Encuantro con el Papa de Sor Lucía y varias hermanas de su comunidad Sor Lucía Caram: "Francisco, un Padre que ama sin condiciones. Estamos en buenas manos y tenemos Papa para rato"

El Papa y monjas de la comunidad de sor Lucía
El Papa y monjas de la comunidad de sor Lucía

"Junto a dos de mis hermanas de Comunidad y con nuestro hermano y amigo Juan Carlos Cruz, compartimos un encuentro entrañable y fraterno con el Papa Francisco"

"Este Roble de Papa de 84 años nos está dando su mejor madera y su brillo más bonito, y no precisamente porque esté en una balsa de aceite ni en un jardín idílico “en las afueras de la humanidad”

"Vi a un hombre fuerte, alegre, con un gran sentido del humor, que pone de manifiesto el sentido del amor que le anima y sostiene"

"Un Papa clarividente, honrado, alegre, con una salud y unas fuerzas superiores a las propias de su edad y de sus enfermedades crónicas"

Esta semana, junto a dos de mis hermanas de Comunidad y con nuestro hermano y amigo Juan Carlos Cruz, compartimos un encuentro entrañable y fraterno con el Papa Francisco. Él venía de un viaje con una apretada agenda, en la que pasó largas horas de pie, de encuentros, celebraciones, reuniones y abriendo caminos a la paz, al diálogo, a la acogida. Jornadas maratónicas sembrando la Palabra, escuchando, acogiendo, en el corazón de Europa. Con mis 54 años, al finalizar estos periplos intensos, no sería capaz de resistir como este joven Papa de 84 años que tiene más vitalidad que muchos atletas. Él resistió y superó con nota: ¡Y contento!

Decía Peter Marshall que “los robles crecen fuertes contra el viento y los diamantes se forman bajo presión”. Sin duda este Roble de 84 años nos está dando su mejor madera y su brillo más bonito, y no precisamente porque esté en una balsa de aceite ni en un jardín idílico “en las afueras de la humanidad”.

Papa y Sor Lucía
Papa y Sor Lucía

Por tanto, aquellos que especulan con la “mala salud del Papa” y con su renuncia, que tomen nota: El Papa goza de muy buena salud y ha superado la intervención del verano. Vi a un hombre fuerte, alegre, con un gran sentido del humor, que pone de manifiesto el sentido del amor que le anima y sostiene. La Reforma sigue adelante y tiene alguien que además de tener una buena visión de la realidad, tiene un corazón que tiene las dimensiones infinitas del corazón de Dios. Y esto: Reconforta.

Tuve la oportunidad, una vez más de compartir los proyectos y la vida de nuestra Comunidad y Fundación y le vi preocupado por los efectos dramáticos de la pobreza generados por la crisis del Covid, las guerras y tantos dramas que ponen a las personas y a las familias contra las cuerdas: al límite. Sentimos su ternura y cercanía con las historias de refugiados y acogidos, con los que piden el pan de cada día y con aquellos a los que se les niega un lugar en el banquete de la vida.

Me impresionó profundamente su cercanía y cómo se interesaba por cuánto queríamos compartir con él. No era un funcionario que seguía un guion, ni un político que velaba por lo políticamente correcto. Ahí había Evangelio vivido, humanidad y amor a fondo perdido.

Sin duda este Papa, que se ha tomado en serio el mensaje de Jesús, molesta a los “príncipes” de la Iglesia y a los cristianos que buscan privilegios, alguien que es insobornable y que tiene en sus manos el arma que desarma el mal, la corrupción, la mentira, la hipocresía: El arma de la bondad y de la verdad.

Francisco es sobre todo un Padre y Pastor. Y lo digo con el pleno sentido de las palabras. La Iglesia tiene un líder, que fundamentalmente es un referente por su integridad, coherencia y olfato evangélico. Vi un Papa que es capaz de amar a fondo perdido: sin poner condiciones, y que vive y encarna la compasión propia de un Padre a quien le importa y ocupa y preocupa la vida de sus hijos, hermanos: de las personas.

La compasión le lleva allí donde hay dolor, miedo, angustia y quebrantamiento. Esa compasión le hace llorar con los que lloran, con los que se sienten abandonados y con los más débiles. Y esta misma compasión le permite no desfallecer cuando se trata de sembrar esperanza, dar consuelo y de rescatar la vida.

Decía que el sentido del humor, está siempre presente en sus encuentros y me permití hacerle una broma que él festejó con una solemne carcajada. Le dije: “Santidad, usted es un jesuita mejorado porque va vestido de dominico y se llama Francisco”.

Sin más: un Papa clarividente, honrado, alegre, con una salud y unas fuerzas superiores a las propias de su edad y de sus enfermedades crónicas, que para nada le impiden mantener una vida absolutamente normal y una agenda a prueba de “Cardenales, obispos, enemigos, amigos, problemas, alegrías, tristezas y todo lo que le quieran echar.

Termino citando a nuestro hermano Santo Tomás de Aquino ya que dicen que todo buen dominico debería citarle al menos una vez en sus escritos o conferencias. Bien, el doctor angélico decía que “Si el objetivo más alto de un capitán fuera preservar su barco, lo mantendría en el puerto por siempre.”

Este Capitán no teme al oleaje ni a las tempestades: Sabe que no está solo y desafía al mal tiempo y a las malas caras, a las artimañas y a las traiciones. El no tiene nada que perder: Ya todo está entregado, él está en manos de Dios, -aunque algunos quisieran tenerle en sus manos y no precisamente para abrazarle-.

Regreso de Roma en unos días, reconfortada y con el corazón pleno: Estamos en buenas manos y tenemos Papa para rato.

Francisco, ¡te queremos! Y como siempre: #GraciasFrancisco #FranciscoNoTeDetengas

El Papa y Sor Lucía
El Papa y Sor Lucía

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