Desvirtuar o trepar, según dónde Dos formas de trivialización de lo sagrado: La parodia y la embriaguez

Miss Cebú
Miss Cebú

El mes pasado se desató la polémica por la parodia blasfema de la Virgen del Rocío en TV3. Era una parodia o una imitación burlesca

Algo parecido ha ocurrido recientemente en las Islas Filipinas, en la Isla de Cebú, con la sesión de fotos de Joy Dacorión, candidata a Binibining Filipinas (Miss Philippines), en el interior de la catedral, disfrazada del Niño

Lo que hizo Ms. Dacorión era una trivialización pero de otro tipo. Era una embriaguez con lo divino. Este se identifica con el gremio clerical que controla lo sagrado como si fuese un negocio

Lo que ha ocurrido tanto en España (con la parodia en TV3) como en Filipinas (con este disfraz para un concurso de belleza) es una trivialización mas con distintos contextos y finalidades. La parodia con finalidad de eliminar cualquier rasgo de distancia. La embriaguez con la de eliminar la noción de que lo sagrado es inalcanzable

En el primer mundo, lo sagrado es un concepto metafísico mientras que en el tercer mundo, al menos en Filipinas, lo sagrado es un estatus social, y Miss Cebú  claramente quiere llegar a más a nivel nacional. En una palabra: trepar

El mes pasado se desató la polémica por la parodia blasfema de la Virgen del Rocío en TV3 (y también de la Morenera, los musulmanes). Claramente era un trivialización o un intento de rebajar lo trascendente de manera insultante. Era una parodia o una imitación burlesca. Una forma de lo lúdico que tiene por finalidad eliminar toda huella de lo trascendente hasta expulsar el objeto de veneración pública de su pedestal privilegiado en la sociedad, tal vez pensando en sustituirlo con otros. Algunos dirán que es solo para poder salirnos de la insoportable rutina de la cotidianidad, sacudiéndonos de nuestras zonas de seguridad. Así se nos recuerda nuestra caducidad, junto con nuestros valores, principios, seres queridos que son nada menos que constructos sociales.

Algo parecido ha ocurrido recientemente en las Islas Filipinas, específicamente en la Isla de Cebú, en la Archidiócesis de Cebú, cuna del Cristianismo en el Archipiélago Magallánico (y también al parecer en otro sitio, como en Bicolandia, pero es un caso menos conocido por lo que me limitaré aquí a lo ocurrido en la llamada Ciudad Reina del Sur de Filipinas).

De entrada, he de decir que la sesión de fotos, para una candidata cebuana, Joy Dacorión, en el concurso Binibining Filipinas (Miss Philippines), fue de mal gusto. Claramente ofendió a incontables sensibilidades religiosas y no solo cebuanas, en donde se encuentra el icono más antiguo y ‘sagrado’ de Filipinas: el Señor Santo Niño de Cebú traído por Magallanes en 1521, presente en los primeros bautizos, testigo mudo de la masacre de Magallanes y de la huida de los europeos, hallado de nuevo en 1565 por un tripulante, Juan Camus, cuando vino Miguel López de Legaspi para establecer el régimen español que duró hasta 1898 (y que marcó la verdadera institucionalización del Cristianismo en las islas).

Aparentemente, contó con la bendición del Sr. Obispo Auxiliar de Cebú, Mons. Rubén Labajo, esta sesión de fotos. Luego, este mismo prelado, en unas declaraciones hechas en lengua visaya, desmintió que sabía que iba a trivializarse el Señor Santo Niño en la misma sesión que se desarrolló dentro de la Catedral de Cebú y en la Basílica de los Padres Agustinos, que se encuentra a unos pasos de la Sede Cebuana. Los hijos de san Agustin inmediatamente emitieron una declaración inútil y cobarde a la prensa haciendo una llamada para que se respete la devoción Señor Santo Niño pero sin mencionar este incidente particular.

No cabe duda de que a estas autoridades eclesiásticas les faltaron, amén del sentido común, la vigilancia y la prudencia en sus actos. No han actuado como los buenos pastores que no solo respetaban las sensibilidades religiosas de los fieles sino que al parecer querían publicidad para sus respectivas personas, pues las fotos de la concursante, todavía no disfrazada del Niño, con el Sr. Obispo dentro de la misma catedral son un testimonio fehaciente. Y el hecho de que el equipo pudieron montar su equipaje dentro del recinto de la Basílica que cuenta con personal de seguridad, además de las cámaras de vigilancia, habla por sí.

