A los tres meses de publicarlo, Demetrio, Argüello y Rico Pavés se lanzaron a condenarlo Diez años del caso Pagola: ¿Deberían pedir perdón quienes le persiguieron por su libro sobre Jesús?

José Antonio Pagola
José Antonio Pagola

Fue hace diez años, aprovechando el período de sede vacante tras la renuncia de Benedicto XVI, cuando, por fin, desde la Congregación para la Doctrina de la Fe, vencidas las presiones “del grupo español”, en referencia a un puñado de obispos, llegó la resolución definitiva que reconocía que ‘el Jesús’ de José Antonio Pagola no contenía ninguna proposición contraria a la fe

“Sufrí mucho en los más de cinco años que duró todo el proceso, no solo por la tensión de vivir esperando el veredicto de Roma, sino porque algunos sectores muy importantes de la Iglesia me condenaban", ha reconocido Pagola

"Según algunos medios, yo hacía daño a la Iglesia. Me dolía mucho ver sufrir a mi familia y a tantos amigos que me apreciaban mucho. No sabía qué decirles ni cómo explicarles lo que estaba sucediendo”

Fue hace diez años, aprovechando el período de sede vacante tras la renuncia de Benedicto XVI, cuando, por fin, desde la Congregación para la Doctrina de la Fe, vencidas las presiones “del grupo español”, en referencia a un puñado de obispos, llegó la resolución definitiva que reconocía que ‘el Jesús’ de José Antonio Pagola no contenía ninguna proposición contraria a la fe.

“No me ha pedido corregir ningún error doctrinal”, reconocía el propio teólogo vasco en carta a sus lectores, que por entonces se contaban ya por decenas de miles en las varias ediciones y en varios idiomas -entre ellos el chino- de aquella obra editada por PPC que tantas alegrías le ha dado, aunque los sinsabores que le han provocado quienes a los tres meses de publicada comenzaron a señalarle con el dedo, han dejado mella en quien fuera el vicario general de San Sebastián.

Un infierno que no cesó ni aun cuando su entonces obispo, Juan María Uriarte, tras asesorarse con dos acreditados biblistas que escrutaron el libro Jesús. Aproximación histórica, le concedió el imprimatur unos meses después, lo que no impidió una dura ‘Nota de clarificación’ por parte de la Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe y su envío inmediato también a Roma, para que tomasen las medidas pertinentes.

José Antonio Pagola
José Antonio Pagola

Nueve meses después de su llegada a las librerías, la emblemática obra de Pagola se había convertido en un asunto muy embarazoso para el autor, que contó siempre con el apoyo de su editor y de los principales teólogos del país. Martín Velasco, Faus, Queiruga, Guijarro, Bernabé, Aleixandre, Vitoria, Aguirre, Estrada, Ramón… le hicieron llegar su adhesión. No faltó tampoco el abrazo de Casaldáliga.

No sucedió así con los obispos, siempre timoratos, y que en cuestiones doctrinales suelen alinearse con el que se presenta más rotundo en los argumentos, aunque luego esos resulten insostenibles y deparen, como sucedió en este caso, que la montaña parió un ratón de campo, aunque el sufrimiento haya sido mayúsculo para el señalado. Como mucho, algunos obispos se atrevían a decir, sotto voce, que los que tenían enfilado a Pagola era un pequeño sector del Episcopado, “unos cuatro o cinco”. Los demás dejaban hacer. De nada servía que el propio cardenal Ravasi, con unas cuantas lecturas a la espalda, saliese recomendando la lectura del ‘Jesús’ de Pagola…

El obispo indignado: "Se vende como rosquillas"

Aquel celo inquisitorial había partido a los tres meses de publicada la obra de la pequeña diócesis de Tarazona. Su entonces obispo, Demetrio Fernández, alarmado por la difusión del libro -”se está vendiendo como rosquillas”, escribió una carta pastoral inequívoca en donde alertaba de que “el Jesús de Pagola no es el Jesús de la fe de la Iglesia”.

El obispo Demetrio Fernández
El obispo Demetrio Fernández Agencias

Aquel texto episcopal, colgado en la web de la diócesis aragonesa en los primeros días de enero para actuar de cortafuegos ante la avalancha de ‘Pagolas’ que se iban a vender esos días como regalos de Reyes –“en muchas comunidades religiosas, es el regalo obligado de Navidad”, reconocía alarmado Fernández-, venía acompañado de otros dos textos, a modo de apoyo argumental contra “el libro de moda”: una breve nota del hoy arzobispo de Valladolid y entonces vicario de la diócesis castellana, Luis Argüello, y un escrito de José Rico Pavés, actual obispo de Jerez y entonces secretario de la Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe, a la que también pertenecía el obispo de Tarazona.

“Así, a tres meses de la publicación de mi libro, sin haber tenido ningún contacto conmigo, estas personas se permitían condenar públicamente mi obra”, escribió Pagola

“Así, a tres meses de la publicación de mi libro, sin haber tenido ningún contacto conmigo, estas personas se permitían condenar públicamente mi obra”, como reconoce el propio Pagola en su último libro,Un creyente apasionado por Jesús (PPC). “Sufrí mucho en los más de cinco años que duró todo el proceso, no solo por la tensión de vivir esperando el veredicto de Roma, sino porque algunos sectores muy importantes de la Iglesia me condenaban. Según algunos medios, yo hacía daño a la Iglesia. Me dolía mucho ver sufrir a mi familia y a tantos amigos que me apreciaban mucho. No sabía qué decirles ni cómo explicarles lo que estaba sucediendo”, cuenta a corazón abierto en ese libro.

Diez años después de que Roma, con su notificación, quitase definitivamente las razones esgrimidas por quienes pretendían condenarle, ¿es ingenuo pensar que quienes le señalaron con el dedo, sin buscar en ningún momento la corrección fraterna, tengan un gesto fraternal con quien, para miles de personas en todo el mundo, ha ayudado a alimentar y madurar la fe o, lo que no es poco, descubrir la imagen de un Jesús que tenían ya muy deformada?

Queriruga y pagola en el Foro Encrucillada
Queriruga y pagola en el Foro Encrucillada

Cuando se han cumplido también diez años del pontificado de Francisco, donde el ardor guerrero por perseguir teólogos se ha frenado en seco y, desde luego, no es la encomienda primera que le ha dado Bergoglio al nuevo prefecto para la Doctrina de la Fe, Víctor Manuel Fernández, tiene mucho sentido que quienes han participado en esta persecución reflexionen sobre las últimas palabras del Papa en el ángelus del pasado domingo: “¿Qué haces tú? ¿Señalas con el dedo o abres los brazos? Piensa...".

La apertura de brazos del nuevo arzobispo de Santiago al también perseguido teólogo Andrés Torres Queiruga da un margen para la esperanza con respecto a ese reconocimiento final a la figura de quien, ante tanto dolor, sólo encontró consuelo pensando “a veces que no debía importarme que me consideraran hereje, pues Jesús conocía mi corazón”. Se está a tiempo.

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