Maria Antonietta Crippa: “Los símbolos de Gaudí pueden enlazar a cualquier persona con el misterio”
La historiadora y arquitecta italiana analiza la vigencia universal de Gaudí y los desafíos contemporáneos de la Sagrada Familia
La italiana Maria Antonietta Crippa es una de las principales estudiosas de la obra de Antoni Gaudí, con una trayectoria que combina investigación académica, divulgación y publicaciones especializadas. Arquitecta formada en el Politécnico de Milán, ha dedicado décadas a estudiar cómo Gaudí integra arte, religión, ciencia e innovación constructiva en su obra, especialmente en la Sagrada Familia.
Su aproximación a Gaudí no es solo técnica o formal: Crippa pone especial énfasis en el valor simbólico y espiritual del maestro catalán, resaltando cómo su arquitectura transmite un mensaje universal que va más allá de la fe cristiana. Ha coordinado exposiciones internacionales, publicado libros de referencia y actúa como académica correspondiente de la Real Academia Catalana de Bellas Artes de Sant Jordi.
En esta entrevista, Crippa comparte su visión sobre la figura de Gaudí como genio de la arquitectura y como modelo humano, analiza los retos contemporáneos de la Sagrada Familia y reflexiona sobre el legado cultural, espiritual y social del gran arquitecto catalán. Su perspectiva combina conocimiento riguroso, experiencia práctica y una profunda sensibilidad por la dimensión simbólica y universal de la obra de Gaudí.
PREGUNTA. ¿Qué le atrajo a usted inicialmente de Gaudí y qué continúa fascinándole hoy?
RESPUESTA. Mi primer encuentro con Gaudí fue a través del libro de Roberto Pane durante mis estudios de arquitectura en Milán. Lo que me impresionó inmediatamente fue la manera en que combinaba una imaginación extraordinaria con un profundo sentido religioso y espiritual. Sentí que, para entender realmente su obra, había que verla en persona; así que viajé a Barcelona y visité la Sagrada Familia, una experiencia que me conmovió y cautivó de manera irreversible. Con el tiempo, lo que más me fascina es cómo Gaudí consigue integrar fe, creatividad y vida cotidiana en una sola experiencia arquitectónica, ofreciendo un ejemplo de cómo el arte puede ser a la vez belleza, mensaje y forma de vida.
P. ¿Cómo ha cambiado su percepción de Gaudí desde los años 80-90 hasta hoy?
R. Al principio me centraba sobre todo en aspectos formales y arquitectónicos, como las soluciones estructurales y los detalles ornamentales. Con los años, mi comprensión se ha enriquecido y ahora puedo ver con más claridad la profundidad simbólica y espiritual de su obra. La Sagrada Familia, por ejemplo, no es solo un edificio, sino un lenguaje visual que transmite valores universales: el respeto por la naturaleza, la trascendencia del ser humano y la búsqueda de la belleza como experiencia compartida.
P. ¿Por qué considera que la Sagrada Familia es una continuación de la tradición de las catedrales góticas?
R. Gaudí no copia el gótico, pero hereda su espíritu: la grandiosidad del espacio, la síntesis de las artes y la voluntad de crear un lugar que eleve el alma. Su innovación no contradice el pasado, sino que lo reinventa: columnas que imitan árboles, luces que crean atmósferas mágicas y simbolismo religioso que continúa el legado de las grandes catedrales medievales. Así, la Sagrada Familia establece un puente entre la historia y la modernidad, mostrando cómo la tradición puede vivir dentro de una nueva visión artística.
Lo que más me fascina es cómo Gaudí consigue integrar fe, creatividad y vida cotidiana en una sola experiencia arquitectónica
P. ¿Cómo contribuye la fusión de tradición e innovación a la universalidad del mensaje del templo?
R. Gaudí supo seleccionar con cuidado los elementos del pasado que valía la pena conservar y, al mismo tiempo, experimentar con nuevas formas y tecnologías. Esta combinación hace que la Sagrada Familia sea una obra viva, que habla a cualquier persona capaz de sentir el espacio, la luz y la música de la piedra y el cristal, independientemente de su fe. Su arquitectura es una forma de comunicación universal que evoca emoción, misterio y admiración por la creatividad humana.
P. ¿Puede la Sagrada Familia trascender las confesiones religiosas?
R. Sí. Los símbolos religiosos de la Sagrada Familia permiten una experiencia de belleza y misterio que puede ser compartida por cualquier persona, sea cual sea su religión. Esto no significa que todos los visitantes adopten el mensaje cristiano, sino que pueden sentirse conectados con una dimensión más profunda de la vida, del cosmos y de la condición humana, que Gaudí expresa a través de la arquitectura y la luz.
