Navidad, gozosa realidad

Unas fechas que “desde siempre” habían sido festivas a lo largo y ancho del hemisferio Norte en torno al solsticio de invierno, cuando los días comenzaban a alargarse. El invierno llegaba a su ecuador y todos pensaban que, en adelante, las cosas solo podían mejorar. Desde hace dos mil años se extendió el cariz religioso cristiano de la fiesta en torno a la Navidad, pero que ahora se está quedando reducida a una manifestación sociológica del consumismo.

La consecuencia es que nuestra sociedad “civilizada” produce un tiempo cada vez más triste, siendo frecuente escuchar que la llegada de las Navidades deprime y agudiza muchas soledades y neuras latentes durante el resto del año. Los cristianos no somos ajenos a esto; al contrario, la llegada de la Navidad supone un reto a nuestras contradicciones de una fe contagiada del materialismo más pagano. Aquí conviene recordar la reflexión de Mario Benedetti: “Cuando creíamos que ya teníamos todas las respuestas, de pronto, cambiaron todas las preguntas”. Y viene la crisis.

Se nos anuncia una gran alegría para todo el Pueblo, la venida del Salvador en forma de ser humano de carne y hueso, de hermano y amigo que no falla en medio de la lucha cotidiana entre el bienestar, el dinero, el poder, la seguridad, la codicia, el éxito y el fracaso. En palabras de José Antonio Pagola, celebrar la Navidad exige aprender a vivir con un sentido profundo de fraternidad. Para Jesús de Nazareth fue más determinante en su actuación eliminar el sufrimiento que denunciar los diversos pecados de las gentes. No es que no le preocupe el pecado, sino que, para Jesús, el pecado más grave y que mayor resistencia ofrece al reino de Dios consiste precisamente en causar sufrimiento o tolerarlo con indiferencia.

La actitud, sin embargo, debe ser de alegría porque lo que celebramos se llama Buena Noticia. La llamada a la Pascua de Navidad (“¡Estad alegres!”) es un motivo de esperanza para todos, sin excepción. Esta Buena Noticia arranca de colocar al prójimo al mismo nivel que la Ley y los profetas, es decir, a la misma altura que la que Dios nos pide para sí. Y la verdad es que aquí estamos bien pillados…

Todavía somos muchos los que nos sentimos cristianos con el compromiso que acarrea de celebrar mejor la llegada de Dios, profundamente humano, que decide acampar entre nosotros, Abrirnos confiados a Él para que los prójimos -los próximos- vean reflejada en nosotros la Luz de la Buena Noticia que trae la Navidad. Es el sentido de la Navidad es el que está en juego.

ORACIÓN

Queremos permanecer eternamente agradecidos por el regalo de Jesús a nuestro mundo. Te pedimos que nuestros ojos se abran para verte activo en nuestras vidas, bendiciendo todos y cada uno de los días. 

Padre amoroso, ayúdanos en estas fechas en torno al nacimiento de Jesús, a cerrar la puerta del odio y abrir la puerta del amor a todo el mundo. Que tu bondad venga con cada buen deseo, con cada saludo. Y enséñanos a alegrarnos con el corazón limpio.

Haznos felices en la noche de Navidad con pensamientos agradecidos y actitud de perdón y escucha valorando la gracia de la fe. Amén.

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