"Madrid es el epicentro de la campaña contra León XIV" La reputación de Bertomeu cotiza al alza
"A pesar de lo que digan las plañideras de siempre, la discreción es el distintivo de este “enviado personal”. Es difícil seguirle el rastro en sus continuas idas y venidas a América, sea para dar conferencias sea para hacer investigaciones"
"Un cardenal americano nos ha confirmado que Bertomeu ha encontrado a casi todas las conferencias episcopales de Hispanoamérica a puerta cerrada, para ayudarles a tratar, sin presión mediática, los abusos y su prevención"
"La supresión del Sodalicio no fue obra solo de Bertomeu, ni de Scicluna, ni de Simona Brambilla o de Braz de Aviz, ni de Prevost o Francisco. Fue un encaje de bolillos hecho a varias manos"
"En las últimas semanas el Papa está siendo objeto de ataques sistemáticos por parte de presuntos “católicos” del todo irresponsables que le lanzan sospechas maliciosas"
"La supresión del Sodalicio no fue obra solo de Bertomeu, ni de Scicluna, ni de Simona Brambilla o de Braz de Aviz, ni de Prevost o Francisco. Fue un encaje de bolillos hecho a varias manos"
"En las últimas semanas el Papa está siendo objeto de ataques sistemáticos por parte de presuntos “católicos” del todo irresponsables que le lanzan sospechas maliciosas"
Un enviado muy especial
Jordi Bertomeu, muy cercano a Francisco y ahora a León como escudero para asuntos más que delicados, no es un desconocido para nuestros lectores. Todo empezó en la “misión especial a Chile” junto a Mons. Scicluna, en el 2018. Era el golpe de timón de Francisco al encubrimiento de los abusos.
En los meses siguientes, llegarían Vos Estis Lux Mundi, la reforma de SST y del Libro VI del Código de Derecho Canónico, así como el Vademécum. Mientras, en Chile salían a la luz más de 160 casos de clérigos pederastas y otros tantos de encubridores: un seísmo para unas iglesias poco habituadas a la transparencia y rendición de cuentas.
Tras el Covid-19 hemos visto a Bertomeu en otras misiones especiales a México y Paraguay (esta vez con el Cardenal Tempesta). También a Bolivia (al seminario mixto “Cristo Pastor” de El Alto) y a Perú (en esta última misión al Sodalicio de Vida Cristiana también con Mons. Scicluna). Todas estas misiones que sepamos, porque posiblemente haya habido otras silenciadas.
A pesar de lo que digan las plañideras de siempre, la discreción es el distintivo de este “enviado personal”. Es difícil seguirle el rastro en sus continuas idas y venidas a América, sea para dar conferencias sea para hacer investigaciones. Pero la verdad es que un Cardenal americano nos ha confirmado que Bertomeu ha encontrado a casi todas las conferencias episcopales de Hispanoamérica a puerta cerrada, para ayudarles a tratar, sin presión mediática, los abusos y su prevención.
También sabemos que no deja de encontrarse con víctimas de abusos, sea en su residencia en Roma, sea en los países que visita. Y, por supuesto, mantuvo con el Papa Francisco y mantiene con León XIV una relación fluida, sin dejar mucho rastro en el servicio fotográfico del Osservatore Romano.
Conocemos a Bertomeu por sus artículos divulgativos y científicos, imprescindibles para entender los desarrollos legislativos en materia de abusos, la posición de Francisco ante la crisis que provocaron, el problema de los falsos carismas eclesiales o los criterios para una obediencia sana, por poner algunos ejemplos. En las escasas entrevistas que ha concedido, coincidiendo con la muerte del Papa Francisco y la llegada de León XIV, Bertomeu ha transmitido siempre un mensaje de esperanza y de compromiso con la verdad y la justicia.
Un obispo español que lo conoce bien lo define como “muy reservado para toda la información que maneja, lúcido y perspicaz, tenaz y, sobre todo, eficaz; un activo para la Iglesia de España”.
En su última conferencia en la Complutense, en la clausura de la II Jornada “Pro + Tejiendo”, estuvo brillante y así lo destaqué en mi anterior artículo: muy técnico, divertido y empático a la vez, con muy buena capacidad de comunicación.
Por su parte, víctimas de abusos de realidades eclesiales de todo tipo no dejan de insistir en la necesidad de más “misiones especiales Scicluna-Bertomeu”.
Bertomeu nunca propuso encubrir al Sodalicio: los audios
Los intentos de desprestigiar a Bertomeu por parte de las terminales mediáticas del Sodalicio no sorprenden a nadie. Hace unos días sufrió el enésimo ataque ignominioso en el artículo de Infovaticana no firmado “El Vaticano pidió dinero a cambio de encubrir al Sodalicio en una investigación del FBI por lavado de activos”.
