Respuesta al artículo de Simón Yarza en El Debate Juan Cuatrecasas: "Todos firmes y a firmar panfletos que ponen en duda los derechos de un menor abusado y reivindican que 'el pederasta es uno de los nuestros"

Colegio Gaztelueta
Colegio Gaztelueta Agencias

"Claro que el catedrático de Derecho Constitucional ejerce en una universidad de la casa. Claro que este señor catedrático es la voz de su amo. Claro que ya escribió en el pasado similares apuntes presuntamente técnicos dotados de ese tufillo de indignidad y falta de respeto a un niño víctima de abusos sexuales a manos de un numerario pederasta condenado en firme por tal delito y para más inri docente de religión"

"Todo un catedrático hablando de “reabrir” cuanto en su día no hubo apertura, solo una investigación tramposa viciada de raíz. No es posible reabrir lo que nunca se abrió"

"Lo que este señor y el resto de medios al servicio de la Cruz de Cristal intentan vender es que el verdugo es la víctima y la víctima el verdugo"

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“El padre del acusador siguió insistiendo en los medios en que ni el colegio ni el ajusticiado acataban las sentencias, ignorando que acatar una sentencia significa cumplirla, no estar de acuerdo con ella.”

Leo y vuelvo a leer y no doy crédito. Todo un catedrático de derecho constitucional firmando lo que algunos, la mayoría, ya definen como panfleto rigorista, en clave tal vez del aquelarre del día pasado en el Casino de Madrid en el que tan ilustres curas como Muller, Reig Pla, Munilla o Rouco, algunos de ellos inmersos en presuntos encubrimientos de casos de abusos en la iglesia de Pedro, también perdieron los papeles

Centrando el tema lo que a Simon Yarza le pierde es su falta de crédito en imparcialidad. Un artículo publicado en docto modo magister en donde pese a un auto de instrucción demoledor en favor de la víctima y superviviente de abusos sexuales en el colegio de la Obra Corporativa del Opus Dei, denominado Gaztelueta, a una sentencia clarificadora y contundente de condena de parte de tres magistrados de la Audiencia Provincial de Bizkaia y a una rebaja cuanto menos peculiarmente sinuosa, sumando la inadmisión a trámite de un recurso de amparo del delincuente pederasta al Tribunal Constitucional con lo que la sentencia condenatoria del Supremo se convierte en firme, sin posibilidad de más recursos, pierde los papeles de principio a fin.

Carta del Papa a la víctima de abusos en el Gaztelueta
Carta del Papa a la víctima de abusos en el Gaztelueta

Claro que el catedrático de Derecho Constitucional ejerce en una universidad de la casa. Claro que este señor catedrático es la voz de su amo. Claro que ya escribió en el pasado similares apuntes presuntamente técnicos dotados de ese tufillo de indignidad y falta de respeto a un niño víctima de abusos sexuales a manos de un numerario pederasta condenado en firme por tal delito y para más inri docente de religión. Claro que a golpe de silbato, pues eso, todos firmes y a firmar panfletos que ponen en duda los derechos de un menor abusado y reivindican que “el pederasta es uno de los nuestros”.

Por supuesto que el padre de la víctima sabe lo que acatar una sentencia es cumplirla y no tener que estar de acuerdo con ella. Eso se lo puede decir usted al colegio y a su dirección. Porque no cumplir la sentencia es tanto como seguir intentando faltar a la credibilidad de una víctima cuyo agresor ha sido condenado en firme, en por ejemplo no retirar una web infame de la vía digital hasta que el padre de la víctima, sí de la víctima y no ese término lamentable que usted usa, acusador, se lo pide a Ocáriz, es por ejemplo seguir negando la realidad de un modo que trata de re victimizar hasta la saciedad a un menor abusado por un adulto. Claro que el padre de la víctima sabe lo que es acatar una sentencia. Y así lo ha hecho una y otra y otra vez.

