Los primeros nombramientos de D. José Cobo, que varían por completo su círculo más cercano Cierta esperanza de un “nuevo comienzo” en la historia de la archidiócesis de Madrid

Cardenal Cobo
Cardenal Cobo

"Ser madrileño y sacerdote secular de esta diócesis desde 1978, tras trece años de formación en su Seminario Diocesano, me han permitido ir aprendiendo cosas de su historia al tiempo que formaba parte de la misma"

"De los dos obispos auxiliares, D. Juan Antonio Martínez Camino y D. Jesús Vidal Chamorro, sólo cambia en algo la situación de uno de ellos, la de D. Jesús, que ha sido nombrado Vicario General, cesando en ese cargo D. Avelino Revilla Cuñado. De la extraña situación de D. Juan Antonio no se dice nada"

"Entre los Vicarios territoriales, contrariamente a lo que cabía esperar, los cambios son mínimos y algo sorprendentes"

"Dentro de la Comisión de Evangelización D. José Cobo ha introducido cambios muy notables y significativos. Ha renovado y remodelado la Delegación de Educación católica, la Delegación de laicos y la Delegación de jóvenes"

"La piedra de toque para confirmar o disolver la firmeza de estos propósitos es lo que haga en dos instituciones fundamentales en la vida diocesana, la Universidad Eclesiástica San Dámaso y el Seminario Conciliar"

Como había anunciado y como muchos esperábamos con interés, el nuevo arzobispo de Madrid, el Cardenal Don José Cobo Cano, ha hecho públicos en las vísperas de la fiesta de La Almudena sus primeros nombramientos. La dirección de Religión Digital me ha invitado a escribir un comentario. Lo hago teniendo a la vista el Organigrama diocesano, para ver y resaltar en qué escalones del mismo ha introducido cambios. Es, creo, un ejercicio muy ilustrativo.

Ser madrileño y sacerdote secular de esta diócesis desde 1978, tras trece años de formación en su Seminario Diocesano, me han permitido ir aprendiendo cosas de su historia al tiempo que formaba parte de la misma. Desde esa experiencia comento este momento eclesial que estamos viviendo.

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Coco, Vidal y Camino

Empecemos por arriba. Por los Obispos auxiliares y los cargos de más relevancia institucional, el Vicario General, el Canciller, el Vicario Judicial, los Vicarios Territoriales y los Vicarios Sectoriales. Además del secretario del Obispo.

De los dos obispos auxiliares, D. Juan Antonio Martínez Camino y D. Jesús Vidal Chamorro, sólo cambia en algo la situación de uno de ellos, la de D. Jesús, que ha sido nombrado Vicario General, cesando en ese cargo D. Avelino Revilla Cuñado. De la extraña situación de D. Juan Antonio no se dice nada.

Cambian, también, el Canciller, cesa D. Alberto Andrés Domínguez y le sustituye D. Eduardo Aranda Calleja, y el Vicario Judicial. Manuel Francisco Mora ocupa el puesto que durante muchos años ha ocupado D. Roberto Serres López de Guereñu. Estos tres cambios son muy importantes. Se reestructura asimismo la Secretaría del Obispo, que ahora pasa a llamarse Oficina del arzobispo. Al frente de ella D. José Cobo ha puesto a D. Juan Francisco Macías, una modificación también importante y muy demandada. Así pues, el círculo más cercano al cardenal varía por completo.

Juan Francisco Macías

Entre los Vicarios territoriales, contrariamente a lo que cabía esperar, los cambios son mínimos y algo sorprendentes. Cesa el Vicario de la Vicaría I, D. Juan Carlos Vera Gállego, y le sustituye, sin que se entienda muy bien por qué, D. Juan Pedro Gutiérrez Regueira, hasta ahora Vicario de la Vicaría V. Al frente de ésta el Sr. Arzobispo pone, sin que se sepa tampoco muy bien por qué, a D. Óscar García Aguado, que ya era y va a seguir siendo Vicario de la Vicaría IV.

Hasta que el obispo disponga, se mantienen en su puesto los vicarios de las Vicarías II, III, VI y VIII. Y llega a la Vicaría VII, como única nueva incorporación, D. Jesús González Alemany, que sustituye a D. Juan Carlos Merino Corral. A éste  el cardenal, él sabrá por qué, ha nombrado Vicario del Clero, tras cesar en el cargo a D. Gil González Hernán. Todo ello con una curiosidad añadida, designa, al mismo tiempo, tres asistentes para D. Juan Carlos, tres muy conocidos y veteranos sacerdotes, de línea pastoral, en cada caso, distinta a la suya: D. Antonio Bravo, D. Lucas Berrocal y D. Miguel Ángel Arrivas.

En las Vicarías Sectoriales, salvo en la ya citada Vicaría del Clero, no hay de momento cambio alguno. Siguen en sus puestos los vicarios de la Vicaría de la Vida Consagrada, de la Vicaría para el cuidado de la vida, y de la enorme y muy variopinta Vicaría para el Desarrollo humano integral y la Innovación, que alberga en su seno a Cáritas diocesana, a Justicia y Paz y a muchas otras entidades eclesiales vinculadas con lo que antes se llamaba “Pastoral social”.

Juan Carlos Merino

Dentro de la Comisión de Evangelización D. José Cobo ha introducido cambios muy notables y significativos. Ha renovado y remodelado la Delegación de Educación católica, la Delegación de laicos y la Delegación de jóvenes. En esta permanece la delegada, Dª. Laura Moreno Marrocos, y el director de Pastoral Vocacional, D. Antonio Secilla. Cambian, y son cambios muy importantes y significativos, los directores del Secretariado de Infancia y Juventud y del Secretariado de Universidades. Han sido nombrados para ejercer esos cargos D. José Manuel Fernández Martínez y D. Fernando del Castillo. Cesan D. Luis Melchor Sánchez y D. Andrés Ramos Castro, que, por otra parte, se mantiene al frente la Delegación de Relaciones institucionales.

D. Jesús Junquera Prats también se mantiene al frente de la Delegación de Actos públicos. Al frente de la Delegación de Fundaciones y asociaciones, muy controvertida durante el gobierno del cardenal D. Carlos Osoro, el nuevo arzobispo ha puesto a D. Eduardo José Gonçalves López. Y ha creado una nueva Delegación, la Delegación de pastoral para la zona centro, al frente de la cual ha situado a D. Santos Urías Ibáñez,  párroco de la muy céntrica y popular parroquia de S. Millán y San Cayetano, en pleno barrio del Rastro madrileño.

Santos Urías

Quedan muchos escalones del organigrama diocesano en los que D. José Cobo Cano no ha introducido cambios, pero los que ya ha introducido dan pie a mantener cierta esperanza de que quiere hacer verdad tanto lo que dijo en su homilía de toma de posesión, cuando habló de un “nuevo comienzo” en la historia de la diócesis, como lo que ha expresado en la carta en la que expone las Líneas programáticas para el inicio del curso pastoral 2023 – 2024, puesta bajo el título “Abriéndonos a un nuevo comienzo”.

La piedra de toque para confirmar o disolver la firmeza de estos propósitos es lo que haga en dos instituciones fundamentales en la vida diocesana, la Universidad Eclesiástica San Dámaso y el Seminario Conciliar de la Inmaculada y San Dámaso. Si ahí no introduce cambios significativos, todos los demás serán sólo cambios que poco contribuirán a que realmente  acontezca un nuevo comienzo en el devenir histórico de nuestra diócesis. Nos mantenemos expectantes.

Universidad San Dámaso

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