La Conferencia Episcopal de Perú, tras su 126ª Plenaria Los obispos peruanos 'se mojan': "¡Es necesario encontrar un rumbo común para todo el país!"

128 Asamblea de obispos de Perú
128 Asamblea de obispos de Perú

"El día 25 de enero pasado, al finalizar su 126ª Asamblea Plenaria Ordinaria, los obispos peruanos emitieron un comunicado ante la situación que vive el país.  Muchos lo han calificado de 'fuerte'"

"Es posible que haya habido reacciones en la prensa nacional escrita -y que yo no conozca- pero toda la impresión es que 'se ha tratado de silenciar' el comunicado"

"Muchos dirán: 'pero ¿qué han dicho los obispos?'. Es un comunicado nada menos que de 27 puntos, lo que, de entrada, significa que no lo hicieron simplemente porque terminaban su reunión, por 'pasar piola'"

"Los obispos, de 46 jurisdicciones, retratan la situación del país. Un retrato crudo que implica a gobernantes y gobernados (corruptos y desamparados) y que solicita, como única solución posible, caminar juntos, 'corresponsablemente', en busca del bien común"

El día 25 de enero pasado, al finalizar su 126ª Asamblea Plenaria Ordinaria, los obispos peruanos emitieron un comunicado ante la situación que vive el país. Muchos lo han calificado de “fuerte”. De hecho, un amigo que vive en Madrid y que fue muchos años misionero en Perú me escribía por whatsapp al día siguiente: “Parece que la situación no mejora. A la vista de este comunicado tan solemne y serio…” Yo no quise meterme a comentar nada, siendo tan reciente, y le contesté: ”Bueno, creo que han sido realistas, no vamos a mejor…”

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Es posible que haya habido reacciones en la prensa nacional escrita -y que yo no conozca- pero toda la impresión es que “se ha tratado de silenciar” el comunicado. Bien sabemos que hay una especie de copamiento de esa prensa por un grupo de poder “bien representado” en el Ejecutivo y en el Congreso con lo que podemos aventurar que “o no le han dado importancia” o “no les ha gustado” lo dicho por nuestros obispos.

126ª Asamblea de obispos del Perú
126ª Asamblea de obispos del Perú

Si es lo primero -que no le han dado importancia- es grave porque la opinión de los obispos de 46 jurisdicciones del país debe ser importante. Y, por el tenor del comunicado, parece sí están al tanto de lo que pasa en el país. Sí es lo segundo -y es lo que muchos nos tememos- es más grave aún pues: aunque no les guste a quienes nos gobiernan, no pueden menos que tomar en cuenta lo que opina un sector importante del país, pues no son solo los obispos, somos muchos los que nos sentimos Iglesia y esperamos que, los obispos reunidos, también tomen el pulso a nuestro país como tal. No son solo ellos

Pero muchos, de dentro y de fuera, dirán: “pero ¿qué han dicho los obispos?”. Es un comunicado nada menos que de 27 puntos, lo que, de entrada, significa que no lo hicieron simplemente porque terminaban su reunión, por “pasar piola”. Pareciera haber sido hecho a conciencia, complejo, es lógico, para que represente a todos, pero con honradez y honestidad.

Ya en la introducción nos dicen que les “motiva la grave situación general del país” (punto 1). Y lo concretan: “Vivimos en un mundo en el que se mezcla paradógicamente progreso tecnológico con desatención a la pobreza y maltrato a la naturaleza…la misión de la Iglesia es construir la fraternidad, hoy muy maltratada” (punto 2). Nos dicen que no basta con progresar tecnológicamente, que lo realmente importante son las personas y su entorno, la naturaleza, sólo ello evitará ese “mundo de sombras” en el que estamos.

