Un Miércoles de Ceniza en medio de las cenizas de la guerra.

Un Miércoles de Ceniza en medio de las cenizas de la guerra.
Un Miércoles de Ceniza en medio de las cenizas de la guerra.

Jesús critica las prácticas devocionales de "los hombres de la religión" de su tiempo porque encubrían sus corazones podridos y sin misericordia. La religión, la igualdad, la libertad y tantas cosas otras cosas importantes, pueden convertirse solo en eso: en una pantalla hipócrita para ocultar los bajos intereses y fingir superioridad moral, religiosa, ideológica, etc

Las soluciones violentas, por más “heroicas” que parezcan, son efímeras y contraproducentes. Nos han acostumbrado desde pequeños que el “héroe” es el machote bueno incorruptible que mata a los malos malísimos. Maniqueísmo burgués en estado puro. Argumento que justifica todas las guerras.

“Amar a alguien es decirle: tú nunca morirás”. La permanencia del otro, de todos los otros, es una necesidad para que yo viva de verdad. El único problema esencial es el conflicto de amor y muerte. La guerra es el camino contrario

El Papa Francisco y la diplomacia de la Iglesia, han hecho todo lo posible para que no haya guerra y sí negociaciones para la paz. La Iglesia ha profundizado a lo largo del tiempo, el mensaje cristiano de la Paz. Así como en otras cosas puede estar muy lenta, en esto es un faro  para toda la humanidad.

Cuaresma es tiempo de conversión a la Paz y abolición de hipocresías.

Es con las cenizas de la guerra que deberíamos señalar nuestras frentes en este miércoles. Sólo esta liturgia nos podría introducir en la cuaresma de la vida, la que nos ayuda a corregir el rumbo de la humanidad. En el templo del mundo hay guerras y en este día el Señor nos reclama Misericordia y no más sacrificios. En el Evangelio de hoy, Jesús nos plantea ¿de qué nos sirven nuestros ritos si el corazón no cambia y sigue siendo cómplice del “pecado del mundo”?

Jesús critica las prácticas devocionales de "los hombres de la religión" de su tiempo porque encubrían sus corazones podridos y sin misericordia.. Porque la religión, la igualdad, la libertad y tantas cosas otras cosas importantes, pueden convertirse solo en eso: en una pantalla hipócrita y fingir superioridad moral, religiosa, ideológica, etc. Mucho ayuno y “sacrificios” que Dios no pide para ocultar vanidades que Dios prohíbe. Solo la misericordia hacia el otro nos purifica, el resto es postureo y glosa. Más aún si el otro es pobre, vulnerable o enemigo

La Ucrania de Barrabás y los héroes del Evangelio

Está escrito que las multitudes, en momentos puntuales, convenientemente instigadas por la moralina de los fariseos del poder, terminan reclamando la revolución violenta de Barrabás para sus opresiones, en vez de la liberación de Jesús, un proceso para construir el Reino de Dios distinto a la soberbia del poder de este mundo..

Las soluciones violentas, por más “heroicas” que parezcan, son efímeras y contraproducentes. Nos han acostumbrado desde pequeños que el “héroe” es el machote bueno incorruptible que mata a los malos malísimos. Maniqueísmo burgués en estado puro.

Contrariamente, el Talmud nos recuerda que “héroe, es el que convierte al enemigo en amigo”, todo un proyecto de vida nueva inteligente, aún por estrenarse. El héroe es el que se mete en la herida del otro, causa invocada para agredirme, para hacerla propia y buscar una solución a partir de ese nuevo punto de vista que trasciende su ego.

Es lo que todas las religiones conocen con el nombre de MISERICORDIA y que Jesús hace posible con su amor transformador llamado “Gracia”. Un proyecto de compasión y resistencia no violenta ante la injusticia, que finalmente triunfa. El único sacrificio que vale la pena es el del que da la vida por sus amigos, los demás sacrificios guerreros, rituales y “disciplinarios” son paja.

