Cuando la luz enfrenta a las cavernas: Mossèn Bertomeu
"Mossèn Jordi Bertomeu, un hombre que durante años fue de máxima confianza para el Papa Francisco y que se dejó la piel ayudándolo a limpiar la Iglesia de corrupción, abusos y de esas cavernas oscuras que se alimentan del miedo y del silencio"
"En medio de este contexto han aparecido, de la mano de Infovaticana, unos audios manipulados y acusaciones estridentes que intentan sembrar sospecha"
"Por eso, lejos de debilitarse, la figura de Mossèn Jordi Bertomeu se hace más clara. Su fortaleza no está en los discursos, sino en una fidelidad probada: al Evangelio, a las víctimas y a la misión de una Iglesia que quiere caminar en la luz
De vez en cuando aparecen tormentas que buscan confundir y ensuciar lo que otros han construido con paciencia y verdad. Eso es lo que está pasando alrededor de Mossèn Jordi Bertomeu, un hombre que durante años fue de máxima confianza para el Papa Francisco y que se dejó la piel ayudándolo a limpiar la Iglesia de corrupción, abusos y de esas cavernas oscuras que se alimentan del miedo y del silencio. Su servicio nació del Evangelio y no de los intereses, por eso incomodó a más de uno.
Ahora, en un tiempo distinto pero igual de desafiante, el Papa León ha renovado su confianza en él. Y no lo hace por diplomacia ni por cálculo, sino porque sabe reconocer a quienes son de fiar: personas que no se venden, que no se dejan manipular, que no se arrodillan ante las presiones de grupos extremos que pretenden adueñarse de la Iglesia y proclamarse dueños de la verdad, como aquellos fariseos que Jesús denunció con tanta claridad.
En medio de este contexto han aparecido, de la mano de Infovaticana, unos audios manipulados y acusaciones estridentes que intentan sembrar sospecha. Pero cuando se mira con calma, lo que surge es la trayectoria de un servidor que ha colaborado siempre con la justicia, que ha acompañado procesos difíciles y que ha apostado por la transparencia incluso cuando le costaba caro. Su autoridad no le viene de tener un cargo, sino de haber elegido caminar con quienes cargan heridas profundas.
Los ataques no hablan de él: hablan del miedo de quienes no quieren perder privilegios ni dejar atrás una cultura que durante demasiado tiempo protegió más a las estructuras que a las personas. Y, como tantas veces en la historia, cuando la verdad incomoda, aparece el ruido. Pero ese ruido no puede tapar la coherencia de quien sigue sosteniendo a las víctimas y defendiendo una Iglesia más humana y más libre.
Por eso, lejos de debilitarse, la figura de Mossèn Jordi Bertomeu se hace más clara. Su fortaleza no está en los discursos, sino en una fidelidad probada: al Evangelio, a las víctimas y a la misión de una Iglesia que quiere caminar en la luz. La revolución de la bondad también consiste en esto: en desenmascarar las sombras, sostener a quienes hacen el trabajo duro y recordar que, aunque algunos insistan en confundir, la verdad siempre termina encontrando su lugar.