"¡Iglesia filipina o "Nada de 'cantar con el coro'" Sínodo de mesas redondas inconcluso, también para Filipinas

Votaciones en el Sínodo
Votaciones en el Sínodo

"Cinco fueron los asistentes filipinos prominentes al Sínodo sobre la Sinodalidad. El presidente y el vicepresidente de los obispos filipinos han dado sendas ruedas de prensa. Solo con alusiones leves al ataque del papa al clericalismo, sabiendo que es común en Filipinas"

"Es como si estos pastores esquivaran este gran problema de la iglesia filipina porque no han dado grandes pasos para remediarlo, para superarlo. No han querido coger el toro por los cuernos"

"Hasta la fecha, el típico feligrés filipino piensa que lo eclesial consiste en seguir a los clérigos ciegamente … Los seminaristas acaban siendo mandones, trepadores, abusadores de lo eclesial"

"Recientemente, el Prof. Daniel Pilario C.M. de la Adamson University expuso los resultados a partir del informe titulado Salubong. He aquí sus puntos salientes: Problemas con la autoridad, Problemas con la comunicación, Problemas con la rendición de cuentas"

"Mas no hay que perder la esperanza"

En su homilía en la misa de clausura del sínodo inconcluso, el papa ha recalcado la eterna reforma de la iglesia que consiste en el amor a Dios y al prójimo, lo cual resultaría en una iglesia más abierta que no exige una pagella o una libreta de calificaciones para el buen comportamiento.

Te regalamos ‘Informe RD – Claves del Sínodo de la Sinodalidad’

Asimismo el papa, que se sentó en una mesa redonda como uno más, hizo una llamada que no nos portáramos como los fariseos y escribas del evangelio del 30 Domingo en Tiempo Ordinario. En nuestros días hemos sentido la presencia de los mismos en los Cardenales de la Dubia y de varios católicos que no querían una iglesia de la escucha, del diálogo, de la participación del Pueblo en su sínodo, en su caravana, en su itinerario común, en clave de Comunión y Participación, hacia el Padre. Estos que no quieren aprender o estar al lado de los que quieren expresarse como parte de la iglesia se hallan más allá de la reforma, más allá de la necesidad de la conversión puesto que se creen perfectos, por encima de todos.  

Estos, a quienes fueron invitados a tomar parte en el sínodo para vivir la sinodalidad de verdad y que nunca fueron silenciados o excluidos por Francisco (me refiero sobre todo a Müller), no quieren que el papa se sienta como uno más.  Más bien quieren que este esté aislado, aislando al Pueblo de Dios para tomar las riendas del poder.  Pablo VI, aunque desde el trono, intentó mostrar cercanía, superando la realeza aislada y aislante tradicional de los papas, por su asistencia a las sesiones, por sus encuentros con los participantes del Concilio, por sus audiencias concedidas a los mismos.  

Francisco ha querido convertir esta cercanía paulina de su predecesor, que partía del trono como servicio en pro del diálogo hasta el punto de colocar la tiara encima del altar para que esta se vendiera en orden a recaudar fondos para los pobres. Pero sin dejar de subrayar el servicio peculiar del papa a la iglesia. El papa Montini al pedir a los fieles en Anagni en 1966 el amor hacia la persona del papa una ‘strana, singulare vocazione’ señalaba que la vocación del papa no solo es peculiar o singular sino un servicio. 

Ahora, Francisco, ha querido promover como papa las ‘conversaciones en el espíritu’ entre los participantes del sínodo, hasta el punto de imponer la discreción, el silencio, el secreto, algo no deseado por los opositores, pues se creen que pueden acaparar las diversas voces que el Espíritu provoca, despierta, suscita.  Estos ‘enemigos’ que se han pasado de la raya muchas veces, por lo que no se les puede denominar simplemente como ‘oposición leal’, quieren una iglesia monolítica, un monismo eclesial, dicho en términos metafísicos. Son los partidarios del clericalismo, el patrón de su monismo eclesial que rompe todo tipo de comunión y participación, un problema eclesial muy rampante en Filipinas.

El trabajo no está acabado: Recuperación del Pueblo de Dios en la eclesiología

Claramente el trabajo no está acabado. Al menos con esa Carta al Pueblo de Dios se recalca este modo de comprender y vivir la iglesia consagrado por el Concilio y aparcado por mentalidades clericales encabezadas por el entonces prefecto de la Congregación de la Doctrina de la Fe sobre todo a raíz de aquel extraordinario sínodo de 1985, a los veinticinco años de la conclusión del Concilio Vaticano II. Ahora la categoría eclesial de ‘Pueblo de Dios’ que pone de relieve la virtud del bautismo en vez de la jerarquía como en el caso de la categoría de la ‘Comunión’, tantas veces abusada por mentes clericales.

