Antonio Aradillas Don Braulio y la teoría del burofax

Antonio Aradillas
Antonio Aradillas

Llega a mis manos el Burofax-Premium Plus exigiendo la “rectificación- corrección de parte de la información relativa a su titular el Excmo. y Rvdmo. don Braulio Rodríguez Plaza”, recogida por mí en un artículo titulado “Los dolores de don Braulio”: ¿Quienes han de afrontar estos gastos?

Conviene recordarle a don Braulio que la sagrada libertad de prensa no es ejercida ejemplarmente todavía por los medios de comunicación social de propiedad eclesiástica

Mientras tanto, también Extremadura se siente desoladoramente “vaciada”, sin TREN y sin MADRE “oficial”, pero con amenazas inocentes, alguien diría que “indecentes”-, de algún que otro “baculazo”

Rodeado –“ir o andar alrededor”- de los cardenales Omella, Cañizares, Osoro, Amigo y Rouco, y del resto del episcopado español, el también cardenal Blázquez, presidente de la Conferencia –CEE-, en la inauguración de la “Asamblea de Primavera”, pronunció un breve y conciso discurso, del que destacan, entre otras, estas lacerantes palabras, que a su vez son fiel copia y reproducción de otras del papa Francisco , con explícita y dolorosa referencia a sacerdotes y obispos abusadores y pederastas.

“Las víctimas, la familia, la Iglesia y la sociedad exigen que no se oculten, que sean juzgados y que los delitos no queden impunes, que se corte la difusión de este mal. Todos compartimos la responsabilidad de proteger a los menores y, con ello, contribuir a que se haga justicia. El pasado no podemos cancelarlo, pero sí podemos afrontarlo, dirigiendo la memoria de la conversión, de la reparación de las heridas y de la precaución de cara al futuro …Ha llegado la hora de erradicar tal brutalidad…”

Y precisamente en el momento en el que yo leía y releía estas dolorosas, tremendas y a la vez, inéditas palabras en la historias de las santas Asambleas Plenarias, me hicieron llegar a las manos, con las formas e identificaciones administrativas correspondientes, el Burofax-Premium Plus, expedido desde la calle Nuncio Viejo por un abogado actuando en nombre del arzobispo de Toledo, de cuyo contenido y requerimiento tienen exacta referencia los lectores de RD, exigiendo la “rectificación- corrección de parte de la información relativa a su titular el Excmo. y Rvdmo. don Braulio Rodríguez Plaza”, recogida por mí en un artículo titulado “Los dolores de don Braulio”.

Y sin más introitos, entonaciones litúrgicas de “mea culpa”, sin otra preocupación por mi parte que la del servicio a la verdad, con respeto y humildad, y contribuir a que el hedor de cloacas jerárquicas sea jamás patrimonio de la Iglesia en zonas y ámbitos ético-morales, decido hacer públicas, estas consideraciones:

Como la información recogida en mi artículo estuvo, y sigue estando, difundida, y aumentada aún más, en la mayoría de los medios de comunicación social españoles, y de fuera de España, me temo que “Correos” y empresas similares habrán de colapsarse con los “burofax”, cuyos receptores –autores y medios de comunicación social respectivos, en la plural diversificación técnica que hoy se registra-, tendrán que sentirse imposiblemente obligados a la corrección procedente del arzobispado toledano.

¿Quienes han de afrontar estos gastos? ¿El titular de la catedral primada, personalmente, con la colaboración de colectas especiales al amparo litúrgico de aquello de “las necesidades de la Iglesia diocesana”, previa, por supuesto, la presentación de las correspondientes facturas, con IVA o sin IVA?

Con pingües dosis de asco, repugnancia y dolor, como sacerdote, como cristiano y como ciudadano, abrigo la esperanza de que, por fin, remover charcos de comportamientos inmorales –por acción u omisión, y por activa o por pasiva- que protagonizan miembros de la clerigalla, expresados con el signo de “abusos sexuales” sean borrados cuanto antes de la faz de la tierra, pero siempre con las debidas reparaciones y compensaciones y, en todos los casos, previos los procesos establecidos judicialmente, sin tener que añorar los ahorcamientos de personas o grupos en plena plaza romana de san Pedro, tal y como con dolor ha ironizado el papa Francisco.

Braulio Rodríguez

Es de destacar entre otras reflexiones, la del empeño que manifiesta tener el “enroucado” don Braulio extracardenaliciamente, dispuesto a proseguir con los métodos típicos de la “pastoral del “baculazo” –modernizado hoy con el burofax-, abominando el diálogo, la sonrisa, la humildad y humanidad y la palabra, ajeno a que “toda palabra, y más la de los pobres, es palabra de Dios”.