Lo que esta gente está llevando a cabo es una perversa e intolerable persecución contra la que sin duda nuestros servicios jurídicos estudiarán tomar las medidas precisas, concisas y contundentes para salvaguardar el buen nombre y la dignidad de la víctima

Lo que esta gente está llevando a cabo es una perversa e intolerable persecución contra la que sin duda nuestros servicios jurídicos estudiarán tomar las medidas precisas, concisas y contundentes para salvaguardar el buen nombre y la dignidad de la víctima. Porque en ningún caso vamos a seguir tolerando que estos leguleyos de medio pelo falten a la dignidad de una víctima, sea está o cualquier otra. Porque el Estado de Derecho, en el que nosotros creemos y ellos al parecer no, cuenta con los instrumentos necesarios para sancionar los delitos de incitación al odio.

Los argumentos de este señor catedrático son tan falaces como irracionales, lo mejor es que todo el mundo ya lo sabe. Aunque al parecer ellos, rodeados de esa masa gelatinosa de burbuja con aromas a incienso y mentiras, viven en otro mundo. Un mundo abyecto en donde mentir y tergiversar vale con tal de intentar salvar al Ángel Caído. A uno de los nuestros. Luego a confesarse y tras la penitencia, cumplida o no, total nadie se va a enterar, a seguir llenando su mochila de pecados. La historia interminable. Todo un catedrático hablando de “reabrir” cuanto en su día no hubo apertura, solo una investigación tramposa viciada de raíz. No es posible reabrir lo que nunca se abrió. En su estado actual, nerviosos porque la verdad no es sólo jurídica, como presumía de un modo impertinente Ocariz, sino que la verdad les cae a peso plomo cada día que pasa, nerviosos porque el edificio que desde el primer instante de la denuncia pretendieron construir se les lleva tiempo cayendo abajo. Reconocimiento en petit comité y mentiras en público. Y a partir de ahí años de ataques a la víctima y a su familia. Años de persecución con el crucifijo de cristal atizado en el aire.

José María Martínez Sanz, condenado por abusos continuados
José María Martínez Sanz, condenado por abusos continuados

Lo que este señor y el resto de medios al servicio de la Cruz de Cristal intentan vender es que el verdugo es la víctima y la víctima el verdugo. Que la historia no es la real, la sentenciada en firme, la que ya la practica totalidad de la ciudadanía conoce, menos ellos, sino la que con tirabuzones, mentiras y escorzos buscan trasladar en mensajes que solo compran algunos de los suyos, no todos, porque hasta en sus propias filas, doy fe de ello, hay gente que critica abiertamente la actitud de un colegio incapaz y de una orden religiosa con una dirección muy alejada de los principios y valores que predican.

El señor Simón Yarza omite muchos hechos en su artículo, demasiados para siquiera tener dudas sobre su credibilidad. Simón Yarza al que no perderé el tiempo de afiliar al Opus porque a buen seguro lo negará, parecen muchos avergonzarse de ello con o sin motivo aparente, se une así a Ana Barrilero ex fiscal de la Audiencia de Bizkaia, y a un medio de rosquillas y ponche, con un nombre de vaticanista falso celofán que llevan meses, desde que otro medio con director de la obra, filtró la noticia de la apertura del caso canónico por el Papa Francisco, vomitando bilis y sufriendo a buen seguro lo que en algunas zonas de Castilla y León llaman “amarillos”.

Lo que estos señores y señoras no parecen conocer es lo que significa la palabra amor que es justamente lo que nosotros y nosotras sí conocemos, máxime aplicada en todos estos años a la defensa incondicional de nuestro hijo. Pero en su desconocimiento del amor, también desconocen al parecer lo que significa respeto. Tal vez porque no se respetan tampoco a sí mismos, como para creer que van a respetar a los demás. Cruces de cristal, prepotencia y protección de la impunidad. En mi opinión de cristiano, actitudes muy lejanas a la verdadera esencia de la iglesia de Pedro, esa sobre la que ustedes siempre echan el falso tapete del monopolio y de la que, a pesar suyo, cada vez están más y más lejos. Sus mentiras y tergiversaciones ya no convencen a nadie. Abran los ojos, nunca es tarde.

El señor Simón dice haber seguido el caso Gaztelueta desde el inicio. Su seguimiento entiendo que se refiere a las contradictorias versiones múltiples del colegio, porque para haberlo seguido tan de cerca aún no le he oído alguna ocasión siquiera en la que se haya interesado desde su boato de cátedra por el estado o las necesidades de una víctima de pederastia. Más crucifijo de cristal. Apariencia y poca chicha, que diría un ilustre escritor gallego.

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