Ni siquiera el año que viene terminarán el trabajan. Al menos, desde la inspiración del caminar juntos ideado por el papa menos clerical del siglo veinte pero muy consciente de la dignidad sacerdotal y de su oficio como sucesor de Pedro: Pablo VI.  Este recalcaba en Anagni que somos de la iglesia y por ser bautizados pertenecemos a ella en su ataque a una jerarquía fosilizada que exigía ser servida en vez de servir. Por su parte, y siguiendo esta gran estela, Francisco ha logrado que se hable del procedimiento eclesial que da cumplimiento la conclusión de aquel discurso memorable en Anagni ‘siamo al vostro servizio, fratelli’ desde el Espíritu, el gran héroe con todos, y no solo los obispos y clérigos, como protagonistas, caminantes, buscadores. 

Ahí está el sentido del Sínodo sobre la Sinodalidad,, el proceso sobre el proceso, el camino sobre el camino que se funda en la amistad (como subrayara el dominico Timothy Radcliffe) en sus varias formas eclesiales, comenzando con la colegialidad episcopal (atacada en su día por el gran predecesor de los de las Dubia, el cardenal Ottavianni, quien dijo que el primer acto colegial de los apóstoles fue abandonar a Jesús cuando este fue arrestado).

La denuncia de Francisco y el silencio ensordecedor de los asistentes filipinos

El sentido de una iglesia sinodal va en contra de esta denuncia reciente del papa Francisco: ‘Cuando los ministros se exceden en su servicio y maltratan al pueblo de Dios, desfiguran el rostro de la Iglesia con actitudes machistas y dictatoriales. Es doloroso encontrar en algunos despachos parroquiales la “lista de precios” de los servicios sacramentales al modo de supermercado. O la Iglesia es el pueblo fiel de Dios en camino, santo y pecador, o termina siendo una empresa de servicios variados. Y cuando los agentes  de pastoral toman este segundo camino la Iglesia se convierte en el supermercado de la salvación y los sacerdotes meros empleados de una multinacional.

Es la gran derrota a la que nos lleva el clericalismo. Y esto con mucha pena y escándalo (basta ir a sastrerías eclesiásticas en Roma para ver el escándalo de sacerdotes jóvenes probándose sotanas y sombreros o albas y roquetes con encajes)’.  Cosas que siguen reales en Filipinas.  Cosas que ocurren no solo en Gammarelli sino también en las tiendas de las Pías Discípulas del Divino Maestro, que ya se han convertido en el Corte Inglés clerical de Filipinas.

Cinco fueron los asistentes filipinos prominentes al Sínodo sobre la Sinodalidad: Los cardenales Luis Antonio Tagle y José Advíncula (proprefecto de la Evangelización y arzobispo de Manila respectivamente), los obispos Pablo Virgilio David y Mylo Hubert Vergara (presidente y vicepresidente de la Conferencia Episcopal de Filipinas respectivamente) y la teóloga seglar Estela Padilla, profesora de la De La Salle University. 

Tanto el presidente y el vicepresidente de los obispos filipinos han dado sendas ruedas de prensa antes de partir Filipinas para asistir al Sínodo, cosa típica de filipinos para presumir a los kababayans (paisanos) de sus hazañas, viajes, aventuras en tierras del primer mundo. Sin nada sustancial. Nada de intervenciones sustanciales, salvo que el presidente antes de la última semana del Sínodo ha hecho unas declaraciones edificantes sobre las conversaciones del espíritu, las divergencias, los discernimientos, la perennidad de las doctrinas católicas, etc. 

Solo con alusiones leves al ataque del papa al clericalismo sabiendo que es común en Filipinas oír a los párrocos decir en público frases como: ‘Soy el párroco y soy quien manda aquí, por lo que todos deben obedecerme porque sé mucho más que todos ustedes’. También es normal que se gasta mucho dinero para festejar el cumpleaños, el aniversario de la ordenación sacerdotal o cualquier evento significativo en la vida del párroco o incluso vicario.

Es como si estos pastores esquivaran este gran problema de la iglesia filipina porque no han dado grandes pasos para remediarlo, para superarlo. No han querido coger el toro por los cuernos. Saben perfectamente que en el proceso preparatorio o las consultas llevadas en las parroquias filipinas, todo fue dictado desde arriba, desde los más altos estamentos clericales y no fue un ejercicio de auténtico sinodalidad.  Su silencio es ensordecedor. Pienso que no quieren callar la denuncia papalina sino que prefieren soslayarla por falta de voluntad, de valentína y por ser amantes del status quo eclesial, pues son los prebendados de los mismos. También sus amigos y aliados.

