"Los seminarios deben dejar de ser estructuras de fabricación de clérigos aislados del mundo" La propuesta de nuevos caminos para el clero

Clericalismo
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"Los seminarios continúan manteniendo su función centenaria de producir clérigos, que, en general, responden a una sola función: adoctrinar y mantener el status quo, sin ningún posicionamiento ante las heridas del mundo contemporáneo"

"El clericalismo denunciado por el Papa Francisco como el obstáculo misionero de la Iglesia sigue siendo producido por sacerdotes y obispos que administran el negocio de la fe"

"El clericalismo se ha mostrado durante la pandemia como una de las principales razones del descrédito de la fe, y, al mismo tiempo, infantiliza y obstaculiza el discernimiento de los fieles"

"El capitalismo clerical se preocupa por mantener las estructuras financieras y de gestión, usando el lema de la Iglesia ‘en Salida’ para justificar iglesias abiertas, pero sin ningún contacto humano con las causas que llenan los hospitales y hacen que el virus prolifere"

Introducción

La Iglesia ‘en Salida’ es un camino de evangelización, ante un cambio de época en que vivimos. Así, el desafío evangelizador no está en el mundo, sino dentro del modelo estructural de la Iglesia, con la fábrica clerical y sus ramas. Los seminarios continúan manteniendo su función centenaria de producir clérigos, que, en general, responden a una sola función: adoctrinar y mantener el status quo, sin ningún posicionamiento ante las heridas del mundo contemporáneo.

Y esta agravada, con el bajo nivel y fallas en la fabricación de los clérigos espiritual e intelectualmente, así como en cuestiones humanas y afectivas no trabajadas. Por lo tanto, el clericalismo denunciado por el Papa Francisco como el obstáculo misionero de la Iglesia sigue siendo producido por sacerdotes y obispos que administran el negocio de la fe.

La reforma a través de membri reformandi, iniciada y empezada por el Papa Francisco, continúa con procesos eclesiales, misioneros y de diálogo, dentro y fuera de la Iglesia. El trabajo por la reforma curial, a partir de Evangelii Gaudium, ha demostrado en su trabajo más allá de los decretos y una reforma ‘de pintar la pared de otro color’, pero de escuchar al Espíritu, hoy indicando a la Iglesia los caminos a seguir (Ap 2.7).

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Entre ellos, la pandemia es la tormenta que hace que en el mundo y la Iglesia se repiensen y corrijan, con más agilidad y percepción, estas nuevas formas audaces y creativas (EG 11) de elegir. Escuchar la voz del Espíritu y los reclamos de las realidades que enfrentan nuestros pueblos, requiere actitudes de encuentro y diálogo, transformadores, capaces de proporcionar la conversión una cultura de cuidado y conversión.

Pensar en propuestas de evangelización en lugar de proselitismo, desde el inicio del pontificado del Papa Francisco, ha sido el camino para que la Iglesia salga de sí misma y sea un signo fecundo de fraternidad y solidaridad en el mundo. El testimonio de la comunidad evangelizadora se nutre de la Palabra y de la Eucaristía, permitiendo que la Iglesia sea, como decía Von Balthasar, un ‘cristianismo digno de ser creído’. Los obstáculos internos y externos a la misión evangelizadora de la Iglesia ‘en Salida’ deben ser superados por el testimonio evangélico, que requiere la paciencia del apoyo apostólico y la iniciativa de los cambios a construir.

1.El obstáculo clerical

El clericalismo se ha mostrado durante la pandemia como una de las principales razones del descrédito de la fe, y, al mismo tiempo, infantiliza y obstaculiza el discernimiento de los fieles. Desafortunadamente, fue posible escuchar a sacerdotes y falsas noticias eclesiásticas, cuestionando el valor y la necesidad de la vacunación. Otro factor visto en Brasil, por ejemplo, se trata de los pocos y escasos obispos y sacerdotes preocupados por concienciar a los fieles sobre la atención pandémica y la ausencia de políticas públicas por parte de un gobierno genocida.

