La oración, ¿diálogo con Dios o monólogo consigo mismo... hacia Dios?
Menudo problema. Porque, la verdad, llevo setenta años orando y todavía no lo sé de cierto, aunque daré algunas pistas según mi parecer.
Parto de este principio general: Dios es Omnipotente. Si lo desea se puede comunicar con cada uno de nosotros y hablarnos directamente. Por supuesto Él se entera de nuestra oración, de nuestros monólogos hacia Dios.
Cofre
Pero el problema es: ¿De hecho, cuando nosotros hablamos a Dios, Él nos habla? ¿Nos contesta de alguna manera? ¿Podemos definir la oración como un diálogo con Dios?
Creo que la definición de oración como “diálogo con Dios” no es buena. Normalmente el silencio de Dios es impenetrable. Él no nos habla en nuestro interior en todo momento ni mucho menos. Es nuestro propio pensamiento o imaginación. Menos aún nos habla con palabras exteriores. La palabra de Dios está en la Sagrada Escritura. Nosotros podemos, partiendo de su palabra revelada o de nuestras ocurrencias, hablarle, pedirle, adorarle, alabarle, darle gracias… Dios no nos contesta directamente. Su Providencia nos “habla” con hechos que nos ocurren, con fuerzas que nos da para seguir creyendo y perseverar.
También nos contesta con su palabra revelada en la Biblia.
A veces en la oración se nos ocurren algunas cosas.¿Pueden ser la respuesta de Dios a lo que le decimos? Sí, puede ser. Pero siempre habría que mirar esto con precaución, discernir, y no creérnoslo. Lo más corriente es que sea nuestra propia imaginación, que si es buena, vale. Pero ¡cuidado con atribuir a Dios nuestras ocurrencias!
El Verbo de Dios, Jesucristo, es la total Palabra de Dios. Mirándole en el Evangelio “escucharemos” su mensaje. Con la oración propia le damos una respuesta. Lo contemplamos, nos animamos y esto también es una forma de orar.
¿Qué decir de las apariciones, revelaciones particulares a personas? Para mí merecen un respeto, pero nunca he dado a ellas mi asentimiento convencido. Respeto, sí. Dios se puede revelar a cualquiera. Pues muy bien, si a uno se le revela, que lo crea, pero no pretenda meternos a todos en su revelación.
De hecho la Iglesia Docente nunca ha confirmado con el marchamo de fe revelada ninguna de las revelaciones particulares, aunque algunas de ellas, con la continua visita de papas a esos santuarios, pueden dar la impresión de ser aceptadas. ¡Nada de eso! Únicamente se reconoce que aprecia el culto que allí se da a la Virgen María.
Y si a mí me preguntan: ¿Usted cree en ellas? Les diré: Las respeto y aprecio; no doy mi asentimiento pleno. He ido a algunos de esos lugares y he orado a gusto, porque veo fervor en la gente.
