"Cuando la Vida se vuelve instrumento de fariseísmo político" ¿Salvemos las 2 vidas o todas las vidas?

El sábado 13 de febrero, el Frente Nacional por la Familia de México convocó a una manifestación nacional de autos bajo el lema ‘Salvemos las 2 vidas’, motivados “aparentemente” por los intentos de despenalización del aborto en México.

Ciertamente, la causa de la defensa de la vida humana, es la primera causa legítima de defensa de los derechos humanos; y en lo personal, comparto junto con muchos millones de mexicanos que toda vida es sagrada y merece su protección desde su concepción. Y muchas de las personas que participaron en estas manifestaciones lo hicieron con la mejor de las intenciones y con una decisión encomiable por defender a quienes aún no nacen.

Sin embargo, curiosamente la manifestación del día de ayer del Frente Nacional de la Familia, provoca sospechas y en algunos casos, hasta repulsión, a pesar de que uno sea contrario al aborto. Por ese motivo, quiero distinguir entre las personas que se sumaron legítimamente a las manifestaciones, de los líderes que articularon esta manifestación y cuyas acciones provocan al menos dudas.

En primer lugar, no deja de llamar la atención que los principales dirigentes de este movimiento sean los mismos que convocan y articulan acciones de carácter político contra el actual gobierno federal. Esta situación no tendría ningún problema, pues en toda democracia, es legítima y necesaria la existencia de una oposición política.

Sin embargo, el asunto se complica cuando son las mismas organizaciones y personajes las que articulan ambos tipos de acciones, pues deja la sensación, que en realidad están instrumentalizando la causa “provida” y usando a las personas que están preocupadas por el aborto, como mercancía para articular proyectos políticos, promover candidaturas o incluso impulsar proyectos de desestabilización al gobierno en turno.

En segundo lugar, llama la atención la gráfica de publicidad de la manifestación: una “típica familia mexicana”: un hombre, una mujer y un niño, todos blancos, aparentemente del sector socio económico ABC1, sentados en una camioneta familiar del año. Y es que la manifestación que se convocó, fue de automóviles. Esta situación es problemática, pues la realidad de la familia mexicana es otra, una realidad plural y diversa: mujeres o padres solos que sacan adelante a sus hijos; abuelos que se hacen cargo de sus nietos; y que decir, de la realidad del pueblo mexicano que no es la del “criollo cuyo fin de semana se la pasa en Perisur o en una plaza comercial”, sino la del mestizo, que saca adelante a su hogar en medio de muchas dificultades; entre ellas, la de los tiempos de movilización en transporte público.

Algo que pareciera que no ven o no quieren ver, los dirigentes de este frente por la Familia, es que, según estudios del INEGI, solo el 20% de los mexicanos tiene el privilegio de viajar en auto particular. De tal modo, que para quienes estamos en contra del aborto, esta manifestación se comienza a volver repudiable, ya no solo por su aparente instrumentalización para proyectos políticos sino también porque caricaturizan al pueblo mexicano presentando la defensa de la vida como una bandera de élites y renunciando, dejando de lado o marginando al pueblo.

Y finalmente, el tercer aspecto, que es el que me parece más problemático, es que hace menos de una semana supimos de 19 migrantes centroamericanos que fueron asesinados e incinerados en Tamaulipas de la forma más vil y repudiable. Y ante esta situación, todos los líderes que ahora convocan a esta manifestación, guardaron y siguen guardando el más absoluto silencio sobre esa tragedia: la de los migrantes que son asesinados. Mientras no se denuncie con la MISMA fuerza los otros crímenes contra la dignidad humana, el discurso será vacío, frágil y sin autoridad moral ante nuestro pueblo.

No es suficiente, "defender las 2 vidas", HAY QUE DEFENDER TODA VIDA. Y eso incluye todos los rostros de los marginados: los no nacidos, los migrantes, las mujeres, los que sufren abuso, los discriminados por sus decisiones (aunque no estemos de acuerdo con sus decisiones), los pobres, los indígenas... sin embargo, estos líderes guardan un silencio absoluto sobre esos dramas. Es como si solo importará un tipo de vida.

Pareciera que estos movimientos además son indiferentes a la realidad que se vive actualmente en México, como si vivieran en una burbuja de cristal. Nos encontramos en medio de una pandemia que ha cobrado y sigue cobrando decenas de miles de vidas con miles de historias dramáticas en nuestros hogares. Y, sin embargo, estos mismos movimientos parecen insensibles a ese dolor, pues en sus discursos y convocatorias no mencionan este dolor.

Como creyente, para quienes creemos que TODA vida es importante, inviolable y que merece su respeto irrestricto, manifestaciones como las del 13 de febrero nos preocupan, porque si bien pueden ser acciones estratégicas para proyectos políticos personales, lo hacen al costo de la utilización e instrumentalización política de la verdadera causa provida.

Mientras algunos movimientos se concentren en defender solo uno de los rostros de la dignidad humana y callen o no reaccionen con la misma fuerza ante los otros rostros, su denuncia y discurso será estéril en el mejor de los casos y en el peor de los casos, provocará repulsión porque expresa una forma de FARISEISMO POLITICO.

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