"Cuando la emergencia golpea, la solidaridad irrumpe": Haití y Cuba, tras el huracán 'Melissa'
Manos Unidas
Tras el paso del huracán Melissa, Manos Unidas y sus socios locales vuelven a situarse junto a las comunidades más vulnerables
(Manos Unidas).- La temporada de huracanes parecía dar una tregua al Caribe cuando, a finales de octubre, la tormenta tropical Melissa irrumpió de súbito con una fuerza inesperada causando estragos considerables en países como Jamaica, Cuba y Bahamas, y de afectar a otros, como la República Dominicana y Haití.
Entre los días 22 y 31 de octubre, lluvias torrenciales, vientos violentos y crecidas repentinas golpearon con especial dureza el sur y sureste de Haití. Campos anegados, caminos impracticables, casas dañadas y comunidades enteras incomunicadas dejaron tras de sí un escenario ya demasiado conocido en uno de los países más vulnerables del continente.
En Haití, cada emergencia climática cae sobre terreno frágil que convierten cualquier fenómeno natural en una crisis humanitaria. Antes de que llegara el huracán Melissa, casi la mitad de la población de Haití ya estaba en una situación crítica de falta de alimentos, con riesgo real de que se convirtiera en una emergencia. El huracán no solo destruyó cosechas y ganado: agravó una realidad que ya era límite.
Cuando el agua arrasa, la comida desaparece
En el sureste de Haití, dentro de la diócesis de Jacmel, cinco comunidades rurales (La Montaña Bellevue, Pérédo, Marigot, Belle-Anse y Cap-Rouge) vieron cómo el agua se llevaba meses de trabajo. Parcelas de banano, maíz, yuca y legumbres quedaron inutilizadas; pequeños animales de cría murieron o se perdieron; los ingresos familiares desaparecieron de un día para otro. Para hogares que dependen casi exclusivamente de la agricultura de subsistencia, la pérdida de la cosecha es sinónimo de hambre inmediata.
A esta situación se suma una amenaza silenciosa, pero letal: la reaparición del cólera, estrechamente ligada a la falta de agua potable y a las malas condiciones de saneamiento. En este contexto nace el proyecto “Alimentación, salud y prevención del cólera en sureste Haití tras tormenta Melissa”, impulsado por Cáritas Diocesana de Jacmel con el apoyo de Manos Unidas y del Ayuntamiento de Majadahonda.
La intervención, con una duración de cuatro meses, atenderá a 2.125 personas agrupadas en 425 familias. El objetivo es claro y urgente: garantizar la alimentación básica y reducir el riesgo de enfermedades hídricas. Para ello, cada familia recibirá paquetes alimentarios con arroz, frijoles, aceite y arenques salados, junto con kits de higiene que incluyen recipientes con grifo, pastillas potabilizadoras, jabón, cloro y artículos de higiene personal. Además, se llevarán a cabo sesiones de sensibilización comunitaria, para reforzar prácticas seguras de agua, higiene y prevención del cólera.
Manos Unidas financia el 94% del proyecto, mientras que nuestro socio local aporta el resto mediante personal, logística y gastos de funcionamiento. Con esta intervención, Manos Unidas está respondiendo a una emergencia que no admite demoras.
Las lluvias también asolaron la región del gran sur, en particular el sureste, Nippes, Sur y Grand-Anse, donde el impacto del huracán fue igualmente devastador. En zonas como Ducis y Torbeck, ocurrieron inundaciones y deslizamientos, la subida del nivel del mar afectó a áreas costeras y las pérdidas agrícolas fueron masivas. Según datos recopilados por instituciones estatales y organizaciones locales, más del 70% de la población del sur se ha visto afectada en alguno de sus medios de vida: agricultura, ganadería, comercio, salud, infraestructuras o comunicaciones.
El sector agrícola ha sido, una vez más, el más castigado. Y con él, la seguridad alimentaria de miles de familias que ya vivían en condiciones precarias. Para responder a esta situación, Cáritas Diocesana Sur–Cayes solicitó la colaboración de Manos Unidas para poner en marcha el proyecto “Respuesta de emergencia en Ducis y Torbeck por el huracán Melissa”.
En este caso, se trata de una intervención rápida y focalizada, con una duración de dos meses, destinada a 200 familias (1.400 personas). Cada hogar recibirá un kit alimentario con productos básicos —arroz, legumbres, aceite, arenques y azúcar moreno— que permitirán cubrir las necesidades inmediatas mientras las comunidades intentan recuperarse. Manos Unidas financia el 91% del proyecto, y el aporte local se concreta en personal, gastos de funcionamiento y trabajo voluntario desde las parroquias para garantizar una distribución cercana y organizada.
Acompañar cuando todo falta
En Haití, la ayuda humanitaria no es solo una respuesta puntual: es un acompañamiento continuo en medio de crisis encadenadas. Tras el paso del huracán Melissa, Manos Unidas y sus socios locales vuelven a situarse junto a las comunidades más vulnerables, allí donde la emergencia se traduce en platos vacíos, agua contaminada o enfermedades evitables.
Garantizar alimentos, agua segura y conocimientos básicos de prevención no resuelve todos los problemas, pero salva vidas en un país donde empezar de nuevo es casi una rutina forzada y donde cada gesto de solidaridad cuenta. Porque cuando la tormenta pasa, en Haití lo urgente sigue siendo lo esencial.
¿Y en Cuba? Coordinándonos con otros donantes, para responder mejor
Más de 2,2 millones de personas afectadas, 80.000 viviendas dañadas y cultivos arrasados en el oriente del país. Cáritas Cuba nos ha enviado una propuesta que atenderá a 24.000 personas con alimentos, agua segura y kits de higiene, con apoyo de varias organizaciones internacionales en alianza para poder alcanzar al mayor número de familias en un contexto ya de por sí muy complicado.
Porque cuando la emergencia golpea, la solidaridad es la fuerza que permite empezar de nuevo.
