"El Opus Dei en caída libre ahora tiene 'otra' oportunidad de dar un paso al frente y romper la espiral del silencio" Infancia Robada: "Es lamentable, vergonzante y patetico que a estas horas, el Opus Dei no se haya pronunciado"

Infancia robada
Infancia robada

Lo que la prelatura de la Santa Cruz y del Opus Dei está articulando con respecto a casos delictivos en sus filas coincide en forma y fondo con la teoría de la espiral del silencio

Lo del sacerdote Cociña es un ejemplo cristalino para quien quiera verlo. Una sentencia pionera aunque insuficiente e inocua emanada por el Tribunal de la Doctrina de la Fe entra dentro de la espiral de silencio

Es lamentable, lacerante, vergonzante y patetico que a estas horas, aún, el Opus Dei desde su silente sede no se haya pronunciado con una mínima dosis de proporcionalidad, racionalidad y humanidad

Igualmente vergonzoso que tras la sentencia del caso Gaztelueta, 11 años de condena en la Audiencia Provincial de Bizkaia y en espera de la decisión del TS, el colegio no haya sido amonestado por la Prelatura

Pero la verdad fluye, y la mentira y el silencio termina por ahogar a sus propios defensores. Tiene el Opus Dei una oportunidad de dar un paso al frente. Una vez más

(Red Infancia Robada).- Don Miguel, siempre Don Miguel. A veces, el silencio es la peor mentira. Lo que la prelatura de la Santa Cruz y del Opus Dei está articulando con respecto a casos delictivos en sus filas coincide en forma y fondo con la teoría de la espiral del silencio. Ergo, para que una persona opine sobre algo, usualmente, sondea ininterrumpidamente el clima de opinión, para analizar qué relación gradual atesoran sus opiniones con las del espacio público.

Este clima de opinión generado por los medios de comunicación, estimula al individuo si se acerca a la opinión mayoritaria o le cohíbe si forma parte de la minoría. Es un modo más de alejar la verdad del foco, de esconder y tapar las conductas alteradas, buscando la amnesia colectiva y por ende la ignorancia deliberada.

La violencia contra la infancia y la adolescencia no existe y si existe es un tema puntual y personal de cada una de las víctimas sin más trascendencia social que una moderada tormenta estival. Cosas de una sociedad que vive alterada por otros asuntos de mayor calado, que reivindica lo que quiere siempre y cuando la espiral del silencio dé su visto bueno.

Cuatrecasas, presidente de Infancia Robada

El silencio y la soledad, instrumentos que acompañan desde hace mucho tiempo a niñas y niños, jóvenes, cuyo único delito consiste en estar en unos instantes de su vida mal acompañados, en el lugar incorrecto y a la hora exacta para que un adulto perverso y alterado les abuse y agreda, aprovechando su superioridad y la inocente vulnerabilidad del menor.

Algunos y algunas pretenden que ese silencio se prolongue en el tiempo, que incluso una vez denunciado el delito y con una sentencia condenatoria sobre la mesa, se cuestione a la víctima y a su familia y se haga caso omiso a la realidad.

Encima, cuando la condena es canónica todo se queda en un retiro residencial inocuo, sin denuncias públicas o retirada de galones. Una vergüenza con mayúsculas ante la que nadie reacciona. El miedo a la pérdida del espacio de confort, el pánico a unas siglas o el terror a caer en desgracia a causa de los movimientos orquestales en la oscuridad procedentes de la hipocresía y el cinismo.

Lo del sacerdote Cociña es un ejemplo cristalino para quien quiera verlo. Una sentencia pionera aunque insuficiente e inocua emanada por el Tribunal de la Doctrina de la Fe entra dentro de la espiral de silencio. Anda que si llega a ser suficiente y equitativa no se cuál sería la queja a pronunciar.

Es lamentable, lacerante, vergonzante y patetico que a estas horas, aún, el Opus Dei desde su silente sede de Villa Tevere o desde la más cercana y no menos ausente de la madrileña calle Castelló no se haya pronunciado con una mínima dosis de proporcionalidad, racionalidad y humanidad.

Es igualmente vergonzoso que tras la sentencia del caso Gaztelueta, 11 años de condena en la Audiencia Provincial de Bizkaia y en espera de la decisión del TS, el colegio que dio una insoportable y descarada cobertura al profesor y atacó a la víctima y su familia, no haya sido amonestado por la Prelatura y ésta haya guardado un vil y cobarde silencio, alentado por todos los que miraron para otro lado o pusieron palos en la rueda de la recuperación y reconocimiento de la victima.

Lo mismo sucede en el caso del sacerdote Cociña y sus víctimas. Barniz clerical, búsqueda de sinónimos reparadores para el victimario y ninguneo de las víctimas. Acrecentar el dolor de los abusados y agredidos, ningunearles en su esfuerzo diario por sobrevivir, clavarles más la daga en entrañas y corazón, todo con tal de mantener firme la idea de que en el Opus Dei no pasan “estas cosas” (no podemos reconocer que existe pederastia en nuestras filas). Ese es su criterio de educar en libertades y de sea tu si, sí y tu no,no.

Manuel Cociña Abella
Manuel Cociña Abella

Ese es el criterio de los cobardes, de los enquistados modelos de comportamiento más propios de otro siglo cuando el poder era impune e ilimitado.

Ni una preocupación demostrada por el estado de salud de sus víctimas. Para sus delincuentes billetes de tren para cambiarlos de residencia mientras dura el silencio sin denuncias facilitándoles la continuidad de la labor dañina y caldo caliente y mesa puesta en una residencia, cuando una víctima logra salir adelante, denunciar y plantarles cara. Sentencias inocuas, patéticas, surgidas, pensando bien, de mentes atrofiadas en un atroz infantilismo perpetúo y pensando mal de personajes malintencionados que buscan negar la realidad y convertir a la víctima en verdugo y al verdugo en victima.

La oscura sombra del clericalismo, una verdad a voces ocultada por perversos intereses. Un siniestro reguero de dolor que al parecer algunos pretenden perpetuar para su propia vergüenza. Como las avestruces, la cabeza y sus neuronas, ocultas bajo tierra. Pero no cuentan con el hecho de que el pasado siempre nos alcanza y con aquella reflexión del genial Cicerón: “La verdad se corrompe tanto con la mentira como con el silencio.”

La verdad fluye, la mentira y el silencio terminan por ahogar a sus propios defensores. Tiene el Opus Dei una oportunidad de dar un paso al frente. Una vez más. Mientras sigan perpetuando la espiral del silencio, su imagen pública seguirá siendo la opuesta por el vértice a la que ellos pretenden tener. Si ves que el tiempo pasa y tú no avanzas, tal vez debas cambiar de hábitos.

Silencio
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