No resulta pastoralmente admisible seguir pronunciando palabras feudales, impropias de ordenamientos mínimamente cristianos, como herederos de los todopoderosos arzobispos “primados” toledanos, al servicio de reyes y nobles y, por si algo faltara, en disputa histórica permanente con los titulares de Tarragona, con sobrados méritos y sólidas razones para ser –seguir siendo esta-, y de verdad, “la Primada”.

Conviene recordarle a don Braulio, y a tantos otros obispos –todavía mayoría en la Iglesia española-, que la sagrada libertad de prensa -(“¡por los crímenes de la prensa impía y blasfema, perdón, Señor, perdón¡”, de las letanías-), no es ejercida ejemplarmente todavía por los medios de comunicación social de propiedad eclesiástica, como la COPE y la TV. TRECE, Cartas Pastorales, Hojas diocesanas, homilías y prédicas, demasiadamente perfumadas con olor a incienso, habiendo contribuido a que, por ejemplo, la entrevista gestionada y ofrecida por una cadena privada de televisión, haya tenido mucho más eco y relieve nacional en los medios “laicos” que en los oficialmente eclesiásticos…

¿Pero por qué habré sido yo –“¡pobre de mí¡”- el destinatario “informativo” de las iras pastorales del “baculazo” y del “burofax” de don Braulio? Los malpensantes, indóciles anticlericales y “malos cristianos”, apuntan hacia mi denodado, decidido, firme y evangélico empeño de contribuir a redimir del exilio administrativo eclesiástico a la Virgen Santísima, Nuestra Señora de Guadalupe, patrona oficial y religiosa de la Comunidad Autónoma de Extremadura, que sigue perteneciendo a la diócesis de Toledo, a su vez, capital de la Comunidad Autónoma de Castilla-La Mancha, caso único en el “mundo mundial” del orbe católico, y cuya explicación y expiación depende en exclusiva del capricho pastoral del referido arzobispo, hoy sin aspiraciones cardenalicias, aunque sucesor de los Mendozas y otros “terceros reyes de España”, prolíficos, y la mayoría de ellos “Presidentes del Tribunal de la Santa Inquisición”, y dueños y señores de media España…

Virgen de Guadalupe

Tal y como se desprende de declaraciones de los “hermanos en el Episcopado de don Braulio”, como los tres obispos de la provincia eclesiástica de Extremadura y de otros, de las autoridades democráticamente elegidas como la Presidenta de la Asamblea Regional, Presidente de la Comunidad Autónoma, directiva de “Guadalupex”, y Presidentes de las Casas Regionales Extremeñas, no es descartable la posibilidad de que, por lógica y consecuentemente, todos ellos reciban pronto el “baculazo-burofax, de parte de don Braulio, lo que posiblemente aceleraría la solución de Guadalupe como problema.

¡Por amor de Dios, haga usted efectiva cuanto antes su renuncia al gobierno de la diócesis primada y a Guadalupe¡. De no dar tal paso, extremeños y no extremeños nos veríamos obligados a no rechazar la tentación infame, e infamante, de que quien manda todavía en el Vaticano no es el papa Francisco. sino la Curia, de corte eminentísimamente “rouconiana”. Después de la iglesia catedral de Toledo –“dives toletana” por antonomasia-, es el gazofilacio de la basílica de Nuestra Señora de Guadalupe –monasterio y santuario- “Patrimonio de la Humanidad”- el más rentable de todos los de la archidiócesis “a las órdenes” de don Braulio.

Así las cosas, las puertas de la hipotética y deseada venida del papa a España siguen estando cerradas. Pese al “yo no he sido” del obispo, que antes lo fuera de Salamanca y después de Valladolid”, a las fervientes y ardorosas palabras de condena del presidente de la Conferencia Episcopal en su Asamblea Plenaria, contra los abusos, los pederastas, los miedos y los silencios más o menos cómplices, la “primavera y la paz”, dudosamente facilitarán la venida del papa. ¿Quién o quienes les podrán quitar de la cabeza de algunos que en el “ascenso” de don Braulio en la carrera eclesiástica no intervinieran de alguna manera “discretos y prudentes silencios” clericales?

Mientras tanto, y de modo especial, también Extremadura se siente desoladoramente “vaciada”, sin TREN y sin MADRE “oficial”, pero con amenazas inocentes, alguien diría que “indecentes”-, de algún que otro “baculazo”.

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