"Rezan las pancartas: 'Se hace silencio cuando los niños duermen, no cuando los matan'" Y Palestina ganó esta vuelta a España…

Protestas contra Israel en la Vuelta a España
Protestas contra Israel en la Vuelta a España Javier Baeza, cura en Vallecas

"Hay una realidad incontestable, hay un pueblo masacrado, el palestino, y somos corresponsables de nuestros hermanos y hermanas. Cada niño, cada niña muerta, es un hijo, una hija nuestra"

Llama la atención que las furgonetas policiales azules escoltan dos tanquetas de esas que, supongo, disparan agua a presión para disolver concentraciones. Efectivamente estamos ante un despliegue policial inusitado, como ya habían anunciado algunos responsables políticos: “mayor que el realizado con la presencia de la OTAN, hace años, en Madrid”

"Los gritos se transforman en alegría, exultación por haber suspendido -eso ya sí nos llega por los medios- una vuelta ciclista que nunca debió permitir que quienes se enriquecen con el genocidio participen en la misma"

"El pueblo fraterno es capaz de movilizarse contra quienes explotan, violentan y asesinan. Algunos se escandalizarán por que la ciudadanía ha paralizado un pelotón ciclista, pero no se han escandalizado durante tres años de genocidio porque Israel haya paralizado toneladas de ayuda humanitaria destinadas a la población civil"

La celebración del domingo en San Carlos Borromeo por la mañana estuvo traspasada por las cruces que vivimos, a las que asistimos y esa llamada del mismo Jesús a estar cerca de ellas. Con esa vocación, nos habíamos propuesto desde la Comunidad participar en la acción de denuncia contra la participación de un equipo israelí en la vuelta ciclista. Después de la misa y la mesa, allá que fuimos. Es verdad que, para ser domingo, iniciada la tarde, ya el trasiego de gente en la estación y en el mismo tren mostraban mucho movimiento.

Llegamos a la estación de Atocha y esa sensación de que mucha gente se iba a sumar parecía evidenciarse más. Los colores rojo, negro, blanco y verde se sorteaban en una incansable ristra de banderas, camisetas, brazaletes… los colores que forman la bandera de Palestina iban llenado el horizonte.

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En la confluencia de la Cuesta de Moyano con Paseo del Prado, lo primero con que nos topamos es el despliegue policial existente. Decenas de furgones policiales hacen de frontera justo en la curva que los ciclistas deben completar, en varias ocasiones, durante el trayecto urbano. Llama la atención que las furgonetas policiales azules escoltan dos tanquetas de esas que, supongo, disparan agua a presión para disolver concentraciones. Efectivamente estamos ante un despliegue policial inusitado, como ya habían anunciado algunos responsables políticos: “mayor que el realizado con la presencia de la OTAN, hace años, en Madrid”.

En fin, uno no acaba de entender semejante despliegue policial cuando, paralelamente, leemos las declaraciones del presidente del Gobierno: “Sánchez muestra su “admiración” por las protestas en La Vuelta”. Mientras, sigue sin aprobar un decreto de embargo completo de armas y material de doble uso, la prohibición de tránsito de material militar, armas, o combustible por puertos y aeropuertos. 

La tarde transcurre tranquila. Un sol de verano intenso, pero la fuerza no decae. Las aceras se han llenado, hay mucha gente joven, personas mayores, familias con peques. Los gritos son continuos contra el asesino Netanyahu o el silencio cómplice de cuantos niegan que esto sea un Genocidio.

Protestas contra el genocidio en la Vuelta
Protestas contra el genocidio en la Vuelta Javier Baeza, cura en Vallecas

De la misma manera, más fuertes aun si cabe, la fuerza de solidaridad y cariño a las víctimas palestinas desgañitan nuestras gargantas.

Sorprendentemente, en la misma escena de tiempo, las fuerzas policiales que tienen un cordón de agentes que impiden el paso desde la Cuesta de Moyano al paseo del Prado, se abren y nos dan acceso a la zona de público, pasillo previo acotada con vallas simples que discurre paralelo al circuito.

Siguen los gritos, el airear de banderas y, efectivamente, cuando pasaban coches de la organización de la vuelta se redoblan los gritos contra los victimarios de este genocidio.

Manifestantes en el Paseo del Prado
Manifestantes en el Paseo del Prado Javier Baeza, cura en Vallecas

Recordaba entonces aquella advertencia, ya tardía pues fue asesinado en un campo de concentración nazi, del teólogo y pastor luterano alemán Dietrich Bonhoeffer, que se lamentaba -y nos quedan sus cuadernos- de no haber gritado antes. Gritar es una expresión evangélica de repulsa a lo que ocurre. Como nos recordaba JB Metz, “en la espiritualidad cristiana hay demasiados cánticos y pocos gritos de indignación”. Gritar como paso previo a la confianza, como hizo el mismo Jesús en la Cruz, gritar que pase esta cruz, pero que se haga su voluntad.

