La super-ideología denunciada en Laudato Si PARADIGMA TECNOCRÁTICO, un modelo de película.

PARADIGMA TECNOCRÁTICO, un modelo de película.
PARADIGMA TECNOCRÁTICO, un modelo de película.

Francisco considera que este Paradigma, es la causa estructural de los graves problemas que padecemos y que amenazan la misma supervivencia de la humanidad; que conlleva una concepción antropológica inmanentista y que resulta muy difícil salir de él.

Actualmente se pretende un crecimiento infinito que no respeta los límites de la naturaleza ni admite ningún límite ético o religioso, a los cuales descalifica simplemente con decir “son constructos culturales”.

"¿Negocios?, ¿cree que soy un simple hombre de negocios? esto es “evolución” de la especie humana, … ¿sabe que mi empresa tiene más de 40 millones de datos sobre ud. y las decisiones que ha tomado desde 1994?"... este paradigma no solo busca "beneficios económicos". Ya los posee hasta más allá de lo que la imaginación nos da. Sus dueños buscan ahora un "nuevo diseño humano", se creen ungidos para marcar la evolución humana.

Es necesaria una “conversión ecológica, que implica dejar brotar todas las consecuencias de su encuentro con Jesucristo en las relaciones con el mundo que los rodea...Así una comunidad se libera de la indiferencia consumista. Esto incluye el cultivo de una identidad común, de una historia que se conserva y se transmite. De esa manera se cuida el mundo y la calidad de vida de los más pobres (LS 232)

El Papa Francisco dice que la crítica al nuevo paradigma tecnocrático y a las formas de poder que derivan de la tecnología” (LS 16) es uno de los ejes de su encíclica Laudato Si. Por lo tanto, no es extraño que se refiera al mismo de modo directo, 18 veces en la encíclica.  Obviar tal insistencia conceptual indica un desconocimiento estructural del documento, como se ha puesto de manifiesto tantas veces dentro y fuera de la Iglesia.

Francisco considera que es la causa estructural de los graves problemas que padecemos y que amenazan la misma supervivencia de la humanidad; que conlleva una concepción antropológica inmanentista y que resulta muy difícil salir de él.

Este paradigma va más allá de las clásicas ideologías de derecha e izquierda. Podríamos decir que es una “super-ideología” que las atraviesa. Durante el siglo XX siempre fueron apareciendo encíclicas que “daban una de cal y otra de arena” a cada una de tales ideologías históricas. Capitalismo y comunismo fueron modificándose en su afán de dominio y recibiendo sendas condenas papales una y otra vez. Actualmente podríamos decir que hay un viraje hacia un pensamiento único que está marcado por esta super-ideología que todo lo arrasa.

Qué es un paradigma

Este término comenzó a ser icónico en el campo de la filosofía científica a partir de Thomas Kuhn en 1962. Él lo utilizó para explicar que los cambios en la manera de pensar de la sociedad eran provocados por las “revoluciones científicas” y éstas se instalaban en la vida de la gente como si siempre hubieran estado.

Los paradigmas son modelos explicativos para ser seguidos y reproducidos. Si bien Kuhn lo aplicó a la física, posteriormente lo extrapoló a la filosofía. Actualmente se aplica a conceptos, teorías, modelos, personas, ideas, comportamientos, etc., que guían la sociedad y la influyen en su modo de ver, entender y modificar la realidad.

Un paradigma requiere que el modelo sea importante, pero que también rija la opinión pública, sea fuertemente aceptado por la sociedad e influya en toda su vida, haciendo que los pareceres, intuiciones, y conductas sean vividas habitualmente como evidentes, sin necesidad de demostraciones permanentes.

El paradigma tecnocrático está en la raíz de la crisis eco-social

“No nos servirá describir los síntomas, si no reconocemos la raíz humana de la crisis ecológica. Hay un modo de entender la vida y la acción humana que se ha desviado y que contradice la realidad hasta dañarla. La raíz está en el paradigma tecnocrático dominante y en el lugar del ser humano y de su acción en el mundo”. (LS 101)

Este modelo no es inocuo, detrás de la absolutización tecnocrática subyace un antropocentrismo desviado” que, disuelve al ser humano de todos sus vínculos para convertirlo en un consumidor puro.