"Vivimos en un mundo en el que se mezcla paradójicamente progreso tecnológico con desatención a la pobreza y maltrato a la naturaleza…la misión de la Iglesia es construir la fraternidad, hoy muy maltratada"

Los obispos retratan primero la situación del país

Y no andan con paños calientes: “es una suma de crisis que afectan la vida social, la economía, la política y sobre todo la ética… involucrando a muchos de los que hoy ejercen el poder en medio de un creciente autoritarismo” (punto 3). Por si esas autoridades no quieren entenderlo, concretan: “Por ello están deslegitimados el Poder Ejecutivo y el Legislativo, como lo demuestran los altos niveles de desaprobación. A ello se añaden las denuncias de mala gestión en áreas vitales: economía, seguridad ciudadana, salud, educación, trabajo, cambio climático” (punto 15). Y nos hablan de “corrupción generalizada” como una “verdadera pandemia”, aunque no sea nueva ni reciente, cierto. Y mencionan “el aumento de una economía ilegal: narcotráfico, minería ilegal, tala ilegal, trata de personas, tráfico de inmuebles, etc; manejadas por organizaciones criminales trasnacionales, que también actúan en los países vecinos y que generan permanentes situaciones de violencia e inseguridad a todo nivel” (punto 4). (¿No nos dice nada lo ocurrido recientemente en nuestro vecino Ecuador?).

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“Están deslegitimados el Poder Ejecutivo y el Legislativo, como lo demuestran los altos niveles de desaprobación

Bajan los obispos a ejemplos muy concretos: “La aprobación de los recientes cambios en la Ley forestal y de fauna silvestre, que favorece la deforestación de la Amazonía” (punto 5), “una estrategia de lavado de activos mediante “inversiones” en todos los rubros, genera pseudo-empresas, en distintos giros: pesqueras, inmobiliarias, aeronáuticas, educativas, deportivas y recreativas” (punto 6), “una economía que busca beneficios subalternos, violando la legalidad”, valiéndose “de un estado débil y manipulable” (punto 7), la corrupción de la política por las redes criminales ante la ausencia de partidos.

Lo que “no excluye el que haya políticos honestos” (punto 8), “creciente inseguridad ciudadana” que golpea a todos los sectores (punto 9). Es una realidad, un VER muy preocupante que los obispos concluyen en el punto 10: “el proceso democratizador no solamente se ha visto frenado, sino que corre el riesgo de experimentar una profunda involución”. Es decir, está en riesgo nuestra democracia, por eso se habla de autoritarismo y por eso los dos principales poderes, el Ejecutivo y el Congreso están totalmente deslegitimados popularmente. Más claro canta un gallo.

La responsabilidad de gobernantes y gobernados

En este acàpite los obispos recogen en varios puntos la responsabilidad, primero, de los gobernantes, señalando también cosas concretas como “la gravísima perdida de la vida de 70 peruanos civiles, policías y militares”, tras el frustrado golpe de diciembre del 2022 y el que esas “muertes no han sido aún esclarecidas. No se ha realizado una investigación efectiva y la necesaria reparación, creciendo la animadversión de las regiones más afectadas con el Gobierno”. (puntos 11 y 12), así como cuestionamientos concretos a la labor de los congresistas (para quienes todo son “ventajas”) y que en nada favorecen la eficiencia y la legítima separación de poderes (puntos 13 y 14). Ya hemos señalado la referencia a la bajísima aprobación popular a la que los obispos hacen referencia (punto 15).

Pero, en segundo lugar, los obispos ven causales de la situación en los gobernados, la ciudadanía: si bien ven como lógico “el rechazo de la opinión pública” hacia los gobernantes, ven como preocupante el que esa “opinión pública no tiene organización para proponer alternativas políticas que generen debate con implicancias prácticas” (punto 16), por lo que, dicen, la cosa no se arregla con simples elecciones, sino que “hay que promover ahora iniciativas claras que rompan pronto con este empantanamiento y que los líderes que lo sostienen se abran a nuevos caminos, a un diálogo distinto” (punto 17). Nadie dirá que no a eso, pero tal vez para salir del entrampamiento sea necesario escuchar al pueblo y concederle “que se vayan todos ya”, aunque sepamos que eso no resuelve el problema y deba continuar el proceso.

Congreso de Perú

¡Es necesario encontrar un rumbo común para todo el país!