Desde el mismo título, este es un ejemplo de periodismo católico poco respetuoso con la verdad y, por supuesto, con la deontología profesional: no es de recibo sacar frases fuera de contexto para insinuar conspiración y encubrimiento o presentar como hechos afirmaciones que el audio no contiene.
Si se examina con atención los dos audios manipulados y obtenidos sin consentimiento de Bertomeu, lo único que emerge de ellos es la actitud de cooperación del Vaticano con las autoridades estadounidenses: hay un proceso institucional en curso y, sorprendentemente, las víctimas han sido colocadas en el centro. Por una vez, la gestión institucional de los abusos va acompañada por un intento de reparación interna.
Nada en el audio sugiere encubrimiento de presuntas irregularidades financieras, destrucción de pruebas o evitar investigaciones: Bertomeu deja claro que el Vaticano nunca será cómplice, en su caso, de los delitos que haya podido cometer el Sodalicio. Decir otra cosa es mentir.
RD ha pedido a penalistas expertos que dieran su parecer sobre el caso: “De unos audios que incumplen todo estándar serio de verificación no se desprende ningún encubrimiento, obstrucción o chantaje. Todo lo contrario: quien afirme como hechos y, más aún, difunda lo que el audio no contiene, se arriesga a una acción por difamación”.
Madrid, epicentro del ataque a Bertomeu y al Papa
“Atacar al enviado personal del Papa es atacar al Papa. Atacar al Comisario Pontificio es atacar al Pontífice. Más aún cuando se hace de manera tan grosera”, dice una víctima del Sodalicio.
Bertomeu fue solo el investigador que acompañó a Scicluna. Fueron otros los que tomaron las decisiones necesarias en los decretos conclusivos: la Secretaría de Estado, el Dicasterio para la Vida Consagrada, el de Obispos, el de Laicos o la Doctrina de la Fe.
Fueron otros los que comunicaron las decisiones al gran público, tanto la Conferencia Episcopal Peruana como la Nunciatura en Lima. Por ello, la supresión del Sodalicio no fue obra solo de Bertomeu, ni de Scicluna, ni de Simona Brambilla o de Braz de Aviz, ni de Prevost o Francisco. Fue un encaje de bolillos hecho a varias manos, por lo demás, impecable, gracias en gran parte al tándem Scicluna-Bertomeu.
Otros sí filtraron información y acosaron judicial y mediáticamente a Bertomeu, a Francisco, a los periodistas, a todo aquel que se cruzase por su camino y ahora, por supuesto, a Prevost. Otros, con la ayuda de sus lobbies vaticanos y en especial de algunos cardenales, intentaron cuestionar sin éxito el proceso canónico que llevó a la supresión del Sodalicio. Otros, no contentos con esto, usaron el arma de la difamación y la manipulación de la opinión pública: quizás engañaron a algún incauto, pero así mostraron su verdadera identidad consecuente con su más que cuestionable trayectoria política.
Primero fueron a por Francisco. Su “luna de miel” terminó en el otoño de 2013, al publicar “Evangelii Gaudium”. Como hemos demostrado aquí en cinco artículos, desde algunos think tanks norteamericanos y los que los financian empezaron una campaña de desprestigio, acusándole de comunista y relativista por ponerse de lado de los pobres. Lo que eran propuestas magisteriales, que debían ser analizadas desde la teología, fueron rechazadas desde la ideología más fanática. Lo demás es historia.
León XIV está iniciando, como quien dice, su pontificado. En su “luna de miel” goza de una popularidad indiscutible en USA y en el resto del mundo: lo estamos viendo en Turquía y Líbano. El pueblo de Dios lo ama.
Sin embargo, en las últimas semanas el Papa está siendo objeto de ataques sistemáticos por parte de presuntos “católicos” del todo irresponsables que le lanzan sospechas maliciosas. El castillo de naipes se llama “encubrimiento en Chiclayo”, una construcción jurídica y mediática artificiosa que inicia en mayo de 2024, a los pocos días de provocar el entonces cardenal Prevost la renuncia del arzobispo del Sodalicio Eguren Anselmi.
Hoy, sorprendentemente, el epicentro de esta campaña contra León XIV es Madrid. Como el ataque a Bertomeu, lleva la “marca de la casa”. Cui prodest?, diría el cordobés Séneca. ¿A quién beneficia este ataque a Bertomeu y, en el fondo, al Papa? ¿Qué pretenden al embarrar la justicia eclesial cuando funciona? ¿Quién mueve los hilos? ¿Quién paga esta nueva “movida madrileña”? Esto es lo que algunos tendrán que explicar algún día.
El 5 de mayo de 2025, a las puertas del Cónclave, Religión Digital publicó el artículo “Al final del precónclave, Prevost cotiza al alza” y, visto lo ocurrido, no íbamos tan desencaminados. Hoy podemos afirmar asimismo que "la reputación de Bertomeu cotiza al alza”.
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