El párroco de Taybeh, en Cisjordania, denuncia ataques de colonos israelíes en esta población cristiana Bashar Fawadleh: "La presencia cristiana en Tierra Santa no es solo un derecho humano y nacional, sino también una misión espiritual"

Bashar Fawadleh: "La presencia cristiana en Tierra Santa no es solo un derecho humano y nacional, sino también una misión espiritual"
Bashar Fawadleh: "La presencia cristiana en Tierra Santa no es solo un derecho humano y nacional, sino también una misión espiritual"

"La resiliencia es la respuesta más firme a los intentos de intimidación de los colonos"

"Cualquier proyecto basado en la exclusión y el desplazamiento no logrará la paz"

"La solución de dos Estados basada en las fronteras de 1967 sigue siendo el único camino justo y duradero"

El padre Bashar Fawadleh es una de las voces más reconocidas de Cisjordania. Oriundo de Aboud, creció entre esta ciudad y Ramallah y, actualmente, es párroco de la iglesia de San Jorge, edificada en el siglo V en Taybeh, la única ciudad de Cisjordania habitada en su totalidad por cristianos. Representante del Patriarcado Latino de Jerusalén, entidad que brinda apoyo espiritual y social a las comunidades cristianas de Chipre, Jordania, Israel y Palestina, Fawadleh explica el sentir de la comunidad cristiana en Tierra Santa y el complejo futuro que afronta ante el expansionismo de Israel. 

"El futuro de la comunidad cristiana en Israel está plagado de desafíos. Somos una minoría dentro de una minoría árabe y musulmana en un estado dominado por una mayoría judía, y nos enfrentamos a presiones económicas, sociales y políticas constantes, además de las amenazas reiteradas de extremistas que atacan nuestras propiedades y lugares sagrados. La persistencia de estas presiones, junto con la constante emigración de jóvenes y familias, amenaza la supervivencia de la próxima generación de cristianos en el país", lamenta.

En Taybeh viven alrededor de 1.300 cristianos latinos y ortodoxos. En octubre de 2024 cinco habitantes fueron atacados y terminaron hospitalizados. Recientemente, colonos atacaron la iglesia de San Jorge y el cementerio, y más tarde dejaron coches calcinados y pintadas en las que exigían el éxodo de cristianos. El Patriarcado ha asegurado que no son hechos aislados.

Los ataques en Taybeh no son incidentes aleatorios. Forman parte de una política sistemática destinada a intimidarnos para que abandonemos nuestra tierra. Los colonos quieren decirnos que «aquí no hay lugar para ustedes» e imponen su dominio sobre nuestra ciudad. Estos ataques apuntan deliberadamente a nuestras propiedades y lugares sagrados, desde casas y coches hasta cementerios e iglesias históricas, creando un clima de miedo en los residentes. Pero estos ataques son solo un aspecto de la realidad más amplia de la ocupación que los palestinos enfrentan a diario en Cisjordania y Gaza: asesinatos, controles militares, confiscación de tierras, demolición de viviendas, restricciones de movimiento y limitaciones económicas y sociales. En Gaza, la situación es aún más dura, con un bloqueo continuo, hambruna, operaciones militares y masacres diarias de civiles, además del bombardeo de iglesias y la destrucción de todas las instituciones educativas y caritativas cristianas. Esto representa una amenaza para la presencia cristiana en Gaza. Sin embargo, afrontamos estos desafíos con una fe inquebrantable y creemos que nuestra presencia aquí no es solo un derecho humano y nacional, sino también una misión espiritual.

El documental 'No other land' obtuvo el Oscar y narra con crudeza la situación de los palestinos: Israel lleva décadas dejando que levanten hogares que luego destruyen los colonos. ¿Cómo valora a esos colonos que actúan con impunidad?

Estos colonos no son solo unos pocos extremistas. Operan dentro de una red organizada que cuenta con el apoyo implícito, o al menos la tolerancia, de las autoridades. Atacan aldeas y granjas para imponer su control sobre la tierra, sembrar el miedo y obligar a los palestinos a irse. Sus métodos implican acciones planificadas y el uso de violencia tanto simbólica como física: queman coches, vandalizan propiedades, pintan consignas amenazantes, roban ganado y maquinaria agrícola y, en algunos casos, incluso cometen asesinatos. Uno de los grupos más notorios es «Jóvenes de las Colinas», compuesto por jóvenes colonos extremistas que utilizan las colinas que rodean los asentamientos como bases para lanzar ataques. Actúan con impunidad porque no tienen rendir cuentas ante las autoridades y, por eso, se fomenta el ciclo continuo de violencia. Sin embargo, creemos que la resiliencia es la respuesta más firme a sus intentos de intimidación.