Jesús, con el aparente fracaso de la Cruz, expresión de lucha por la Justicia y la Misericordia que llegan hasta el fin, nos lleva a la Resurrección de todas las realidades humanas. Pascualiza la vida para que sea ella misma. Inicia el proceso de un nuevo mundo, el Reino de Dios y su Justicia. Solo reproduciendo esta lógica de entrega y misericordia en todos nuestros inevitables conflictos, construimos el Pueblo de Dios.

El camino de Jesús es de humanización, mientras que el de la guerra es la máxima deshumanización posible, ya que es apostar todo o nada a la muerte del otro, convertido en un odiado enemigo, un obstáculo que tengo que hacer que no exista más. Pero Jesús dice “si amáis solo a vuestros amigos, qué merito tenéis…amad a vuestros enemigos…” (M 5,43)

las armas no traen paz

El falso mesianismo bélico

Gabriel Marcel decía “Amar a alguien es decirle: tú nunca morirás”. La permanencia del otro, de todos los otros, es una necesidad para que yo viva de verdad. El único problema esencial es el conflicto de amor y muerte. La guerra es el camino contrario, es decirle al otro “debes dejar de existir”, en el mundo no hay lugar para ti, porque eres mi enemigo. Es la abolición del diálogo y de la comunicación, en la era de las tecnologías de la comunicación. Mientras el amor es expansivo e inclusivo, la guerra es el camino inverso, la mayor estructura de pecado concebida, de la cual podemos ser cómplices o no.

Los mesianismos violentos siempre acaban peor de lo que prometen redimir. La desesperación suele encumbrar a vendedores de humo, el humo de los cañones para destruir. Como decía Mao Zedong “El poder nace de la boca del fusil”.

Bajo esta óptica hemos de analizar en este miércoles, todas las dictaduras, totalitarismos y populismos de la historia donde la dignidad humana es avasallada. Vanidad y cenizas…que no serán definitivas si seguimos al Señor de la Vida.

Cuaresma: camino para construir la paz

Cada mañana me levanto esperando leer  sobre negociaciones para la paz y me encuentro que las únicas negociaciones son para invertir en más armas para empobrecer más aún a nuestros pueblos y destruir a otros.” El “complejo industrial-militar está de fiesta después de tanto “pacifismo ecologista” y tanta pandemia inmovilista. El paradigma tecnocrático dice no tener ética por encima, así lo proclama, solo estrategia de beneficios…y publicidad engañosa para la gilada. “La única novedad ha sido la aceleración del conocido juego de exigencias cargadas de indignación moral de que se entreguen armas más potentes, y de la posterior mejora, efectuada una y otra vez, aunque no sin vacilaciones, de los tipos de armas prometidos” (Jürgen Habermas, El País, 19 FEB 2023).

El Papa Francisco y la diplomacia de la Iglesia, han hecho todo lo posible para que no haya guerra y sí negociaciones para la paz. La Iglesia ha profundizado a lo largo del tiempo, el mensaje cristiano de la Paz. Así como en otras cosas puede estar muy lenta, en esto es un faro  para toda la humanidad.

Pero para descalificar su postura, que es la de Jesús de los Evangelios frente a los conflictos, gran parte de la prensa, de modo hipócrita, lo calumnia diciendo que así favorece al invasor. La desacreditación es de manual. Su voz ha sido silenciada por los cañones de los “falsos héroes” de la muerte  que llenan los bolsillos de “los señores de la guerra”.

¿Dónde ha quedado La Carta de Naciones Unidas, de 1945, y la creación de la Corte Internacional de Justicia de La Haya que revolucionaron el derecho internacional? El artículo 2 obliga a todos los Estados a resolver sus controversias internacionales por medios pacíficos. Pero esto nos muestra que no basta escribir leyes farisaicas si no hay espíritu de paz. La letra mata, es el espíritu el que vivifica (2 Cor 3). Jesús vino a dar plenitud a la ley por el camino de las Bienaventuranzas hacia el Reino y su Justicia, plenitud del encuentro entre Dios y los hombres entre sí. Cuaresma es el tiempo de discernir y recalcular este rumbo.

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