Este paradigma domina la economía y la política. La economía asume todo desarrollo tecnológico solo en función del beneficio inmediato, sin mirar consecuencias. Además, “las finanzas ahogan a la economía real y se afirma de modo dogmático que el mercado lo resolverá todo. “Pero el mercado por sí mismo no garantiza el desarrollo humano integral y la inclusión social. Mientras tanto, tenemos un «superdesarrollo derrochador y consumista, que contrasta de modo inaceptable con situaciones persistentes de miseria deshumanizadora” LS 109). Así, herramientas importantes como la tecnología, las finanzas y el mercado, al ser absolutizadas, se transforman en letales. 

Concepción artificial del ser humano: “la naturaleza no es norma válida” (115)

Que el hombre modifique la naturaleza no es una novedad y es una exigencia de la misma Creación. Es legítimo que tal modificación “acompañe el curso natural y lo que la realidad natural de suyo permite, tendiendo la mano”. Pero actualmente se pretende un crecimiento infinito que no respeta los límites de la misma ni admite ningún límite ético o religioso, a los cuales descalifica simplemente con decir “son constructos culturales”. La lógica sutil es desacreditar a cualquier límite natural reconocido así por el ser humano a lo largo de siglos y llamar “progreso” a cualquier capricho de los dueños de la tecnociencia, que afirman sin fundamento, que las graves consecuencias que provocan son meras externalidades que la misma tecnocracia solventará en el futuro.

Por eso el Papa denuncia este cambio de rumbo de quienes manejan la técnica. Ésta implicaba antes una actitud de recibir, compatible con la contemplación y agradecimiento ante la cosa creada.

El antropocentrismo moderno, «no siente la naturaleza como norma válida, ni menos aún como refugio viviente. Las consecuencias de su desmesura requieren volver a prestar atención a la realidad con los límites que ella impone, que a su vez son la posibilidad de un desarrollo humano y social más sano y fecundo. (LS 115-116)

Nada se libra de esta contemporánea torre de Babel. A todo se le mete mano de modo indiscriminadamente.  Hace falta despojar al ser humano de todos sus ámbitos naturales e históricos significantes como son la familia, el trabajo, el sexo, la raza, la pertenencia a un pueblo, a una cultura determinada… para que quede el “individuo puro”, que es el consumidor perfecto del actual Brave New World (Huxley, Un mundo feliz). No hay historia ni pueblo, sólo identidades en conflicto que se distraen peleando para que los dueños de la tecnocracia sigan diseñando la “evolución humana”.

Habiendo conocido como nunca los resortes de manipulación de la opinión pública, potenciada por la instrumentación algorítmica, la reacción frente a tantos cambios es lenta o muchas veces igual de enferma.

No mires para arriba: la peli del paradigma tecnocrático.

En esta película se ilustra con ironía el sentido del paradigma tecnocrático que nos domina y que no quiere que “miremos para arriba”, que podemos interpretar en dos sentidos. El primero es que no miremos la realidad que se nos viene encima y nos destruye cuando estamos encerrados en un marco autorreferencial de la economía y la técnica como fines en sí mismos. El segundo es que nos impide la búsqueda de la trascendencia para la cual fuimos creados, al reducir toda sacralidad al becerro de oro tecnocrático que beneficia a unos pocos (aunque terminará destruyendo a todos).

En un momento del film, el astrónomo Di Caprio, estereotipo del científico si los hay, hace el siguiente planteo al señor Bash, dueño de la mayor tecnológica mundial: “muchos de mis colegas científicos han sido despedidos por hacer preguntas acerca de esta misión, por eso quiero asegurarme que ud está abierto al proceso de verificación científica y no está haciendo esta misión solo como un hombre de negocios”. (El conocimiento científico siempre es -por definición- “provisional” y sujeto a “falsabilidad”, K. Popper)  

