"Dios no hace oídos sordos" Fiducia supplicans: El amor de Dios es inclusivo siempre

Fiducia supplicans
Fiducia supplicans

"La Declaración 'Fiducia supplicans' nos ha dejado sorprendidos porque no la esperábamos por lo menos en este momento y ha provocado reacciones muy adversas, desde los que dan la bienvenida a esta declaración, hasta los que se rasgan las vestiduras"

"El documento deja claro que la bendición en el Sacramento del matrimonio no es una bendición sin más importancia, y afirma con nitidez que solo hay sacramento matrimonial entre un hombre y una mujer"

"Por eso, hay que hacerse una pregunta fundamental: ¿Puede la Iglesia a través de los pastores negar la bendición a alguien que te la pide? La respuesta es que no"

"¿Por qué hay  sectores de la iglesia y miembros que la jerarquía que han visto en este documento como una traición a la propia Iglesia?"

Reconozco que la Declaración ‘Fiducia supplicans’ nos ha dejado sorprendidos porque no la esperábamos por lo menos en este momento y ha provocado reacciones muy adversas, desde los que dan la bienvenida a esta declaración, hasta los que se rasgan las vestiduras por admitir las bendiciones de parejas en situaciones irregulares y de parejas del mismo sexo.

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El documento deja claro que la bendición en el Sacramento del matrimonio no es una bendición sin más importancia, sino del gesto que tiene el ministro ordenado. También afirma que “son inadmisibles ritos y oraciones que puedan crear confusión entre lo que es constitutivo del matrimonio como <<unión exclusiva, estable e indisoluble entre varón y una mujer, naturalmente abierta a engendrar hijos>> y lo que lo contradice”. Deja claro que hay otras situaciones que no se pueden contemplar como matrimonio, evitando cualquier confusión. Afirma con nitidez que solo hay sacramento matrimonial entre un hombre y una mujer.

Una vez que aclara esta cuestión, plantea que las bendiciones no solo pueden darse dentro de los sacramentos, sino que también pueden tener un valor pastoral y que tiene su fundamento en la Sagrada Escritura, donde se reconoce como gesto de protección y es el abrazo y la caricia de un Dios que nos quiere sin exclusión ninguna; la bendición es la mirada misericordiosa de Dios que nos reconforta y perdona nuestros pecados.

Por eso, hay que hacerse una pregunta fundamental: ¿Puede la Iglesia a través de los pastores negar la bendición a alguien que te la pide?La respuesta es que no porque quien la pide muestra una vida abierta a Dios, a su misericordia y que siente que necesita ese abrazo de Dios, cuyo amor es eterno e infinito, que rompe nuestros esquemas limitados y, en ocasiones, con muchos prejuicios propios que no tienen que ver nada con Dios, y sí con nuestro pensamiento mezquino y retorcido.

Si pedimos la bendición es porque nos sentimos acompañados por ese Dios amor que no tiene barreras ni legalismos ni moralismos; si pedimos la bendición de Dios es porque sentimos su presencia en nuestra vida y necesitamos su ternura y su cercanía porque nos sentimos en muchas ocasiones frágiles, vulnerables, débiles, indefensos, perdidos y pecadores. Dios nos bendice y no supone legitimar nuestra maldad. El documento pone como ejemplo a los presos en las cárceles y, precisamente, soy capellán de prisión y, en efecto, cuando bendecimos a una persona privada de libertad no estamos legitimando su delito, sí a la persona.

"Bendecimos coches, viviendas, personas en cualquier situación de la vida, hasta bendecimos negocios y armas sin ningún reparo y sin cuestionar nada. Hemos bendecido dictadores sin ninguna dificultad ni ningún cuestionamiento moral o ético"

Bendecimos coches, viviendas, personas en cualquier situación de la vida, hasta bendecimos negocios y armas sin ningún reparo y sin cuestionar nada. Hemos bendecido dictadores sin ninguna dificultad ni ningún cuestionamiento moral o ético.

Pedimos la bendición a Dios porque no nos la niega, no hace oídos sordos y no la hace desde el reproche o el enfado. Si Dios no la niega por qué nosotros le vamos a negar cuando parejas en situaciones irregulares o parejas del mismo sexo nos la piden. Hay que dárselas con cariño, cercanía, con una sonrisa y deseándole lo mejor, dejando claro que Dios está en sus vidas porque Dios los ama.

¿Por qué hay  sectores de la iglesia y miembros que la jerarquía que han visto en este documento como una traición a la propia Iglesia? ¿Por qué lo han visto como una cuestión inmoral y en contra del Evangelio? Porque frente al Dios que acoge, que respeta, que ama y abraza al ser humano, anteponen <<su modelo de Dios>> que rechaza, humilla, desprecia y golpea. Frente al Dios que ama, que es compasivo y misericordioso, anteponen sus propios prejuicios y sus propios odios construyendo su propio Dios, que es el Dios cuyo amor es un amor limitado y selectivo. Dios bendice y no maldice; Dios acaricia a estas parejas en situaciones irregulares y a las parejas del mismo sexo y no las expulsa ni siente repugnancia. 

La Iglesia tiene que ser reflejo de ese sacramento del amor infinito de Dios y esta declaración, ‘Fiducia supplicans’ sobre el sentido pastoral de las bendiciones, es un discernimiento oportuno y es una bendición y no es ninguna redundancia.

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