Un soneto sobre la fe oscura Amor de ausencia

gaviota y mar

Me anocheces, Señor, cuando te miro

desde el silencio oscuro de la muerte

y en el hondo agujero que es tenerte

como  la nada  habita en un suspiro

Porque en ese vaciarme  que respiro

al olvidarme contigo de mi suerte,

soy un velero que navega inerte

hacia el mar del que vengo y al que aspiro.

No dejes que mi alma se ate al puerto

por  miedo de las olas y el futuro

o que ancle mi nave en la querencia

del fugaz mundo que se escapa incierto.

¡Arrástreme   tu viento al inseguro

abrazo que me ocultas en la ausencia!

Pedro Miguel Lamet

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