"Damos la bienvenida al ingreso mínimo vital. ¡Ya era hora!" Sor Lucía Caram: "No nos conformaremos con las migajas que caigan de la mesa de los gobiernos para silenciar a los más pobres"

Ingreso Mínimo Vital
Ingreso Mínimo Vital

"Ya es triste que tengamos que hablar de mínimos, cuando lo que está en juego es la vida de muchas personas, pero al menos estamos ante un primer paso para garantizarles el pan de cada (...). Esta medida era absolutamente necesaria en esta hora y en este instante"

"Como sociedad no podemos seguir improvisando y menos ignorando a tantas personas que engrosan cada día el número de parados, pobres hambrientos y las etiquetas con las que queramos encerrarlos en la marginación y entre los que no cuentan"

Damos la bienvenida al ingreso mínimo vital aprobado esta semana por el Gobierno. Y no se trata de una dádiva, ni de un recurso secundario, sino de una decisión consensuada y promovida desde diversos sectores de la sociedad, porque como lo indica la última palabra, es “vital” es imprescindible para garantizar la vida y hacerla viable. ¡Ya era hora! Ya tocaba que se garantizara unos recursos mínimos que permitan vivir con dignidad y rescatar de la miseria y de la precariedad a tantos hombres y mujeres que ven cómo cada día se les cierran las puertas y las oportunidades.

Ya es triste que tengamos que hablar de mínimos, cuando lo que está en juego es la vida de muchas personas, pero al menos estamos ante un primer paso para garantizarles el pan de cada, para estimular la economía y para permitir que todos tengan “mínimamente” acceso a una vida “digna”.

Son muchas, demasiadas las personas y hogares que llevan años postergados y sumidos en una crisis que les impedía ver la luz. La destrucción de lugares de trabajo, y la precarización de los mismos, ha creado en los últimos años nuevos pobres y nuevas dramáticas formas de pobreza, garantizando que el maldito círculo de la pobreza hereditaria se consolida cerrándose de forma férrea, condenando al fracaso a miles de ciudadanos, que hoy son niños, pero que ya nacen con la sentencia de pobreza crónica en su haber: Se les roba el presente y se les hipoteca el futuro por no tener los “mínimos vitales” para subsistir.

Vivimos una hora de dramático dolor que nos ha igualado a todos los humanos y nos ha hecho palpar la vulnerabilidad que todos compartimos y que en cierta manera nos hace reconocernos en las heridas compartidas. Pero no nos engañemos. Esta crisis del COVID, ha agravado la crisis que llevamos arrastrado desde el 2008, pero no nos ha afectado a todos de la misma manera.

La acción destructiva de un diminuto y dañino virus, ha abocado a muchos al abismo, de tal manera, que el número de “pobres” se ha disparado destruyendo al mismo ritmo lugares de trabajo que engrosando el número de parados que se suman a las filas de hambrientos de los bancos de alimentos e nuestros pueblos y ciudades.

Y, si llevamos tiempo clamando por salarios mínimos universales, que impidan esa nueva figura de “trabajadores pobres” que apenas viven unos días al mes con sus salarios, era un clamor generalizado ese “ingreso mínimo vital” que nos ayude a poner los cimientos sólidos del crecimiento y desarrollo de las personas y de nuestra sociedad.

En definitiva queda claro, que este bienvenido “ingreso mínimo vital”, no es más que un paso más en la consecución de la justicia social, que es la base para el desarrollo de los pueblos.

Como sociedad no podemos seguir improvisando y menos ignorando a tantas personas que engrosan cada día el número de parados, pobres hambrientos y las etiquetas con las que queramos encerrarlos en la marginación y entre los que no cuentan.

Esta medida era absolutamente necesaria en esta hora y en este instante. La profunda crisis sanitaria que afecta a toda la humanidad, debería ser la oportunidad para reconocernos unos y otros como hermanos y como compañeros en la construcción de una nueva humanidad. Deberíamos ser capaces de transformar esta crisis y este drama en la gran oportunidad para reconocernos como humanos y como personas, todos indispensables para construir un nuevo orden social en el que todos podamos tener acceso a una vida feliz.

El limosnero del Papa comparte dormitorio con los más pobres en Calabria
El limosnero del Papa comparte dormitorio con los más pobres en Calabria

Pero, no podemos conformarnos con los “mínimos”. Juntos podemos dar pasos de gigantes en esta España y en esta Europa envejecida. El próximo paso debería ser igualar en oportunidades a los inmigrantes y a los “sin papeles”, a los que piden asilo o refugio, a los que vienen y quieren trabajar y dar lo mejor de sí; a los que buscan un sitio para vivir en paz. Porque entre todos podremos poner en marcha de forma más eficaz y enriquecedora la vida y la actividad de nuestra sociedad y del planeta.

Desde la diversidad, pero todos juntos, podremos conseguir que sea una realidad que “esta crisis no deje a nadie en el camino”.

Alabamos y aplaudimos las iniciativas solidarias, la colaboración público privada y todo lo que facilite la recuperación de los que sufren carencias fundamentales, de aquellos que llamamos “pobres”, cuando en realidad son personas empobrecidas. Pero aspiramos a poder ponernos todos en pie para reactivar la economía, para que todos puedan ganarse el pan con un trabajo y una remuneración digna que les permita vivir en libertad. Abogamos por dar cobertura y protección a aquellos que hoy por hoy no pueden trabajar por cargas familiares, psicológicas o de diversa índole. Y deseamos que como sociedad estemos siempre a la altura de las circunstancias, y estar a la altura, significa, no dejar a nadie tirado y olvidado en el camino.

Bienvenido el ingreso mínimo vital, y que sean bienvenidas las promesas electorales cumplidas, aquellas que no ignoran a nadie, y que en todo caso, favorecen políticas sociales que inclinen la balanza a favor de la justicia social.

Sor Lucía Caram, el padre Ángel y Sergi Grimau
Sor Lucía Caram, el padre Ángel y Sergi Grimau

Termino diciendo que el gobierno no ha hecho más que lo que tenía que hacer, y deseo que los ciudadanos sigamos exigiendo que el nuevo orden social con el que todos soñamos,  avance por los caminos de la tolerancia, el respeto a la dignidad y a la vida dignidad de todos.

No nos conformaremos con las migajas que caigan de la mesa de los gobiernos para silenciar a los más pobres. Queremos que todos se puedan poner en pie y trabajar y ejercer de ciudadanos libres y con dignidad

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