La USCCB escenifica su rebelión ante Roma: NAPA impone su poder y desafío al Papa norteamericano El episcopado de EEUU 'abofetea' al Papa Prevost y se aleja de la mayoría progresista de sus propios fieles
"En un golpe que sabe a bofetada pública, esa elección pone en evidencia una rebelión no oficial, pero clara, contra el Papa Robert Prevost"
"Pero con solo dos años de margen para actuar desde la ´fábrica de obispos', Prevost no pudo completar una renovación que hubiera evitado que sectores alineados con el NAPA se impusieran en la elección de la USCCB"
"El episcopado norteamericano se declara rebelde, pública y notoriamente, no solo con Roma sino con su propio pueblo"
"El episcopado norteamericano se declara rebelde, pública y notoriamente, no solo con Roma sino con su propio pueblo"
Con la reciente elección de Paul Coakley, arzobispo de Oklahoma y un líder vinculado al influyente movimiento NAPA (Movimiento Nacional Católico Apostólico) como presidente de la conferencia episcopal USA, el episcopado estadounidense ha escenificado un pulso abierto y directo contra el primer Papa norteamericano, León XIV, y su recién estrenado pontificado, que se caracteriza por el equilibrio y el diálogo.
En un golpe que sabe a bofetada pública, esa elección pone en evidencia una rebelión no oficial, pero clara, contra el Papa Robert Prevost. Y la elección de un vicepresidente como Daniel Flores, Obispo de Brownsville (Texas), más conciliador y centrista, parece más un parche incongruente que un signo real de unidad.
Este gesto es doblemente significativo porque ocurre en un momento histórico en el que, según encuestas importantes, al inicio del pontificado de Francisco un 90% de los católicos estadounidenses se definió como progresista y francisquista, porcentaje que ha ido descendiendo lentamente a lo largo de su pontificado, pero sin bajar nunca del 75%.
Presumiblemente, con la elección del primer Papa norteamericano, esos números deberían haber aumentado, consolidando un modelo eclesial que pone en el centro la sinodalidad, la misericordia y un compromiso social renovado.
Pero, al perecer, los obispos viven en otra realidad: en la de una jerarquía cada vez más distante de las bases y en abierta rebeldía contra el pontificado y la línea oficial romana.
Ya Francisco, conocedor del riesgo de ruptura con la jerarquía estadounidense, colocó al entonces cardenal Prevost en el Dicasterio de los Obispos con una misión clara: nombrar a obispos más centrados, capaces de resistir a las élites más ultracatólicas y conservadoras que, con su poder, su dinero y su influencia sobre los obispos, querían controlar muchas diócesis americanas.
Pero con solo dos años de margen para actuar desde la ´fábrica de obispos', Prevost no pudo completar una renovación que hubiera evitado que sectores alineados con el NAPA se impusieran en la elección de la USCCB.
Ahora, con la reciente designación de Filippo Iannone como prefecto del Dicasterio para los Obispos, las esperanzas vuelven a centrarse en que se dote al órgano vaticano de los medios necesarios para revertir esta deriva, frenando el hecho de que la jerarquía estadounidense siga alineándose con los conservadurismos más duros y distanciados del pueblo.
Lo que está claro es que esta elección marca una evidente declaración de intenciones: el episcopado norteamericano se declara rebelde, pública y notoriamente, no solo con Roma sino con su propio pueblo.
Mantener esta fractura provoca un daño reputacional tremendo a la Iglesia en Estados Unidos, cuestionando su unidad doctrinal y su relevancia pastoral. La lucha de fondo es por el alma misma de la Iglesia en el país más influyente del continente, y ha comenzado una batalla dura para que la jerarquía vuelva a encontrarse con sus fieles y con León XIV.
Este escenario es uno de los mayores retos pendientes de León XIV y de su equipo, y tendremos que estar atentos a cómo se desarrolla la respuesta vaticana y el pulso interno para retomar el cauce reformista eclesial que el país y la Iglesia demandan con urgencia.
¿Quién es el nuevo presidente del episcopado USA?
Paul Coakley, arzobispo de Oklahoma City y que acaba de ser elegido presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB), mantiene vínculos comprobados con el NAPA Institute, una organización católica conservadora que influye en múltiples líderes eclesiales dentro del país.
Coakley es asesor eclesiástico de este instituto, conocido por su defensa de la economía de libre mercado (laissez-faire) y su posicionamiento firme en temas culturales alineados con la ultraderecha religiosa estadounidense, como la oposición al aborto, la defensa de la libertad religiosa y el rechazo a las ideologías de género.
Su cercanía con el NAPA y su papel en el entramado de obispos ultraconservadores le sitúan como uno de los referentes clave de la corriente más tradicionalista dentro de la jerarquía estadounidense. Su elección a la presidencia de la USCCB ha sido vista como una victoria de esa facción, que contrasta con la línea progresista y francisquista mayoritaria en las bases católicas del país.
En resumen, Paul Coakley no solo guarda una relación institucional con el NAPA Institute, sino que representa la cara visible de ese movimiento conservador dentro de la Iglesia estadounidense, lo que explica el debate y la tensión interna reflejados en su reciente ascenso al liderazgo episcopal de la Iglesia USA.
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