Seguía la tarde y las noticias que nos llegan de otros escenarios de la carrera son contradictorias, confusas: que si se ha parado, que si se acorta… quesis que no hacen mella en cuantos estamos allí dispuestos por lo menos a gritar contra este genocidio. 

Nos enteramos -porque vemos las fotos en redes sociales- que se ha colgado una gran pancarta en la puerta del Sol.

Nos confirman que el trayecto de la vuelta se ha modificado y que no pasará por Atocha. De hecho, el cordón policial se ha retirado durante un largo rato, y solo quedan algunos agentes en la acera del frente. Cuando llega la confirmación del cambio del trayecto, un grupo de gente que está en la acera del jardín botánico subiendo hacia el museo de Prado, salta las vallas de contención y comienza a ocupar la calzada del circuito. La policía, que está situada sobre todo en la calzada de enfrente, en la confluencia con la calle Atocha, inicialmente no reacciona. Continua el flujo de personas que van ocupando cada vez más calzada haciendo esta intransitable. Entonces sí que es cuando la policía ha comenzado a disparar salvas de fogueo y botes de humo y dispersar a las personas que habían invadido la calzada, despejándola. A continuación, se repliega.

¿Es posible la paz?
¿Es posible la paz? Javier Baeza, cura en Vallecas

Casi a la vez se corre la noticia de que en la Gran Vía, a la altura de la plaza de Callao ,se ha cortado la vía. Por lo que nuevamente la ciudadanía vuelve a ocupar la calzada quedando, a distancia, vigilados por la policía antidisturbios con todo su arsenal disuasorio preparado.

El ambiente, a pesar del lanzamiento inicial de material antidisturbios, es festivo, decido a hacer que esta vuelta ciclista la gane Palestina, como corean los manifestantes. La celebración es un nuevo grito contra ese genocidio y sus victimarios. Los gritos se transforman en alegría, exultación por haber suspendido -eso ya sí nos llega por los medios- una vuelta ciclista que nunca debió permitir que quienes se enriquecen con el genocidio participen en la misma.

Efectivamente la calle queda llena de las vallas que, ya inútiles, las personas han ido depositando sobre la calzada. Los aplausos emocionados se entremezclan con las llamadas a la solidaridad con las víctimas del genocidio. La sensación de haber derrotado a una expresión tan burda del poder violento y capitalista como ha sido esta vuelta ciclista 2025 va apoderándose de la ciudadanía.

La Policía y la protestas
La Policía y la protestas Javier Baeza, cura en Vallecas

El pueblo fraterno es capaz de movilizarse contra quienes explotan, violentan y asesinan. Algunos se escandalizarán por que la ciudadanía ha paralizado un pelotón ciclista, pero no se han escandalizado durante tres años de genocidio porque Israel haya paralizado toneladas de ayuda humanitaria destinadas a la población civil. Otros, alegarán que el deporte no debe mezclarse con política, pero consienten y aplauden la fotografía de la presidenta con el equipo boicoteado, obviando que la presencia de equipos de Israel en las competiciones deportivas es una acción política de “sportwashing” para generar simpatía.

Y otros nos acusarán de antisemitas: y nos tocará responderles que no es una acción contra el pueblo judío, sino contra el capital israelí, y que no hay nada más antisemita, que tomar el nombre de Dios en vano, usando la tradición y el sufrimiento judío para justificar la aniquilación del pueblo palestino

Y otros nos acusarán de antisemitas: y nos tocará responderles que no es una acción contra el pueblo judío, sino contra el capital israelí, y que no hay nada más antisemita, que tomar el nombre de Dios en vano, usando la tradición y el sufrimiento judío para justificar la aniquilación del pueblo palestino. Son ellos, los que en palabras del profeta Miqueas, odian el bien y aman el mal, arrancan la piel de encima y la carne de sobre sus huesos, “Así dice Yahveh contra los profetas que extravían a mi pueblo, los que, mientras mascan con sus dientes, gritan: «¡Paz!», más a quien no pone nada en su boca le declaran guerra santa.”

No olvidemos a los niños palestinos
No olvidemos a los niños palestinos Javier Baeza, cura en Vallecas

Hay una realidad incontestable, hay un pueblo masacrado, el palestino, y somos corresponsables de nuestros hermanos y hermanas. Cada niño, cada niña muerta, es un hijo, una hija nuestra.

Como rezan estos días algunas pancartas. Se hace silencio cuando los niños duermen, no cuando los matan.

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