Un camino desde la desolación a la consolación Los de Emaús, aquí y ahora

Los de Emaús, aquí y ahora
Los de Emaús, aquí y ahora

Es como un retablo en tres cuadros, que podríamos llamar: 1. La murria. 2.El camino y 3. El atardecer iluminado. Un proceso parecido al nuestro en la pandemia

Habían soñado con un caudillo nacionalista que liberara a su pueblo. Y resulta que el Mesías es un fracasado, un  fiasco.

 " Si ves, superas la tristeza;  si te abres a la Palabra desde el corazón ardes por dentro y ensanchas el alma a dimensiones cósmicas; si compartes, la melancolía de la tarde se convierte en alegría y sol de resurrección”.

Tiene mucha poesía este pasaje de Lucas sobre los de Emaús, que es sin duda un lugar teológico liberador para nuestra Pascua. Es como un retablo en tres cuadros, que podríamos llamar: 1. La murria. 2.El camino y 3. El atardecer iluminado.

  1. La murria de la desolación.

                Una situación muy parecida a la que estamos viviendo en estos momentos. Ignacio de Loyola la llamaría de “desolación”. Ellos, dos discípulos del círculo más amplio, no de los doce, habían soñado con un caudillo nacionalista que liberara a su pueblo. Y resulta que el Mesías es un fracasado, un  fiasco. No vinieron ejércitos de ángeles a salvarlo, ni siquiera opuso resistencia personal. “Nosotros esperábamos”.

               ¿Qué Dios es este que no actúa y permite la pandemia? Noticias de enfermedad y de muerte. No entendemos nada, nuestra fe se tambalea.

               Cleofás y el otro (algunos dicen que el otro era su mujer, no sé, creo que el evangelista lo habría especificado) huyen del dolor y el cielo nublado a la casa de campo o del pueblo de Emaús, distante unos 11 kilómetros de Jerusalén. “Esperemos que no nos pare la guardia civil”, diríamos ahora.

  1. El camino de la instrucción (Lectio Divina)

        Y detrás alguien les sigue y se adelanta a caminar a su lado. Les examina para que desembuchen, echen fuera “el talego de las penas”. Iban, dice el Evangelio, con el “semblante triste” de la desolación. habían soñado con un caudillo nacionalista que liberara a su pueblo. Y resulta que el Mesías es un fracasado, un  fiasco. . Pero ellos no entienden, su óptica nacionalista no puede ver al siervo de Yahvé de Isaías y otros profetas. No ven, no reconocen, como le pasó a Magadalena. “Cosas de mujeres, historias de ángeles”. Su cuerpo no estaba allí.

La lectura. La “lectio divina” de Jesús va despertando en sus corazones una centella de esperanza de consolación. Pero aún no ven, no reconocen.

¿Hay luz detrás de la pandemia del coronavirus? ¿Hay luz detrás la cruz?  Es una cuestión de apertura de mente, de “revolución copernicana”. No somos el centro del Universo, somos parte de un Todo del que solo vemos lo inmediato.

  1. Luz en el crepúsculo

        Cae la tarde. El sol enrojece el horizonte. Ha llegado la hora de las confidencias en el lugar adecuado, la casita de campo, lejos de la ciudad. Jesús hace amago de seguir adelante. Era de buena educación en Israel que el invitado insistiera. “Quédate con nosotros que atardece. Se habían sentido a gusto como él, “les ardía el corazón”, consolados ante la nueva manera de mirar.

        Y le “reconocieron en el partir del pan”. Lucas usa un término que es más que reconocer “epiknosis”: ver, descubrir. Lo reconocieron el “partir del pan”, forma neotestamentaria de referirse a la eucaristía. En el gesto de comer juntos, compartir no solo la comida, sino la palabra la vida. Dos o tres reunidos con Jesús hacen comunidad-

        La intimidad de una llamada telefónica, el recuerdo de nuestras eucaristías (muerte y resurrección al partir el pan), incluso una celebración on line nos ha ayudado a ver un poco más claro. La pandemia quizás nos ha hecho también descubrir que  no somos islas , “somos un nosotros”.

        Todo puede resumirse pues en esta frase: “

         " Si ves, superas la tristeza;  si te abres a la Palabra desde el corazón ardes por dentro y ensanchas el alma a dimensiones cósmicas; si compartes, la melancolía de la tarde se convierte en alegría y sol de resurrección”.

Volver arriba