Parodia
Parodia

Quiero centrarme en un hecho. Lo que hizo Ms. Dacorión era una trivialización pero de otro tipo. Era una embriaguez con lo divino. Este se identifica con el gremio clerical que controla lo sagrado como si fuese un negocio. La parodia en España quería rebajar lo sagrado para degradarlo o menospreciarlo mientras que Ms. Cebú tenía de finalidad de levantarse de la masa de fieles para poder participar en lo clerical, en lo sagrado. En sus propias declaraciones, la concursante afirma que solo quería expresar su fe y devoción, sobre todo a raíz del fallecimiento de su padre.

Este tipo de devoción, inapropiado para muchos, pone de manifiesto el deseo de los fieles de acercarse a lo trascendente. Es este un sentimiento universal. Pero al disfrazarse de un icono tan venerado por el pueblo, mejor dicho revestirse de esta representación de lo divino, gente como Dacorión quiere subir de la marginación laical para participar más en lo sagrado en su vida cotidiana, en sus quehaceres, incluyendo un concurso de belleza a nivel nacional.

De hecho, hay varios padres que visten a sus hijos de Santo Niño de Cebú, no solo como muestra de devoción sino para que estos mismos participen en una especie de elevación a lo trascendente, siendo los niños los más vulnerables y marginados en la sociedad filipina (y en cualquier otra sociedad).

Sin embargo, hay un vehemente deseo entre los fieles filipinos de acercarse a lo sagrado, a tener relaciones íntimas con lo mismo, unas relaciones que al parecer acaparan los clérigos que gestionan estas relaciones, este trato que deben tener los fieles con un icono. Y estas gestiones toman cuerpo en controles, donativos, encargos de misas, sacramentales… Todo esto redunda en nada menos que el poder, prestigio, estatus en una sociedad ya embriagado por lo sagrado que es el vino cotidiano, el opio diario, el antídoto consuetudinario a las dolencias del existir.

La secularización filipina, como yo siempre he sostenido, consiste en bajar de su pedestal lo trascendente para poder familiarizarse, intimarse, tutear a Dios hasta el punto de poder manipularlo, hacerlo conformar a nuestros caprichos y deseos, en medio de todas estas dificultades, sobre todo de tipo económico. Mientras que en el primer mundo la secularización consiste, como ya queda dicho, en eliminar todo vestigio de privilegio en lo sagrado y una parodia es solo una forma de llevarlo a cabo. La finalidad en el primer mundo consiste en sustituir a lo sagrado con otros, tal vez con las personas mismas.

En Filipinas, el deseo de los secularizadores, por ejemplo en estos embriagados con lo divino como Ms. Cebú (con el beneplácito aparente pero engañosamente conseguido de las autoridades eclesiásticas) es participar más en lo sagrado, trepar desde lo más ínfimo de la sociedad, desde el nivel de los seglares o fieles ordinarios, perdidos en la masa, atraídos por la música de estos flautistas de Hamelín, revestidos de casullas y algunos con mitras y báculos.

Lo que ha ocurrido tanto en España (con la parodia en TV3) como en Filipinas (con este disfraz para un concurso de belleza) es una trivialización mas con distintos contextos y finalidades. A la postre, ambas formas tiene la finalidad de acercar lo trascendente distante, intocable, intangible. La parodia con finalidad de eliminar cualquier rasgo de distancia. La embriaguez con la de eliminar la noción de que lo sagrado es inalcanzable. En el primer mundo, lo sagrado es un concepto metafísico mientras que en el tercer mundo, al menos en Filipinas, lo sagrado es un estatus social.

Ambas formas son, de alguna forma, una respuesta crítica al clericalismo. Pero en Filipinas, todo esto está animado por la convicción y por el deseo: de llegar a ser como los clérigos, como los privilegiados, como los poderosos. En medio de tanta pobreza, hay una falta de norte irrebatible. Esta situación, entre los filipinos, no se interpreta normalmente como una llamada a la solidaridad. Más bien se percibe, ante todo, como una oportunidad para superar la propia pobreza, subir por las escalas de la sociedad, no morirse de hambre o de anonimidad. En una palabra: trepar, para llegar a la cima de la sociedad que ocupa el gremio clerical, los únicos favorecidos por el Dios que se hizo hombre. No hay que olvidar que muchos de los que ahora ostentan cargos en la iglesia filipina son de origen humilde y que ellos fueron motivados, ante todo, por el deseo de no morirse de hambre.

Y Miss Cebú o Miss Dacorión, para salirse del anonimato, que es en sí la gran pobreza se ha disfrazado, revestido del Santo Niño de Cebú, la fuente de ingresos principal de lo Agustinos de la Provincia instituida en 1984 (y del turismo cebuano) bajo el patronazgo del mismo Niño, claramente quiere llegar a más a nivel nacional, pues lo monetario conlleva en sí una subida, muchas veces vertiginosa, en el rango social.

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