Más de cincuenta años sin readmitir a los sacerdotes secularizados... y somos sacerdotes LXXXVI COMPRAMOS PISO y ese va a ser nuestro hogar hasta la muerte

La vida de un cristiano, sacerdote, padre y abuelo

 Testimonio humano - espiritual de un sacerdote casado.

Autobiografía.

LXXXVI COMPRAMOS PISO y ese va a ser nuestro hogar hasta la muerte

piso

El cuarto de estar

Todos los meses Angelines y yo practicábamos una tarde de reflexión o retiro. Más tarde reanudamos esta costumbre, pero acompañados de nuestra hija. Es algo que nos ha unido mucho y han sido momentos para dialogar de temas espirituales y de mutua formación.

En noviembre del 72, el dueño de nuestro piso alquilado, nos indica que necesita utilizarlo él y que pensemos en salir. Inmediatamente nos dedicamos a buscar vivienda, ahora sí, para comprarla. Después de mucho mirar, encontramos el actual domicilio. Era casi nuevo, pero su aspecto resultaba sórdido, por falta de limpieza y pintura. El precio ascendía a ochocientas cincuenta mil pesetas. Doscientas entregamos como entrada, y el resto a partir de un préstamo de la Caja de Ahorros Municipal. La situación del inmueble es extraordinaria, y cada día nos encontrábamos más a gusto con aquella decisión.

No disponíamos de recursos económicos para acometer las pequeñas obras necesarias: pintar, enmoquetar, empapelar, pulir los suelos. Por eso, nosotros mismos realizamos el grueso de las labores; nos ayudó Pedro Angel y esporádicamente Sancho, que acudió de Pamplona. Por poco dinero la vivienda quedó acogedora. En febrero del 73 comenzamos ya a vivir en ella. En esta casa agradable escribo todo este largo relato.

Irene ha ido abriéndose a la vida dentro de estas paredes. Para ella han constituido su mundo. Tiene cariño a su casa. - Me gustaría, dice, vivir aquí cuando sea mayor con mi marido y con vosotros. Progresivamente se ha ido mejorando: muebles nuevos de un poco más categoría que los tirados en serie, reformas en la cecina cuartos de aseo y de estar.

Todavía quedan bastantes detalles. Algo destaca entre todo: la calefacción central. Hasta el día de su colocación había que cargar todas las mañanas el quemador de carbón, y vigilarlo de continuo hasta la noche. La temperatura de la casa no era confortable. Desde el mismo día que funcionó la central, la vivienda resulta acogedora. a para dormir necesitamos sólo una manta; a veces incluso sobra. para nosotros lo más agradable de la casa es el calorcillo que invita a permanecer en ella sin salir.

Publico en pequeñas entregas la verdadera historia de mi vida de cristiano, sacerdote, padre y abuelo. Por razones obvias son supuestos los nombres geográficos de mis lugares de adulto. A muchos puede interesar.

José María Lorenzo Amelibia                                         Si quieres escribirme hazlo a: josemarilorenzo092@gmail.com              Mi blog: https://www.religiondigital.org/secularizados-_mistica_y_obispos/  Puedes solicitar mi amistad en Facebook https://www.facebook.com/josemari.lorenzoamelibia.3 Mi cuenta en Twitter: @JosemariLorenz2

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