Masiá, profeta en su tierra

Suele decirse que "nadie es profeta en su tierra". Pero éste, como cualquier otro refrán, tiene excepciones. Porque Juan Masiá lo fue y lo sigue siendo en su tierra murciana. Y eso que lleva ya media vida en Japón. Pero Juan es un murcianico universal, que quiere y siente muy dentro su patria chica. Y en Murcia se nota que se le quiere y se le respeta como persona, como intelectual de la bioética y, sobre todo, como maestro espiritual siempre en búsqueda y en la frontera.

Ése fue el clima que se respiró en la presentación de "Cuidar la vida" (Herder-RD) en la Universidad de Murcia. Con intervenciones muy laudatorias hacia su persona y su obra de dos personas de reconocido prestigio en la región: José Antonio Lozano Teruel, ex rector de la Universidad y científico de reconocido prestigio, y Javier Júdez, subdirector técnico del Instituto murciano de investigación biosanitaria, discípulo de Diego Graci y de la escuela de Javier Gafo.

Los mismos "piropos" ppor parte del público, que hizo una larga cola, para que Masiá les dedicase su libro. Con su ya clásico Cocoro (cerca del corazón). Pero son los signos japoneses.

Con sus explicaciones sobre la moral del semáforo nos hizo reflexionar y pasar un rato agradable. Y con la dulzura que transmite, cualquier cosa que diga resulta seductora.

En Murcia le llaman el "constructor de puentes". Y con toda la razón del mundo.
Tras viajar en coche cn él durante unas horas, puedo decir que me parece una mezcla de sabio enciclopédico, de místico, de intelectua y de teólogo profundamente equilibrado. Muy lejos del papel del hereje que algunos se empeñan en endilgarle. Y, sobre todo, un profundo jesuita, al que le duelen algunas cosas de la Iglesia, porque la quiere demasiado.

Y, después de la presentación, la cena y la charla a tres bandas con Masía, Javier Júdez y un servidor. Para reír, reflexionar, alegrarse y seguir llorando por las derivas de nuestra Iglesia.

Gracias por todo, maestro.

José Manuel Vidal
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