Este y el siguiente rubro irían, más bien, en la línea de propuestas, encaminados al ACTUAR. Y comienzan los obispos por hacer un llamado a caminar juntos, “corresponsablemente, en busca del bien común”. Y lo hacen citando al papa Francisco: “de la crisis o salimos todos o no sale ninguno” (1 de julio de 2022), para lo que necesitamos la “conversión”, “un cambio de mentalidad” poniendo “al centro de todo a la persona humana”, a TODOS los peruanos (puntos 18 y 19). Y en el punto 20 quieren los obispos que esa conversión sea plena, total y no solo personal (¿una “conversión estructural”?) pues “necesitamos una democracia viva, no solo en la política, sino en lo social, en lo regional y en las relaciones interculturales. La política debe volver a ser efectivamente representativa de los intereses ciudadanos y transparente para salir del gran hoyo en el que nos encontramos”. No tratemos de dorar la píldora, nos dicen: estamos dentro de un gran hoyo y, si queremos salir, exige compromisos serios.

Y concluye ese acápite con una cita de la Fratelli Tutti 196: “Hoy el país necesita de la buena política: la buena política une al amor, la esperanza, la confianza en las reservas de bien que hay en el corazón del pueblo” (punto 21). Un llamado a la confianza en las reservas de gobernantes y gobernados.

Termina con una invocación como pastores

Busquemos, dicen los obispos, “el bienestar de todos los peruanos” (punto 22), apelando a la historia y a la “gran reserva moral” de nuestro pueblo peruano (punto 23); ellos mismos se ofrecen para “construir puentes de encuentro para la escucha, el diálogo y el entendimiento” (punto 24). Y luego hacen peticiones muy concretas:

“Pedimos al Estado, a las empresas y a las organizaciones sociales que lleguen a acuerdos concretos y sostenibles, mediante un diálogo justo, bien intencionado, transparente, sin violencias de ningún tipo y que rindan cuentas a la ciudadanía” (punto 25) ¡Transparencia! 

“Invocamos al pueblo peruano a tomar posición y asumir un compromiso activo para participar en la identificación y construcción de las salidas que requerimos para superar la crisis, asumiendo corresponsablemente los desafíos, junto a quienes ejercen cargos de autoridad, con la participación también de nuestras comunidades cristianas, cultivando la verdad, la honradez y todas las virtudes evangélicas, cristianas y humanas” (punto 26)

“Invoquemos al Señor de los Milagros, ícono de la fe y esperanza de nuestro querido pueblo, a la Santísima Virgen María, Madre de Dios, para que nos iluminen, nos acompañen y nos sostengan para construir un país que goce de desarrollo integral, de paz y bienestar en cada peruano, especialmente en el más débil y desprotegido” (punto 27) ¡No es solo una invocación piadosa!

Concluyendo…

Tal vez no fuera necesario para muchos lectores una presentación tan detallada del Comunicado (unos por conocerlo ya y otros por referirse a un país muy concreto). Pero pienso que esta vez, nuestros obispos “se han mojado” y es bueno rescatarlo. Es bueno también que, como Iglesia, cada vez más, vayamos asumiendo el no encerrarnos en los templos o en las sacristías, que no estamos solo ni principalmente para hacer una “mejor Iglesia”, sino “un mejor mundo, una mejor sociedad”. Tarea de todos los cristianos ¡y los obispos son parte de nuestras Iglesias!

Por supuesto que no es suficiente. A una amiga, laica y comunicadora peruana, le hice referencia al comunicado diciendo: “Fuerte el pronunciamiento de los obispos”. Ella me contestó: “Sí, falta la acción”. En Castilla dirían: “Menos predicar y más dar trigo”. Y eso nos toca a todos.

Hace muy poco escribí una nota a raíz de los acontecimientos de El Ecuador y la titulaba “Cuando las barbas de tu vecino veas pelar, pon las tuyas a remojar”. Pues bien, pienso que con el comunicado, nuestros obispos nos advierten que nuestras barbas están muy crecidas y o nos afeitamos o nos van a afeitar. Por eso -si es verdad que nuestra clase política, retratada en la prensa nacional, ha tratado de silenciar la voz del episcopado- están en el camino erróneo, que harían bien en coger al toro por las astas y buscar, con el pueblo todo, verdaderas salidas a esta múltiple crisis por la que el Perú está pasando.

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