Misas y mejores "guionistas" que no distraigan, confundan, embrollen, extravíen... Antonio Aradillas: "Es más que probable que Jesús y los 'suyos', no 'asistieran' hoy a nuestras misas"

Puro aburrimiento
Puro aburrimiento

"¿Cómo es posible enmarcar en la celebración eucarística actual, con su ceremonial correspondiente, ideas tan elementales y sacrificiales como "Cena del Señor", "Banquete eucarístico" y amistosa –amorosa- "reunión de la asamblea" o "Iglesia"?"

"¿Qué tienen que ver nuestras misas con las “celebradas” detalladamente en los santos evangelios, en el "Libro de los Hechos de los Apóstoles" y en las narraciones que perduran y refieren lo acontecido en las reuniones de la Iglesia primitiva?"

"¿Cuál sería hoy la reacción de Jesús ante tales hechos, y más si estos son espectaculares 'funciones' solemnísimas, junto con las homilías y los panegíricos pronunciados con la requerida entonación clerical o super-clerical?"

"A las misas les siguen sobrando lecturas bíblicas sobre todo veterotestamentarias. La literatura judía no es la de los cristianos. Precisamente su substitución fue tarea y ministerio de Jesús"

Con excepción de estólidas, tontorronas e insípidas estupideces de los llamados “comentaristas” de siempre, mi leal agradecimiento a quienes han tomado en serio lo sugerido en mi anterior artículo relacionado con las misas y la necesidad de nuevos “guionistas” para la celebración de las mismas.

Aún convertido nada menos que en precepto, a la misa – nuestras misas-, tal y como hoy se celebran, difícilmente, por muchos más años que perduren, se las puede “revestir” con nombre tan sacrosanto y misteriosamente litúrgico que haya tenido en su haber y en su historia.

¿Cómo es posible enmarcar en la celebración eucarística actual, con su ceremonial correspondiente, signos, gestos y ornamentos regulados en el sacrosanto e inviolable “nombre de Dios”, ideas tan elementales y sacrificiales como “Cena del Señor”, “Banquete eucarístico” y amistosa –amorosa- “reunión de la asamblea” o “Iglesia”?

¿Qué tienen que ver nuestras misas con las “celebradas” detalladamente en los santos evangelios, en el “Libro de los Hechos de los Apóstoles” y en las narraciones que perduran y refieren lo acontecido en las reuniones de la Iglesia primitiva?

¿Cuál sería hoy la reacción de Jesús ante tales hechos, y más si estos son espectaculares “funciones” solemnísimas, con olor a incienso, ecos de coros angélicos, aún con los pentagramas sublimes interpretados por las más artísticas orquestas sinfónicas, junto con las homilías y los panegíricos pronunciados con la requerida entonación clerical o super-clerical?

¿Qué calificación religiosa les hubiera merecido a Jesús y a sus primeros colaboradores, las misas celebradas “ de espaldas al pueblo, mirando a la pared y además en latín, con la imposible participación del pueblo de Dios, tal y como algunos todavía añoran, con las lágrimas de sus lágrimas?

Misa de espaldas a la comunidad

Con sentido y contenido teológico y pastoral, convertir en precepto la asistencia –“ir”, “estar”, u “oír”- misa, al menos “en los domingos y fiesta de guardar”, rebasaría los límites del atrevimiento y de las audacias, por santas que estas fueran calificadas.

Resultaría irremisiblemente inviable asignarle a Jesús y a los suyos, un lugar tanto en el espacio como en el esquema de este tipo de reuniones cristianas entre amigos, por muchos y muy claros nombres de misas que siguieran teniendo. ¿Nos imaginamos a Jesús presidiendo estas ceremonias, con-celebrándolas, -con acólitos o monaguillos- , previa asignación de lugares divinales para la Santísima Virgen María, así como para las “santas mujeres” que le acompañaban siempre?

¿Qué esfuerzos y ejercicio de imaginación, de piedad y de actualización de insondables misterios hay que efectuar, como para poder identificar las llamadas “sedes apostólicas” con las de las diócesis fundadas –evangelizadas- por los Apóstoles de nombre Andrés, Juan, Felipe, Judas Tadeo, Santiago Tomás, Pablo y el mismo Pedro?

Por todo esto, y algo más, no son de extrañar las dudas de muchos cristianos de verdad, acerca, por ejemplo, de si las misas siguen siendo misas aquellas en las que no se participa en ellas y ni siquiera se recibe la comunión, por lo que su configuración y sentido es ceremonial, y no de “misión” o de proyecto de vida.

Sede apostólica

Me reafirmo en la idea de que a nuestras misas, aún a las celebradas en las lenguas vernáculas, les falta mucho para parecerse, e identificarse, con la instituida por Jesús -“memoria”-, participada –concelebrada- por la comunidad que le hacia ser y comportarse como “Iglesia”, es decir, ”en unión común” por la recepción de la Eucaristía.

Sobran por tanto, los maestros de ceremonias al uso. Distraen y confunden. Embrollan. Crean confusión. Extravían –“fuera de camino”- el sentido y el contenido eminentemente sagrados.

A las misas les siguen sobrando lecturas bíblicas sobre todo veterotestamentarias. La literatura judía no es la de los cristianos. Precisamente su substitución fue tarea y ministerio de Jesús, y exactamente por eso lo ascendieron “religiosamente” a la Cruz en el monte del Calvario.

Hechos y ejemplos de vida, al igual que referencias a noticias de acontecimientos actuales o conmemorativos, son “palabras de Dios”, con similar fuerza de educación- formación en la fe, que tienen no pocas escenas, y sentencias referidas en los Libros Sagrados.

“En román paladino”, y sin reverenciales y excesivos tributos al lenguaje teológico, opino que, así las cosas, es más que probable que Jesús y los “suyos” , no “asistieran” hoy a nuestras misas, y menos a las “revestidas” con solemnidades mayores.

NOTAS: l- Por estar todavía la causa “sub iudice”, dejo para otra ocasión narrar y comentar cuanto costó, y quien pagó, la llamada “Misa de los Kikos”, líder del Camino Neocatecumenal, a propósito del “V Encuentro Mundial de la Familia”, celebrada después de la marcha a Roma del papa Benedicto XVI, quien había presidido actos tan solemnes en la ciudad de Valencia. 2- “Comentario”: “Explicación, interpretación o crítica que se hace para facilitar su comprensión o valoración” (RAE)

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