"Utópico manifiesto, fruto natural del árbol de las personas que lo componen" Movilización de la ciudadanía contra la guerra y la recuperación de nuestra robada independencia

Imperialismo yanqui
Imperialismo yanqui

"Este utópico Manifiesto, es fruto natural del árbol de las personas que lo componen, que la han hecho crecer y no permiten que nadie lo pueda arrancar, trocear ni configurar a su antojo desde fuera"

"España es una realidad originaria, histórico-evolutiva, que une, integra y caracteriza hoy a sus 42 millones de habitantes. Es una Nación con un proceso de igualdad, soberanía y libertad propio como compete a cada una y todas las naciones"

"No es el momento de señalar la capitulación y sumisión con que indebidamente se fue cediendo a Estados Unidos, camuflado y superastuto invasor, nuestra soberana dignidad y autonomía"

"Lo que aquí se pretende es ni más ni menos que cuidar y respetar esa su propia y libre identidad"

Este utópico Manifiesto es fruto natural del árbol de las personas que lo componen, que la han hecho crecer y no permiten que nadie lo pueda arrancar, trocear ni configurar a su antojo desde fuera. España es una realidad originaria, histórico-evolutiva, que une, integra y caracteriza hoy a sus 42 millones de habitantes. Es una Nación con un proceso de igualdad, soberanía y libertad propio como compete a cada una y todas las naciones. Y lo que aquí se pretende es ni más ni menos que cuidar y respetar esa su propia y libre identidad.

"La movilización o se hace masivamente con toda la ciudadanía o no servirá para nada"

La desafiante iniciativa la asumen, la representan y la promueven en este caso, políticos y personalidades relevantes, a las que hay que sumar con mérito singular el liderazgo del Papa Francisco por la paz, aunque ya se ha comentado con sobrada razón, que no le haya secundado como debiera la entera cristiandad.

La representación consignada, podría hacerse con otras muchas personas, pero la aquí mencionada resulta más que suficiente para dar a entender que en ella está presente el sentir general de España como nación soberanamente libre e independiente.

No es el momento de señalar la capitulación y sumisión con que indebidamente se fue cediendo a Estados Unidos, camuflado y superastuto invasor, nuestra soberana dignidad y autonomía.

La trama de sumisión se fue tejiendo ladinamente con el resultado de la dependencia nacional e internacional que hoy padecemos, sin que valga como causa justificante la ayuda decisiva que, en determinados conflictos, pudo prestar Estados Unidos a unos u otros países para liberarlos de la dominación de un enemigo; tal ayuda no se reconoce ni se compensa traspasando la propia libertad a quien te libera.

Una movilización nacional masiva supone una toma de conciencia de la nefasta subordinación en que se vive y la voluntad de volver a recuperar nuestra dignidad nacional, tan prostituida, pues incluso cuentan ya con España como si les perteneciera para extender y consumar su dominio en cualquier parte del planeta tierra.

Con lo dicho, no se oculta que en la movilización se persigue salir de una dependencia que no nos honra ni beneficia. Pertenece a los ciudadanos, como exigencia democrática esencial, revisar y preservar para su país este derecho fundamental, conquistado y sellado internacionalmente.

Yolanda Díaz

La vicepresidenta Yolanda Díaz, si todo de ella dependiera, saldría al frente para conseguir la independencia que hemos perdido, apuntando al último bastión que la sustenta y a las élites intraespañolas que secretamente le apoyan. Pero lanzarse a ese objetivo no se lo van a permitir porque sería sublevar al incuestionable poder imperial estadounidense.

En definitiva, no hay núcleos de poder político organizados en todo el territorio español que hagan girar el Gobierno en esa dirección y que le puedan prestar activa alianza para lograr la independencia sustraída.

¿O queda incluso, que en estas adversas condiciones, Yolanda y otros, puedan congregar, unir gente, recursos y una nueva geopolítica capaz de vencer a todo partido liberal conservador? Convocamos, por tanto, sin ningún afán de renombre o negocio personal, a exigir Gobiernos que se hagan respetar frente a todo intento de dominio, opresión o humillación. Intento que, en la situación actual, viene ejerciendo injusta e indebidamente en múltiples aspectos los Estados Unidos.

Manifiesto

Improrrogable: ¿Esclavitud o Independencia? - Con todos: cerca o lejos, dentro o fuera, alzamos la bandera de una España independiente y libre

Nosotros

Miguel Ángel Revilla, Federico M. Zaragoza, José Antonio Martin Pallín, Fernando Bermúdez, Manuel Monereo, Juan Carlos Monedero, Juan Torres López

I Encuadre y contexto de la Semana Santa en el actual y declinate imperio yanqui

II Movilización de la ciudadanía contra la guerra y nuestra robada independencia

I - La independencia

Nada fácil de determinar por más que no dejen de afluir miles y aun millones de ciudadanos cristianos para celebrar la Semana Santa en su forma tradicional. Pero, se nota, no es lo mismo ni se vive como antes.

No hemos encontrado el modo de hacerlo en una sociedad globalizada tecnológica, cultural y políticamente cambiada.

La Semana Santa tradicional revivía muy literalmente los pasos y enseñanzas que Jesús iba haciendo públicamente en su país. Jerusalén tenía bien establecido un Orden de convivencia político- religioso que obligaba a todos.

