"¡En buena hora decidiste dar a conocer esa reflexión breve y rápida, tan provocadora!" Rafael Tejero: "Querido José María Castillo, los lectores de tus libros encontrarán siempre señales luminosas"

Señales luminosas
Señales luminosas

"Querido José María Castillo, ¡en buena hora decidiste dar a conocer esa “reflexión breve y rápida,” tan provocadora! Con ella suscitas las nuestras"

"Nada hay en la doctrina de Jesús que tenga sentido si se le sustrae la diferencia entre lo esencial y lo accidental"

José María Castillo: “Reflexión breve y rápida que me pareció de interés” el día de los Derechos Humanos: “No podemos consentir que la Iglesia siga atascada en sus elucubraciones medievales, en sus esencias griegas de siglos ya lejanos y en su trono de majestades casi feudales… ¿a dónde vamos con semejante jerga de antiguallas que ya no interesan a nadie y a nadie le sirve para nada?”

Querido José María Castillo:

¡En buena hora decidiste dar a conocer esa “reflexión breve y rápida,” tan provocadora! Con ella suscitas las nuestras. Gracias.

Durante tres años de mi adolescencia (15-17) estuve en lo que antes eran las Comunidades Cristianas Populares, Vanguardia Obrera, en Linares (Jaén) y allí se nos enseñaba ya por entonces, por quienes serán admiradores tuyos, víctima de la jerarquía, que el primero en meter la pata fue el exfariseo Pablo de Tarso, al que, como a Nietzsche, -ese escriba cuyo pensamiento tanto respeto inspira en determinados círculos teológicos- se le reventó el caballo de la voluntad dando de bruces en el suelo, pues la desenganchó de las riendas del entendimiento: voluntad o esperanza sin certezas, las cuales volaron más allá fuera del mundo.

¿”La voluntad os hará libres”, en vez de “la verdad os hará libres”? No: el pensamiento de Nietzsche es un caballo reventado, no el último dragón al que hay que enfrentarse.

Cuando era joven te pregunté en una mesa redonda en Órjiva (Granada), si aceptabas la crítica de Feuerbach, Marx y Nietzsche a los que alienan la esencia humana en un más allá trascendente, y me dijiste que sí. (De ello me acordé cuando, no hace mucho, en una conferencia en Granada te oímos decir que Dios es trascendente y que con eso está dicho todo). Tú ibas de la mano de Marx y Nietzsche, que niegan la esencia y yo después descubrí a Feuerbach: Teología=antropología: El allende en el aquende; las esencias, aquí. Y esto es Jesús de Nazaret, el cual coincide (a través de la razón y la influencia del helenismo en Galilea) con la doctrina de Sócrates: El bien=sabiduría, el mal=ignorancia. El bien es lo esencial; el mal es accidental (por gravísimo que sea).

Nada hay en la doctrina de Jesús que tenga sentido si se le sustrae la diferencia entre lo esencial y lo accidental. Si hemos de poner la otra mejilla –pudiendo ser lo cual doctrina factible y suave, como recuerda D. Quijote- es porque la violencia es accidental, y lo contrario, el amor, esencial. Sócrates dice: “Es peor cometer injusticia que padecerla”. Jesús viene a decir: “Es peor matar que ser matado”.

Pablo de Tarso, el luteranismo, el catolicismo – de donde proviene el capitalismo y otros productos irracionales-, no pocos de los “cristianos de base”, y todo el pensamiento reaccionario de la desigualdad están en contra de las esencias (griegas), contra la igualdad, contra la herencia de las sociedades originarias. Y ello, sobre todo, desde 1277, año de la condena de la filosofía (¡de las esencias griegas!) por la autoridad eclesiástica, y, por tanto, del funesto retorno farisaico y sanedrino, sacrificial, de Pablo de Tarso.

José María Castillo en albacete, donde impartió dos conferencias organizadas por la Universidad de Castilla La Mancha
José María Castillo en albacete, donde impartió dos conferencias organizadas por la Universidad de Castilla La Mancha

Condena de la que surge el empirismo-nihilismo, (como también está demostrado) y que es actualizada constantemente por las Iglesias católica y protestante, como en 1864, por Pío IX (en plena tentativa democrática en España, a la que contribuyó a abortar, como después en 1936) anatematizando el panteísmo, el naturalismo, el socialismo, el comunismo, el racionalismo, el liberalismo, y otros demonios, así como estableciendo el dogma de la Inmaculada que no es sino el de la suciedad de todas las demás almas humanas: ¡El pecado original! Esto creemos que es la expulsión de las esencias griegas.

Una de ellas es la idea de la República, tan presente en Grecia antigua y el Renacimiento como ausente en nuestro país ¡por desgracia! Otra es la de la no violencia (el amor, una expresión de la cual es el dar la otra mejilla, principio cristiano donde los haya que eliminó el papa Francisco a propósito del atentado a la revista Charlie Hebdo). Otra esencia es, precisamente, la del ser humano mismo, sin la que se abandona la dignidad y la base y cobertura de los derechos humanos, los de todos siglos, los lejanos como el actual y los futuros. El dogma y la no verdad son las dos caras de la misma moneda.

En esto son reconocibles los paulinos de todos los tiempos, en que desprecian las esencias (griegas). Pero nada de esto le pega a quien, como tú, ha escrito “Víctimas del pecado”, se ha manifestado contra la alienación, a favor incluso de la embriaguez dionisíaca (por cierto, está en Jesús, como también es conocido, siendo la de Nietzsche falsa, desconectada de la lucidez apolínea), por lo que creo que los lectores de tus libros encontrarán siempre señales luminosas.



alfa y omega

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