La misma falta de madurez que nos lleva a errar en muchos aspectos de la vida. Una inmadurez, en parte lógica, pero que, quizá, acaba derivando en problema por falta, entre otros motivos, de un buen acompañamiento. 

La vida en pareja es una vocación, y como tal se construye y se madura en el día a día. Y, desde la sociedad, y desde la Iglesia también, hemos propiciado unas “prisas” que nunca son buenas. 

Por otro lado, cada persona tiene su particular experiencia de pareja, y la del prójimo puede ser un modelo, un referente, en lo bueno y en lo malo, pero nunca una copia. Por eso una gran ayuda es lograr que cada persona, cada pareja, encuentre su identidad particular, su camino personal y de pareja. Para ello todas las herramientas, y sobre todo el acompañamientos cercano y respetuoso a todas las realidades que se presenten serán la mejor aportación a un proyecto con vocación de permanencia infinita.

Ahora bien, si tan importante es el acompañamiento para propiciar unas bases sólidas que den larga vida a la pareja, permítaseme añadir que no es menos importante que en ese acompañamiento se contemple la “separación como Dios manda”.  Porque, por muy ideal que sea la duración eterna de la vida en pareja para el 100% de las uniones, la condición humana nos dice que la ruptura es una realidad presente, y más cuando la sociedad alienta la inmadurez de las personas en muchos casos. 

El gran drama de la separación no es separarse, sino separarse de malas maneras, con víctimas colaterales, y destrozando no solo los vínculos de pareja sino de la familia. Porque la familia es una realidad que vá más allá de un modelo único, de vínculos solo de sangre, incluso de un reconocimiento exclusivo de los papeles del registro. 

El acompañamiento a los proyectos de vida en pareja tendría que ser una actividad subvencionada, patrocinada y alentada, no sólo por la Iglesia sino por la sociedad civil, con el abanico  de posibles acompañamientos fundamentados en creencias religiosas o ideológicas, pero que comparten el mismo fin, una defensa de la familia y de la felicidad en esta célula de la sociedad. 

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Bien por la delegación de familia, ojalá sean muchas las parejas que den el paso de dejarse acompañar, y ojalá que ese acompañamiento genere un boca a boca de bendiciones, además del “boca a boca” que sella una bonita relación de pareja.

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