P. ¿Cuáles son los principales retos actuales para respetar la coherencia del proyecto de Gaudí?
R. Mantener la coherencia implica entender las intenciones originales y aplicarlas con fidelidad, aunque se utilicen tecnologías modernas. La geometría y los principios constructivos que Gaudí estableció sirven de guía, pero también se necesita sensibilidad y respeto humano para preservar el espíritu de la obra. El diálogo constante entre arquitectos, ingenieros y artesanos es fundamental para que el proyecto siga siendo auténticamente de Gaudí.
P. ¿Las nuevas tecnologías son compatibles con el espíritu de Gaudí?
R. Sí, siempre que se utilicen con intención y respeto. Las herramientas modernas permiten mejorar la precisión, la seguridad y la durabilidad de la obra, pero no pueden sustituir el juicio y la sensibilidad humana. Es como cuando se regala una rosa: el gesto, el corazón y la intención dan valor al símbolo; en el caso de la Sagrada Familia, la comunidad de personas que trabaja con pasión es lo que mantiene vivo el espíritu de Gaudí.
P. ¿Qué mensaje debería transmitir la Sagrada Familia a las nuevas generaciones?
R. Que la creatividad, la solidaridad y la responsabilidad pueden coexistir. La Sagrada Familia es un ejemplo de cómo los seres humanos pueden construir belleza y sentido, y también comunidad y esperanza. Nos recuerda que las grandes obras solo son posibles cuando se trabaja con un propósito compartido y con respeto por el arte, la cultura y la humanidad.
P. ¿Cómo valora la reticencia italiana a reconocer el valor religioso de Gaudí?
R. Existe cierta resistencia, especialmente en contextos académicos, a reconocer la dimensión espiritual de Gaudí. Muchas personas se sienten incómodas ante su imaginación exuberante y su simbolismo religioso. Esta actitud no es falta de sensibilidad, sino una inercia cultural e intelectual que evita afrontar cuestiones profundas sobre el sentido de lo sagrado y la belleza trascendental.
P. ¿Qué valores humanos y éticos destacaría en Gaudí más allá de la arquitectura?
R. Autenticidad, compromiso e integridad. Gaudí unió su vida a su obra, buscando expresar su fe, su creatividad y su responsabilidad humana en todo lo que hacía. Su ejemplo muestra que el arte y la ética pueden caminar juntos, ofreciendo un modelo de vida que inspira tanto a arquitectos como a cualquier persona comprometida con la belleza y el bien común.
P. ¿Cuál es su opinión sobre una posible beatificación de Gaudí?
R. Es evidente que Gaudí vivió con una fe y una moral excepcionales, y sería emocionante que la Iglesia lo reconociera como santo. No obstante, considero que su verdadera grandeza ya se manifiesta en su obra y en la influencia espiritual que ejerce. La beatificación sería un reconocimiento oficial, pero su obra ya habla por sí misma y transmite el mensaje de vida y fe que lo caracteriza.
P. ¿Qué aportaría una beatificación al reconocimiento de su obra?
R. Puede contribuir a comprender mejor la dimensión religiosa de la Sagrada Familia, pero el núcleo esencial es la profundidad espiritual y cultural de su obra. Ya es un ejemplo de cómo la creatividad y la fe pueden coexistir, y puede inspirar estudios y reflexiones que enriquezcan la comprensión de su legado.
Gaudí unió su vida a su obra, buscando expresar su fe, su creatividad y su responsabilidad humana en todo lo que hacía
P. ¿Qué sería necesario para que se reconociera internacionalmente la dimensión simbólica de Gaudí?
R. Hace falta tiempo, paciencia y experiencia directa con sus obras. La contemplación pausada y el diálogo entre culturas y disciplinas son claves para apreciar la profundidad del simbolismo. El turismo masivo a menudo impide esta experiencia, pero quienes se toman el tiempo de vivir la obra con calma pueden captar el sentido universal que transmite.
P. ¿Cómo describiría a Gaudí en una frase hoy?
R. Gaudí fue un arquitecto y artista generoso, capaz de poner su genio al servicio de la felicidad de cualquier persona dispuesta a descubrir sus obras y a conectar con su mensaje de belleza, espiritualidad y esperanza.
P. ¿Cuál es la lección más importante que las nuevas generaciones pueden aprender de Gaudí?
R. Aprender a ver la vida y la creación como un don inmenso, que debemos respetar y celebrar con devoción. Su obra nos enseña que la creatividad y la responsabilidad humana pueden convivir en armonía, y que es posible construir no solo obras materiales sino también valores, comunidad y esperanza para las generaciones futuras.
