A Juan XXII le debemos la renovación y el acercamiento de la Iglesia al mundo y los hombres de hoy. Hoy celebramos su fiesta-
En su homenaje he escrito el siguiente soneto:
A JUAN XXIII
Con tono llano y faz de campesino,
como un abuelo que parte su ternura
en la mesa camilla y se apresura
a devolver humano todo lo divino,
y cual pastor sentado en el camino,
que observa desde lejos la premura
de un pueblo que desea la hermosura
que es escanciar un vaso de buen vino,
te sentaste en la plaza con la gente
y sin más ceremonia, como hermano,
abriste las ventanas de la mente,
devolviste a los pobres la alegría,
a este mundo la fe del buen cristiano
y a tu Iglesia un sabor a profecía.
Pedro Miguel Lamet