Domingo de borriquita


Tantos recuerdos de niño me trae la procesión de “la borriquita”, que pasaba delante de mi casa al sol brillante del Domingo de Ramos gaditano, que le dedico este soneto, como anticipo agridulce de la Semana Santa, y del misterio de un Mesías manso y humilde frente a todo poder, orgullo y dominio de este mundo.


Domingo de borriquita

Sabe a domingo y agitar de palma

este triunfo con perfume a olivo

este gritar del pueblo redivivo

en honor del rey y señor del alma.



Sabe a pobreza, pequeñez y calma

este asno que se lleva altivo

hacia el dolor glorioso y decisivo

al Hombre Dios sobre su humilde enjalma.



Y tanto ramo en la niñez se queda

en un hosanna que suena a melodía,

en un recuerdo que nos llora y canta,



como si luego con la luz tardía

nos quedara Jesús en la vereda

a solas sólo en su Semana Santa.



Pedro Miguel Lamet
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