Bendición

Las frases mal construidas los hacen irse por la tangente, siempre cuestionando si la vacuna es confiable o no, o la necesidad de fe en el templo, y sobre los sacramentos no pueden detener (Cf. CF 2021, n. 28). El fruto de sacerdotes y obispos mal preparados para pastorear y orientar a la población en este difícil momento que vivimos, se origina de la falta de preparación de la fábrica clerical, ausente de las necesidades y sufrimientos de un pueblo sometido a una religiosidad solipsista. Se trata de pensarmos se el Evangelio, la oración y el estudio permiten que los seminarios sirvan de modelo para los futuros pastores, atentos a las exigencias del mundo, o que simplemente produzcan ‘sacramentalistas funcionales’.

El capitalismo clerical se preocupa por mantener las estructuras financieras y de gestión, usando el lema de la Iglesia ‘en Salida’ para justificar iglesias abiertas, pero sin ningún contacto humano con las causas que llenan los hospitales y hacen que el virus prolifere en el momento de la aparición de sus mutaciones. Esta forma clerical de repartir contraseñas para que los fieles consuman productos religiosos impide que la comunidad sea protagonista de caminos nuevos y con audacia, de repensar hoy el proyecto de Jesús a la luz del Espíritu Santo, o sea, posibilitar la oportunidad única para la iniciación bíblica y familiar, las Eucaristías celebradas con pequeñas comunidades y una guía cuidadosa para erradicar el virus. Esta parresia no se da en muchos templos de la fe, impulsada por la necesidad de mantener el provecho de la gestión eclesial.

La Iglesia ‘en Salida’ motiva las diversas iniciativas audaces y fructíferas, como llegar a las familias enfermas y desconsoladas en situaciones de miseria, y proporcionar el protagonismo del sensus fides hacia la transformación de la desafiante realidad marcada por el descrédito político, problemas sociales y las relaciones desgastadas. Quizás no esté en la agenda de los seminarios pensar en el lugar para la preparación de los curas, la conversión para seguir un camino que no trae beneficios y privilegios, y para rebajarse al sufrimiento y los temas de fronteras con sus personajes, presente en las periferias reales y existenciales.

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Así, el clientelismo entre el cura envuelto en sudario y la soberbia clerical, de un supuesto ‘saberlo todo’, podría dar paso al simple delantal del lavado de pies, que lleva a rebajar las realidades, como el simple teléfono para escuchar a los que sufren. la soledad de la enfermedad, o sea, abrir nuevos caminos, en lugar de justificar la cantidad de cifras y activismos clericales.

2. Reformanda membris

El aggiornamento urgente pensado en el Concilio Vaticano II y colocado por muchos en los cajones de sus escritorios en los despachos eclesiásticos, encuentra a un Papa dispuesto a un sueño y opción misionera capaz de reformarlo todo. Se trata de transformar “las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda la estructura eclesial se convierten en un canal más propicio para la evangelización del mundo que para su autoconservación” (EG 33). Hace ocho años, hemos retomado el proceso de reforma de la Iglesia, que tocó sus cajones, señalando a un camino continuo de reforma para que suceda lugar en la renovación eclesial. Esta propuesta sólo puede seguir adelante con la reforma de sus miembros que requiere la conversión pastoral, que exigirá una transformación urgente en el modelo de formación de obispos y sacerdotes.

En la Conferencia de Aparecida tuvimos esta propuesta de conversión pastoral (DA. 365-371), que el Papa Francisco muestra en EG 25, en sus discursos, gestos y opciones pastorales. Esta conversión también se puede evidenciar en las fechas significativas que señalan dónde la Iglesia necesita ser como los pobres (Dia Mundial de los Pobres), los ancianos (Dia de los Abuelos), con la Palabra de Dios (Domingo de la Palabra de Dios), con los inmigrantes (Lampedusa) y los sufrientes, permite pensar que la Iglesia necesita cambiar de rumbo. Permitiendo así a la Iglesia renovar su eclesialidad, cuidado misionero y pastoral para los tiempos actuales y futuros.

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La psicología de los príncipes (Discurso al CELAM durante la JMJ 2013) de las tiaras episcopales y los pompones de los clérigos se convierten en obstáculos, ya que no cambian su camino para estar en las zonas fronterizas necesitadas de sus pastores. La conversión pastoral requiere cambiar esta ruta que exalta la prestación del servicio sagrado ofrecido por el clero (Jn 2, 13-25) a toda una comunidad ministerial. Se trata de convertir diariamente la mentalidad religiosa para seguir a Jesús y realizar su praxis. Esta propuesta de procesos totalmente evangélicos que la Iglesia ‘en Salida’ ha realizado a través de los sínodos regionales, los cuales há empezado de la periferia al centro.

