Crítica previa ante su inminente estreno "Un hombre sin miedo", retrato documental del P. Llanos

"Un hombre sin miedo", retrato  documental del P. Llanos
"Un hombre sin miedo", retrato documental del P. Llanos

El film retrata la posguerra desde la ventana del suburbio y la biografía singular del padre LLanos

Todo un desafío  por la complejidad del personaje y el darlo a conocer en un momento de neoanticlericalismo, donde, aunque se trate de un cura de izquierdas, para la opinión pública actual la Iglesia vuelve a estar en la picota.

Su reaiizador ha logrado que la imagen hable por sí misma. Rescatando fotos y fragmentos filmados muy elocuentes, algunos desconocidos, llega a presentar la figura polémica del padre Llanos desde un esfuerzo de objetividad, ofreciendo todas sus facetas

El documental va evolucionando del retrato de Llanos hacia la evolución política del Pozo, mostrando claramente una opción de izquierdas, favorable al socialismo, pero sin traicionar nunca toda la identidad del personaje.

Llanos aparece como un Quijote actual, que solo buscaba la justicia para los oprimidos, desde su opción radical a través del seguimiento a Jesús de Nazaret, uno de los sacerdotes que contribuyeron más al desenganche de la Iglesia del nacionalcatolicismo

Como biógrafo del padre Llanos (Azul y Rojo: José María Llanos, La Esfera, Madrid 2013) he tenido la oportunidad de asesorar el documental "Un hombre sin miedo", que se estrenará en salas comerciales el próximo 7 de junio. Ofrezco aquí mi comentario crítico de este film, que tiene el interés de ser la película que, en mi opinión,  más se acerca a la objetividad sobre la vida y obra del polémico "cura del suburbio".

Se trata de un excelente documental sobre José María de Llanos, SJ, que ha supuesto un enorme esfuerzo de documentación, con las limitaciones del tiempo pasado respecto a los acontecimientos y la carencia de muchos testigos hoy desaparecidos. El desafío al abordarlo aumentaba por la complejidad del personaje y el darlo a conocer en un momento de neoanticlericalismo, donde, aunque se trate de un cura de izquierdas, para la opinión pública actual la Iglesia vuelve a ser puesta en la picota.

Por otra parte, otra dificultad procedía, a mi entender, del formato preconcebido en la sinopsis: huir de la voz en off y plantear la película exclusivamente a base de testimonios en primer plano y blanco y negro, junto algunos textos y declaraciones de Llanos, lo que dificultaba el modo de llenar lagunas informativas.

El productor-realizador, Juan Luis de No, ha logrado que la imagen hable por sí misma. Rescatando fotos y fragmentos filmados muy elocuentes, algunos desconocidos, llega a presentar la figura polémica del padre Llanos desde un esfuerzo de objetividad, ofreciendo todas sus facetas: familiar, humana, psicológica, religiosa, social, literaria y sobre todo comprometida con el pueblo del cinturón de ignominia de Madrid, el Pozo del Tío Raimundo. 

Lo mejor, la recuperación de una época olvidada del franquismo y la transición, desde la óptica de un suburbio que era como el catalizador extremo del régimen: Madrid desde la ventana de los pobres y los auténticos perdedores de la guerra. De este modo, no es solo un documental biográfico de Llanos, el mejor filmado hasta ahora, sino el retrato de una época desde un ángulo insólito de injusticia y lo más curioso, a través de un cura que había vivido apasionadamente en su propia persona las dos Españas.

El retrato del Pozo y sus habitantes contiene fuerza evocadora y poética, gracias al poder de las imágenes rescatadas, subrayadas por una banda sonora de música minimalista que potencia líricamente el testimonio desgarrador que representan. La inserción de testimonios está bastante compensada entre los intervinientes y balanceada por dichas imágenes. El documental va evolucionando del retrato de Llanos hacia la evolución política del Pozo, mostrando claramente una opción de izquierdas, favorable al socialismo, pero sin traicionar nunca toda la identidad del personaje. La amistad del padre Llanos con personajes de la derecha política de la transición aparece, pero solo con dos apuntes.

"Un hombre sin miedo" es sobre todo un film contemplativo y testimonial, que exige en el espectador cierta sensibilidad y sosiego para deglutirlo, al menos en el extenso metraje actual. Nada que ver con la filmografía trepidante que consumen hoy los espectadores mas jóvenes. Requiere pues un nivel de atención y curiosidad intelectual para captar su ritmo y valor cultural. Es de alabar en este momento de confusión política y partidismo desaforado recuperar un personaje comprometido, libre, desinteresado, generoso y “un poco loco”, un Quijote actual, que solo buscaba la justicia para los oprimidos, desde su opción radical a través del seguimiento a Jesús de Nazaret, uno de los sacerdotes que contribuyeron más al desenganche de la Iglesia del nacionalcatolicismo y del franquismo por una, hoy minusvalorada, transición reconciliadora.

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