"Pienso que (los jerarcas filipinos) no quieren callar la denuncia papalina sino que prefieren soslayarla por falta de voluntad, de valentína y por ser amantes del status quo eclesial, pues son los prebendados de los mismos. También sus amigos y aliados"

Asignatura pendiente: La del Liderazgo del Servicio, ecos desde 1991

Hasta la fecha, el típico feligrés filipino piensa que lo eclesial consiste en seguir a los clérigos ciegamente. Lamentablemente ninguno de estos prominentes asistentes filipinos han hablado de esta asignatura eclesial pendiente para Filipinas. No se puede aplicar o vivir el período postsinodal sin al menos iniciar reformas al respecto en Filipinas.

Al menos desde 1991, con el proyecto truncado del Segundo Concilio Plenario de Filipinas, se hablaba ya del Servant Leadership o ‘Liderazgo de Servicio o del Servidor’. La iglesia filipina, con tanta pompa entonces, ya se definía así con la visión de ser una iglesia de los pobres. Pero todo esto se ha reducido a un tomo guardado en las bibliotecas eclesiásticas con todo el polvo del olvido e indiferencia acumulado, empezando con el de los mismos protagonistas del mismo Concilio Plenario, muchos de los cuales ya descansan en sus tumbas. Y el lamento sigue entre los que buenos que quedan.  

Lamentablemente el proyecto o la visión no despegóaunque sí queda rastros en la Ratio Fundamentalis de Filipinas para la formación de los seminaristas. Se piensa que estos sí son la esperanza de la auténtica eclesialidad.

Sin embargo, la realidad filipina es muy distinta. Estos seminaristas acaban siendo mandones, trepadores, abusadores de lo eclesial. Los seminaristas de los años ochenta y noventa son ahora los nuevos ultraclericales, los nuevos jefes que exigen el ‘mano po’ o besamanos de sus fieles.  ¡Y no solo literal! 

Recientemente del 23-27 de octubre de 2023, el Prof. Daniel Pilario C.M. de la Adamson University expuso los resultados a partir del informe titulado Salubong (que en Filipinas es la procesión del encuentro con el Resucitado el Domingo de Pascua). He aquí sus puntos salientes:

Problemas con la autoridad: los sacerdotes son poderosos, con problemas de actitud, que increpa a los fieles en público y los insultan o descalifican usando el púlpito. Amén de los escándalos a vida personal de los mismos clérigos.

Problemas con la comunicación: tiene una estructura jerárquica o vertical.  Las consultas carecen de verdaderas conversaciones. Los clérigos son muy unilaterales o selectivos en la escucha, solo escuchando a los ricos.  No hay verdaderas consultas sino que se hacen públicas las medidas tomadas solo para informar a los feligreses de sus inmediata ejecución.

Problemas con la rendición de cuentas: La gente percibe que hay irregularidades e inconstancias en la gestión eclesial. Esta se caracteriza por la ineficiencia, la falta de responsabilidad, nada de consultar a los fieles, falta de transparencia en las decisiones. Los clérigos se apoyan en el Código de Derecho Canónico de manera selectiva. No les gusta a los clérigos las Consejos de Finanzas de los Consejos Parroquiales que muchos párrocos suprimen porque quieren mandar como monarcas que lo acaparan todo. Nada de ‘cantar con el coro’ sino ‘ser el coro’, ‘ser el solista’, ‘ser la estrella del espectáculo’. 

A Dios gracias que, entre teólogos, sociólogos, antropólogos, se ha confeccionado este documento. Es un primer paso. Yo creo que este mismo documento ha querido recuperar lo mejor de aquel fallido Segundo Concilio Plenario de Filipinas cuyos textos siguen teniendo enjundia para nuestras calendas.  Pero queda mucho por hacer dado que muchos de los clérigos quieren seguir fingiendo que son unos ciegos y sordos, que no ven ni oyen el clamor del Pueblo de Dios. Y me temo que haga falta esperar una nueva generación de obispos y sacerdotes para que todo esto dé fruto.

Mas no hay que perder la esperanza porque somos todos la esperanza de la iglesia filipina para quien el sínodo no está terminado. Hace falta sentarse, no necesariamente alrededor de mesas redondas sino como hermanos, amigos, familia rompiendo el mismo pan, compartiendo el mismo arroz, con las mismas fatigas, ilusiones, esperanzas.

Volver arriba