"Se nos va un gran hombre, un gran sacerdote y uno de los grandes teólogos de nuestro tiempo" José María Castillo, el gran teólogo de la teología popular

José María Castillo
José María Castillo

Pepe Castillo como a él le gustaba que le llamaran sus amigos, acaba de "llegar a la casa del Padre". La muerte le abraza con mas de noventa años y una vida rica aunque sufriente

"Sus clases magistrales eran de un atractivo especial, porque además tenía un lenguaje pedagógico que entraba por la cabeza y por el corazón. Su gran sueño: la humanidad De Dios, la humanidad de Jesús. La comunidad en el centro de todo"

"Puso en el centro de su programa de vida las Bienaventuranzas y ademas las vivió en gran parte … Supo meter en el corazón de sus lectores a un Jesus humano porque así lo entendió que lo quería su Padre Dios"

"Fue un hombre tremendamente libre, un hombre sencillo, un hombre valiente y un hombre De Dios que ademas muere pobre. Nunca perdió el buen humor"

Pepe Castillo como a él le gustaba que le llamaran sus amigos, acaba de “llegar a la casa del Padre”. La muerte le abraza con mas de noventa años y una vida rica aunque sufriente. El abrazo del Padre Dios le servirá de consuelo. Igual que le sirvió de consuelo las llamadas del Papa Francisco que le confortaron profundamente y le sirvieron de caricia cuando tanto desprecio y condena habia sufrido.

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Esta mañana he estado en su entierro donde han acudido sobre todo Cristianos de las comunidades de Base a los que él tanto tiempo dedicó.

Castillo
Castillo

Le conocí en la década de los años 70 del siglo pasado. Él era profesor en la Facultad de Teología de la Cartuja de Granada y yo era su alumno. Impartía clases de Iglesia y Sacramentos. Sus enseñanzas avanzadas para esos años, eran de una clarividencia y transparencia profética que nos tenia enganchados a los alumnos de entonces.

Sus clases magistrales eran de un atractivo especial, porque ademas tenia un lenguaje pedagógico que entraba por la cabeza y por el corazón. Su gran sueño: la humanidad De Dios, la humanidad de Jesús. La comunidad en el centro de todo.

No mucho después le empezaron los problemas porque sus ideas y sobre todo el contenido de su enseñanza tenia olor a evangelio y pronto empezó a molestar a los defensores de la religión, guardianes de la enseñanza como si ello les perteneciera. Mas de un Obispo puso el grito en el cielo por la teología que él enseñaba.

Después compartí con él una experiencia hermosa estando yo como misionero en el Vicariato Apostólico de Méndez en la Amazonia ecuatoriano, donde me visitó durante una semana y vivimos experiencias que se quedaron para siempre en el recuerdo y en corazón. Desde entonces hemos mimado una amistad profunda y llena de cariño hasta el día de hoy.

José María Castillo ha sido el maestro que supo bajar a ras de suelo el mensaje de Jesús y ponerlo en manos de todos los que quisieron beber de esa teología y de su manera de entender y transmitir el mensaje de Jesús. En especial los seglares comprometidos que no comulgaban con una iglesia de formas y ceremonias de clericalismo exagerado y encontraban en Pepe el hombre De Dios que hacia sentir un Dios tan cercano y una Iglesia comunidad que tanto había soñado Jesús y que tanto soñó José María.

"Puso en el centro de su programa de vida las Bienaventuranzas y ademas las vivió en gran parte"

Él supo presentar a un Jesús tremendamente humano que tenia muy claro que lo importante de todo era el trabajo por el Reino y en el centro de todo la comunidad reunida en torno a la Palabra y al Pan de la eucaristía. Puso en el centro de su programa de vida las Bienaventuranzas y ademas las vivió en gran parte.

Supo meter en el corazón de sus lectores a un Jesús humano porque así lo entendió que lo quería su Padre Dios. Por algo Dios se encarnó y nos acercó a Jesús y en él quiso humanizarnos a todos.

Al final como le pasó a Jesús y como les pasó a los grandes profetas, fueron sus mismos hermanos de mesa y casa los que no le aguantaron y después de una tremenda depresión, en la que se hundió mucho tiempo, ser capaz de salir de ella, y descubrir que la vida sigue más allá de ciertos limites y que en el corazón De Dios todos tienen sitio y que el mismo Dios no le condenaba mientras su iglesia y sus hermanos a los que amó hasta el extremo, lo dejaban en los márgenes y despreciaban su enseñanza.

Fue un hombre tremendamente libre, un hombre sencillo, un hombre valiente y un hombre De Dios que ademas muere pobre. Nunca perdió el buen humor.

Se va un gran hombre, un gran sacerdote porque así siempre se sintió y se nos va unos de los grandes teólogos de nuestro tiempo. Un jesuita sin papeles como él se definió al final de sus días. Se le valorará aun mas cuando dentro de poco tomemos conciencia de que ya no está. Siempre quedarán los arboles que sembró con tantos libros con olor a evangelio.

In memorian

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