Jesús, sin embargo, no encajó como válido y correcto tal Orden, lo cuestionó y aireó todas sus corruptas e injustas leyes y prácticas, tachó sin reparo a sus dirigentes de incoherentes, soberbios e hipócritas, con lo que se ganaba sin remedio su desconfianza y desprecio y aceleraba el proceso que le llevaría a ser difamado, perseguido y, finalmente, juzgado y crucificado.

Jesús, judío, fue calificado públicamente como hereje, transgresor del sistema religioso-político dominante; enseñaba ser muy otro el camino que llevaba y unía a Dios.

En la gran cristiandad, que de El surgió, siglo tras siglo se fueron recordando, celebrando y viviendo los sucesos más importantes de su vida, con un gran despliegue de ritos e imágenes que, con inmensa variedad artística, iban quedando estampadas en vidrieras, templos y espacios de toda clase.

Y, ahora, en pleno siglo XXI, toca a nosotros determinar cómo entendemos, vivimos y proyectamos la celebración de esa Semana Santa, a partir del hecho perturbador de la pandemia y de la guerra de Ucrania.

La Semana Santa, ¿la olvidamos o la vivimos aplicando su significado original y la confrontamos con el Orden de convivencia nacional e internacional imperante y que trata de imponerse, muy a sabiendas de no concordar ni de lejos con el proyecto liberador de Jesús, - el reino de Dios- ¿El nuevo Orden cultural y sociopolítico que sueña con ser modelo de convivencia, bajo el violento y unipolar imperio yanqui, es compatible con el contenido original del reino de Dios, anunciado por Jesús y que la Semana Santa debiera revivir? ¿Cómo la Semana Santa puede celebrarse, sin repeler la enorme injusticia, opresión, desigualdad y esclavitud del tiránico imperio yanqui?

A destacar y lograr lo que parece imposible, contribuye la pasión del Papa Francisco por la paz y el admirable y concordante objetivo de la veraz y libre Yolanda Díaz.

II - La movilización

Este utópico Manifiesto, es fruto natural del árbol de las personas que lo componen, que la han hecho crecer y no permiten que nadie lo pueda arrancar, trocear ni configurar a su antojo. España es una realidad originaria, histórico-evolutiva, que une, integra y caracteriza hoy a sus más de 42 millones de habitantes. Es una Nación con un proceso de igualdad, soberanía y libertad propio como compete a cada una y todas las naciones.

Y lo que aquí se pretende es ni más ni menos que cuidar y respetar esa su propia y libre identidad.

La movilización o se hace masivamente con toda la ciudadanía o no servirá para nada.

La desafiante iniciativa la asumen, la representan y la promueven en este caso, políticos y personalidades relevantes, a las que hay que sumar con mérito singular el liderazgo del Papa Francisco por la paz, aunque ya se ha comentado con sobrada razón, el escándalo de que no le haya secundado como debiera la entera cristiandad.

La representación consignada, podría hacerse con otras muchas personas, pero la aquí mencionada resulta más que suficiente para dar a entender que en ella está presente el sentir general de España como nación soberanamente libre e independiente.

La representación consignada, podría hacerse con otras muchas personas, pero la aquí mencionada resulta más que suficiente para dar a entender que en ella está presente el sentir general de España como nación soberanamente libre e independiente.

No es el momento de señalar la capitulación y sumisión con que indebidamente se fue cediendo a Estados Unidos, camuflado y superastuto invasor, nuestra soberana dignidad y autonomía.

La trama de sumisión se fue tejiendo ladinamente con el resultado de la dependencia nacional e internacional que hoy padecemos, sin que valga como causa justificante la ayuda decisiva que, en determinados conflictos, pudo prestar Estados Unidos a unos u otros países para liberarlos de la dominación de un enemigo; tal ayuda no se reconoce ni se compensa traspasando la propia libertad a quien te libera.

Una movilización nacional masiva supone una toma de conciencia de la nefasta subordinación en que se vive y la voluntad de volver a recuperar nuestra dignidad nacional, tan prostituida, pues incluso cuentan ya con España como si les perteneciera para extender y consumar su dominio en cualquier parte del planeta tierra.
Con lo dicho, no se oculta que en la movilización se persigue salir de una dependencia que no nos honra ni beneficia. Pertenece a los ciudadanos, como exigencia democrática esencial, revisar y preservar para su país este derecho fundamental, conquistado y sellado internacionalmente.

La vicepresidenta Yolanda Díaz, si todo de ella dependiera, saldría al frente para conseguir la independencia que hemos perdido, apuntando al último bastión que la sustenta y a las élites intraespañolas que secretamente le apoyan. Pero lanzarse a ese objetivo no se lo van a permitir porque sería sublevar al incuestionable poder imperial estadounidense.

En definitiva, no hay núcleos de poder político organizados en todo el territorio español que hagan girar el Gobierno en esa dirección y que le puedan prestar activa alianza para lograr la independencia sustraída.

¿O queda incluso, que en estas adversas condiciones, Yolanda y otros, puedan congregar, unir gente, recursos y una nueva geopolítica capaz de vencer a todo partido liberal conservador? Convocamos, por tanto, sin ningún afán de renombre o negocio personal, a establecer Gobiernos que se hagan respetar frente a todo intento de dominio, opresión o humillación. Intento que, en la situación actual, viene ejerciendo Injusta e indebidamente en múltiples aspectos los Estados Unidos.

Apoya la primavera del papa Francisco

Volver arriba