A lo cual, el tecnócrata responde indignado haciendo gala de su poder: “¿Negocios?, ¿cree que soy un simple hombre de negocios? esto es “evolución” de la especie humana, … ¿sabe que mi empresa tiene más de 40 millones de datos sobre ud. y las decisiones que ha tomado desde 1994? Sé cuándo tiene pólipos en su vientre meses antes que su médico…pero lo que es más importante es que sé lo que es ud., sé quién es ud. Mis algoritmos han determinado 8 tipos de consumidor básico…ud. Tiene su estilo de vida idealizado, se siente motivado por sus elevadas creencias éticas…pero corre hacia el placer y huye del dolor como…un ratón de campo. Nuestros algoritmos pueden prevenir cómo morirá con un 95 % de exactitud”.

Di Caprio, apabullado, trata de disculparse diciendo: “Yo solo quiero asegurarme que la base científica de este proyecto sea sólida”.

Posteriormente la presidenta de estados unidos (Meryl Streep), subordinada totalmente a los intereses del tecnócrata Bash, lo increpa al astrónomo por haber puesto en duda al gran gurú mundial y añade: “recuerde que “ahora está con los adultos”.

La tecnocracia sería la realpolitik , el pensamiento único que no admite cuestionamiento alguno, no solo de lo ético o religioso, sino también desde el mismo ámbito verdaderamente científico. Se manipula a los científicos extrayendo algunas de sus conclusiones de modo sesgado, para legitimar otros fines. “Ser adulto” sería en esta visión, aceptar las cosas como son y acomodarse a las decisiones de quienes lo manejan todo.

De más está decir cuál es el final cuando el ser humano no contempla los límites de la naturaleza, aun cuando invente la tecnología para escaparse a otro planeta…llevará consigo su destrucción.

Lo que encuentro realmente novedoso en la película es que este paradigma no solo busca "beneficios económicos". Ya los posee hasta más allá de lo que la imaginación nos da. Sus dueños buscan ahora un "nuevo diseño humano", se creen ungidos para marcar la evolución humana, un nuevo mesianismo egolátrico con mucho poder.

Apostar por otro estilo de vida

Pero Francisco no es profeta de calamidades, sino que insta a una esperanza en “volver a ampliar la mirada… la libertad humana es capaz de limitar la técnica, orientarla y colocarla al servicio de otro tipo de progreso más sano, más humano, más social, más integral (112). Lo que está ocurriendo nos pone ante la urgencia de avanzar en una valiente revolución cultural (114) que implica desarrollar la capacidad de salir de sí hacia el otro. Sin ella no se reconoce a las demás criaturas en su propio valor, no interesa cuidar algo para los demás, no hay capacidad de ponerse límites para evitar el sufrimiento o el deterioro de lo que nos rodea. La actitud básica de autotrascenderse, rompiendo la conciencia aislada y la autorreferencialidad, es la raíz que hace posible todo cuidado de los demás y del medio ambiente (208)concebir el planeta como patria y la humanidad como pueblo que habita una casa de todos (164)

Mirar Arriba, al Otro, su Historia, sus Pueblos, en una cultura del Encuentro y el Cuidado.

“Hace falta incorporar la perspectiva de los derechos de los pueblos y las culturas, y así entender que el desarrollo de un grupo social supone un proceso histórico dentro de un contexto cultural y requiere del continuado protagonismo de los actores sociales locales desde su propia cultura (144)

Es necesaria una “conversión ecológica, que implica dejar brotar todas las consecuencias de su encuentro con Jesucristo en las relaciones con el mundo que los rodea. Vivir la vocación de ser protectores de la obra de Dios es parte esencial de una existencia virtuosa, no consiste en algo opcional ni en un aspecto secundario de la experiencia cristiana”.217

Así una comunidad se libera de la indiferencia consumista. Esto incluye el cultivo de una identidad común, de una historia que se conserva y se transmite. De esa manera se cuida el mundo y la calidad de vida de los más pobres, con un sentido solidario que es al mismo tiempo conciencia de habitar una casa común que Dios nos ha prestado. Estas acciones comunitarias, cuando expresan un amor que se entrega, pueden convertirse en intensas experiencias espirituales. (232)

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