3. Diálogo para superar los desafíos

La Campaña de Fraternidad 2021 trajo mucha luz al pensamiento de cómo caminar en tiempos tan oscuros para iglesias y sociedad, marcadas por reaccionarios religiosos y políticos. Desde su tema Fraternidad y Diálogo con el lema “en Cristo fuimos reconciliados y de la división se hizo unidad” (Ef 2, 14), fue posible observar las diversas reacciones de los grupos laicos enraizados en intereses clericales. Los ataques de sacerdotes y obispos que cierran el diálogo en nombre de la defensa doctrinal, exponen su propia fragilidad y opción de no tener su doctrina en el Evangelio de Cristo. Por eso, “caminar con el Evangelio en el bolsillo para realizar nuestra conversión” (Ángelus 28/02/2021) nos permite superar las burbujas que dividen y proponer siempre el diálogo como escucha para la elección de nuevos caminos, más fraternos y humanos, en lugar de intolerantes y persecutorios.

El diálogo ecuménico, interreligioso y social, trae la certeza de que derribar los muros ocurre con palabras y acciones que dignifican a la persona humana, que posee el cuidado amoroso del Creador. Esta pedagogía propuesta y llevada a cabo por el Papa Francisco se ha ido estructurando paulatinamente en los distintos ámbitos de la Iglesia y la sociedad. Tratar temas como la injusticia social, el racismo, la destrucción de la casa común, los ataques a las democracias, LGBTQ, feministas, machismo, patriarcado en tiempos líquidos, la desinformación y fakenews requiere una parresia apostólica y paciente de transitar caminos a través del diálogo.

Campaña de fraternidad

La iniciativa de CONIC y CNBB ofrece un paso más para la construcción de una cultura de diálogo apuntando el crecimiento de la levadura evangélica, y que todos pueden ser uno (Jn 25). Por tanto, la esperanza de nuevos caminos para toda la humanidad en este tiempo de crisis será poder optar por el diálogo en lugar de polarizar el odio. Esta propuesta también puede ayudar a pensar en la posibilidad de optar por preparar ministros en lugar de clérigos que ofrezcan commodities religiosas. Transformar la fábrica de clérigos en una comunidad de fe que se prepara en torno al Evangelio, y el diálogo fraterno, para superar la división y estaren dispuestos a lavar los pies en las fronteras, se convierte en un proceso necesario.

Conclusión

La necesidad de construir caminos de evangelización en tiempos de confrontación y “mundos cerrados” (FT 27), nos obliga a pensar en futuros sacerdotes y obispos de comunidades hospitalarias y misioneras, dispuestas a escuchar y a rebajarse a las cuestiones humanas. Los seminarios deben dejar de ser estructuras de construcción aisladas del mundo y convertirse en comunidades de discípulos y misioneros de Cristo. Por tanto, el camino para superar el clericalismo está en la legitimidad de la perspectiva del Concilio Vaticano II con su propuesta de aggiornamento en las decisiones de la experiencia encarnada de la Iglesia.

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El kerigma evangelizador trae una organización al servicio eclesial, descentralizando el poder clerical en los procesos sinodales capaces de transformar las realidades eclesiales y misioneras. En esos tiempos necesarios para alimentar la esperanza y realizar procesos para su realización, invita a los seguidores de Jesús a la praxis de su amor. Por eso, la conciencia de vida comunitaria trae los parámetros de posicionarse frente a la realidad histórica, para la elección de caminos acordes con el del Evangelio.

Por tanto, la evangelización propuesta ‘en camino’ significa confrontar la fe con la vida, sembrando semillas evangélicas en los segmentos eclesiales y sociales. Esa siembra debe hacer posible la germinación transformadora de la dinámica histórica de la renovación eclesial, principalmente en el repensar de la preparación de los curas y la su experiencia comunitaria a la luz de la escucha del Espíritu (Ap 2.14). El Papa Francisco nos involucra y se compromete a transformar la vida eclesial y su institucionalidad al servicio de la misión evangelizadora, porque “cada generación debe hacer su las luchas y conquistas de las generaciones anteriores y llevarlas a metas aún mayores” (FT 11). Esa es la propuesta y el camino.

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