"La 'cuestión' precisa un buen barrido penitencial" Verdades y mentiras sobre el celibato

Celibato
Celibato

"El tema del celibato fue, es y será de ardiente y apasionada actualidad dentro y fuera de la Iglesia católica"

"Verdad-verdad es que 'celibato' significa académicamente 'soltería'. catecismos 'ortodoxos' complementaban con lo de “la abstención para siempre de los placeres de la carne"

"Anexa a esta verdad está la de la larga y procelosa historia de mentiras -virtudes o pecados- que tal decisión canónica tan reiterada les ha significado a los usuarios y a la misma Iglesia en general"

"La del celibato no pasa de ser disciplina más o menos tradicional y aceptada en la Iglesia, con sus respectivos sobresaltos, pero jamás como parte esencial y exigencia de la fe y de la doctrina cristiana"

"El nuevo estilo de Iglesia 'sinodal' y 'en salida', que brota en el manantial de la mano misericordiosa del papa Francisco aclarará y desvelará no pocos de estos 'misterios'"

El tema del celibato fue, es y será de ardiente y apasionada actualidad dentro y fuera de la Iglesia católica, por lo que sobran razones para justificar su tratamiento por sí mismas y por multitud de circunstancias de lugar y de tiempo.

Verdad-verdad es que “celibato” significa académicamente “soltería” y que “se aplica especialmente a quienes no han contraído matrimonio por impedírselo así los votos religiosos en la Iglesia latina”, a cuya definición , catecismos “ortodoxos” complementaban con lo de “la abstención para siempre de los placeres de la carne”.

Celibato

Anexa a esta verdad está la de la larga y procelosa historia de mentiras -virtudes o pecados- que tal decisión canónica tan reiterada les ha significado a los usuarios y a la misma Iglesia en general. En su planteamiento, y sin exclusión de “los placeres de la carne”, se exige el desarrollo en primera línea de la mayor disponibilidad que parece incluir el celibato como tal, en función de la disponibilidad de los “consagrados”, pero sobre todo del Reino de Dios y no por otros motivos o razones frecuentemente espurias.

La verdad- verdad es que el cumplimiento de cuanto es y exige el celibato, ni es tan resplandeciente, ejemplar y testimonial como dicen unos, ni tampoco tan hipócrita, precario y falaz como otros creen y proclaman. El número de sus defensores y admiradores “religiosos” suele ser similar al de los detractores y críticos, también “religiosos”.

En las instancias superiores de la Iglesia encarnada en los últimos papas -Sumos Pontífices- , la mayoría de ellos ya canonizados, hay constancia documentada de mostrarse, en privado, partidarios del celibato opcionalen el clero, previa confesión manifiesta por su parte de que estos papas no quisieron haber pasado a la historia como favorecedores de tal concesión clerical.

Redonda mentira teológica es la de proclamar que el celibato y su necesidad canónica de observación -guarda y custodia- es doma de fe. La del celibatono pasa de ser disciplina más o menos tradicional y aceptada en la Iglesia, con sus respectivos sobresaltos, pero jamás como parte esencial y exigencia de la fe y de la doctrina cristiana.

También es flagrante mentira aseverar que el celibato aporta elementos de mayor unión en el proceso del ecumenismo en el que ha de comprometerse la Iglesia a perpetuidad. Aún más, tal y como reconocen otras Iglesias igualmente cristianas, la actual legislación sobre el celibato en la Iglesia católica alimenta diversidad de excusas para proseguir con la desunión.

Ser, estar y vivir siempre y por ministerio el celibato religioso, pero “por el Reino de Dios”, es una verdadera gracia sobrenatural. Pero ser, estar y vivir disponible y al servicio del poder, del dinero, y hasta del sexo, del prestigio social y del carrerismo, es causa y ocasión de tragedias personales, familiares, pastorales y ministeriales, que descalifican a la Iglesia como ·santo y seña” de redención y de vida.

Celibato

Al estado de hipocresía clerical relativa al celibato hay que adscribirle similar cantidad de hijos “ilegítimos” que al generador, criador y educador por sus propios padres sacerdotes en las Iglesias en las que está aceptado y reconocido el matrimonio de los sacerdotes.

La historia es historia y esta no se ruboriza ya al referir en diversidad de sus capítulos nombres, apellidos, “vidas y milagros” de hijos de papas, cardenales, obispos, arzobispos -“primados” o no- , así como curas de pueblo. El nuevo estilo de Iglesia “sinodal” y “en salida”, que brota en el manantial de la mano misericordiosa del papa Francisco aclarará y desvelará no pocos de estos “misterios”.

La cuestión del celibato en la Iglesia católica apostólica y romana precisa un buen barrido penitencial, con eliminación de hipocresías, fariseísmos, “dobles vidas”, fingimientos, simulaciones y comedias que las liturgias, humanas y divinas, representan en el Gran Teatro del mundo, comenzando por las catedrales y las curias ”sagradas”.

Primero, Religión Digital

Etiquetas

Volver arriba