¿Qué es lo que reclama la comunidad cristiana en Taybeh y en Israel?

Nuestras demandas son claras y sencillas: seguridad, libertad y justicia. Queremos vivir con dignidad en nuestra tierra, proteger nuestros hogares y lugares sagrados, y disfrutar de los derechos humanos sin discriminación ni amenazas. Espiritualmente, buscamos la paz y la perseverancia en la fe. Y desde la perspectiva del derecho internacional, exigimos el reconocimiento de nuestros derechos en consonancia con los convenios internacionales y la rendición de cuentas por cualquier ataque, porque la resiliencia por sí sola no es suficiente sin justicia.

¿Son los palestinos musulmanes más reprimidos que ustedes?

Todos estamos en el mismo barco. El sufrimiento es compartido entre cristianos y musulmanes. La ocupación impone estrictas restricciones a todos. Podría parecer que los musulmanes están más expuestos a la represión, ya que constituyen la mayoría y el número de violaciones contra ellos es mayor, pero la raíz del sufrimiento es la misma: todos los palestinos padecen restricciones constantes y dificultades diarias en su vida personal, profesional y religiosa. Todo palestino, sea cristiano o musulmán, se ve afectado por la ocupación y la violencia ejercida.

En países como Irak gran parte de la comunidad cristiana ha abandonado el país desde la Guerra del Golfo. ¿Cómo describe el éxodo cristiano de Tierra Santa? ¿Está aumentando desde la nueva oleada bélica?

Es una hemorragia profundamente dolorosa. Durante décadas, los cristianos han partido debido a la ocupación, las restricciones cotidianas, las dificultades económicas, la falta de oportunidades y la ausencia de un horizonte claro para el futuro. Existe una amenaza verdadera para la presencia cristiana en la cuna del cristianismo que pone en peligro la cohesión social y espiritual de nuestras comunidades. Si esta situación continúa, el cristianismo estará en vías de extinción en su tierra natal. En el presente, la guerra agrava aún más la situación, y tememos perder más familias, incluyendo a nuestros jóvenes y niños, que son nuestro futuro.

¿Qué opina de lo que ocurre en Gaza desde el 7 de octubre de 2023?

Es una tragedia humanitaria en todos los sentidos. Nuestra postura, expresada por Su Beatitud el Patriarca Pierbattista Pizzaballa, es clara: condenamos toda forma de violencia, ya sean los ataques contra civiles israelíes el 7 de octubre o las masacres que continúan contra civiles palestinos en Gaza. La violencia no puede ser una solución; solo profundiza las heridas y alimenta el ciclo de odio.

La realidad actual en Gaza es catastrófica: miles de víctimas civiles, destrucción generalizada de infraestructuras, bombardeos de iglesias, escuelas y hospitales, y un bloqueo que genera hambre y sufrimiento sin precedentes. El Vaticano ha pedido repetidamente un alto el fuego y la protección de civiles. Y la verdad debe ser dicha: la ocupación continua y la negación de los derechos y la dignidad humana de los palestinos son la raíz de la crisis. Si no se aborda esta raíz, los ciclos de violencia continuarán. La solución no está en llevar cabo matanzas, sino en la justicia, la igualdad y el reconocimiento del derecho de los pueblos a vivir en libertad y dignidad.

La solución de los dos Estados parece más alejada que nunca.

La solución en Palestina pasa por la justicia, por poner fin a la ocupación y a todas las formas de violencia. La paz no se construye mediante la fuerza ni la exclusión, sino mediante la justicia y el reconocimiento mutuo. Política y jurídicamente, la solución de dos Estados basada en las fronteras de 1967 sigue siendo el único camino justo y duradero.

El Estado de Israel es producto del proceso de colonización europeo, pero los estados árabes son también conniventes con Israel. ¿Cómo valora el rol de la comunidad internacional?

En primer lugar, quisiera expresar mi agradecimiento a Jordania y a Su Majestad el rey Abdullah II por sus honorables posturas respecto a la causa palestina. La más reciente fue la declaración de condena tras los ataques a Taybeh. En cuanto al resto de los países árabes, permanecen en silencio, y les instamos a que dejen de celebrar reuniones en las cumbres árabes y mantengan una postura de apoyo firme a sus hermanos palestinos. La comunidad internacional habla con frecuencia de los derechos humanos, sin embargo, necesitamos una mayor presión y un enfoque diplomático diferente con Israel.

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