La tarde del 8 de febrero, el padre Benjamín Bravo Pérez murió debido a las complicaciones en su salud derivadas de covid-19. Con él termina un importante legado en estudios de pastoral urbana que fueron referencia a nivel latinoamericano.

Bravo Álvarez nació en Michoacán en 1940. Ordenado en 1965 durante el arzobispado del cardenal Miguel Darío Miranda tuvo una especialización en teología dogmática por la Universidad de Innsbruck. El doctor en teología pastoral por la Universidad Pontificia de México fue fecundo en cuanto a los estudios de su especialidad, mismos que tuvieron referencia a nivel latinoamericano. En tiempos de pandemia, sus reflexiones también fueron importantes mismas que fueron publicadas en los diferentes cuadernos que también tuvieron las aportaciones de otros pastoralistas.

El autor de Pastoral Urbana, Simbólica cristiana y simbólica urbana (Credo Ediciones, 2013) fue autor fecundo. En su producción bibliográfica  destaca el Vocabulario de Religiosidad Popular del cual fue compilador. Igualmente colaboró con el equipo redactor del Proyecto Global de Pastoral PGP 2031-2033 de la Conferencia del Episcopado Mexicano. Actualmente el sitio Pastoral Urbana México conserva parte de su trabajo.

A través de un tuit, Alfonso Miranda Guardiola, secretario del organismo de los obispos de México y auxiliar de Monterrey, lamentó la muerte del pastoralista “a quien tuve el honor y la dicha de conocer. Deja grandísima huella y enorme legado”.

El Instituto Mexicano de Doctrina Social Cristiana (IMDOSOC), del cual era capellán, igualmente rogó por oraciones para pedir por el eterno descanso de Benjamín Bravo. “Gracias por todas tus enseñanzas, acompañamiento y compromiso con el pensamiento social cristiano” se lee en tuiter.

La Universidad Pontificia también lamentó la desaparición del profesor de teología pastoral y expresó su gratitud por “todo lo realizado en su vida y con la esperanza en la vida eterna, unimos nuestra oración junto con su familia por su eterno descanso. El Señor lo reciba en su Gloria.  Descanse en Paz”.

De acuerdo con el Centro Católico Multimedial, al 18 de enero la arquidiócesis de México había perdido a un diácono permanente, 8 sacerdotes y un obispo debido al covid-19. En conjunto, la Ciudad de México, con las diócesis de Azcapotzalco, Iztapalapa y Xochimilco, lamenta la muerte de 17 clérigos, uno de ellos seminarista.